La escandalosa impunidad del asesinato con drones

Por: Silvia Arana | Rebelión 

Se estima que el 98% de las víctimas de ataques con drones son civiles.

Drones-600x368El uso de la violencia, ya sea en los ataques con drones, ya sea en el encarcelamiento y la tortura en prisiones como Guantánamo, podríamos decir que ha devenido parte de la cultura estadounidense post 11 de septiembre de 2001. En nombre de la lucha contra el terrorismo, EE.UU. ataca sistemáticamente con drones, o aviones no tripulados, a Pakistán, Yemen y Somalia; y también ha usado drones en las invasiones militares de Afganistán, Irak y Libia.

El Buró de Periodismo Investigativo [1] estima que el 98% de las víctimas de ataques con drones son «daños colaterales», es decir, civiles. Aunque el gobierno de EE.UU. enfatice la efectividad de los ataques con drones… la realidad es otra. El nivel de precisión de los drones es muy bajo; fluctúa entre 1.5 y 2%.

Un artículo del Buró de Periodismo Investigativo, una organización independiente, de enero de este año dice: «Hace cinco años, el 23 de enero de 2009, un drone de la CIA destruyó una casa en Pakistán. Era el tercer día de la presidencia de Obama, y el primer ataque encubierto del nuevo comandante en jefe. Los reportes iniciales afirmaban que habían muerto diez militantes, incluyendo combatientes extranjeros. Pero muy pronto comenzaron a surgir reportes de víctimas civiles; luego se confirmó que hubo al menos nueve civiles muertos, la mayoría de ellos eran miembros de una misma familia. Hubo un sobreviviente, un adolescente de 14 años, Fahim Qureshi, con heridas espantosas, incluyendo fragmentos de metal en el estómago, fractura de cráneo y la pérdida de un ojo. Poco después, en ese mismo día, la CIA arrasó otra casa; un nuevo error. En el ataque murieron entre cinco y diez personas, todos civiles. [2] «

A través de Pakistán, Yemen y Somalia, el gobierno de Obama lanzó más de 390 ataques con drones en cinco años, desde el primer ataque, donde fue herido el joven Qureshi (14 años) -ocho veces más que la suma de todos los operativos realizados durante el gobierno de Bush. Los ataques con drones del gobierno de Obama han matado casi seis veces más personas que el gobierno de Bush. Y la cuenta sigue.

Otros datos recolectados por el Buró de Periodismo Investigativo

1. Civiles asesinados por drones: Se estima que los ataques con drones en Pakistán, Yemen y Somalia causaron la muerte de 4000 personas, de estos 954 eran civiles -entre los que se cuentan unos 225 niños.

2. ¿Quién ordena los ataques con drones?: El director de la CIA John Brennan presenta la lista de blancos de ataque al presidente Obama, quien aprueba cada ataque con drones.

3. Israel y los drones: Después de EE.UU., Israel ocupa el segundo lugar en la manufactura y posesión de drones. El uso de drones contra Siria se remonta a 1982. De igual manera las fuerzas armadas israelíes lanzaron ataques con drones en Líbano. En Gaza los ataques israelíes con drones mataron a 29 civiles, incluyendo ocho niños. En Beirut un drone mató a 6 civiles e hirió a 16.

4. Los drones y el derecho internacional: Naciones Unidas ha afirmado que los ataques con drones de EE.UU. en Pakistán son ilegales y representan un amenaza para los derechos humanos por las muertes masivas y porque el gobierno de Pakistán se opone a dichos ataques.

 

Sobre el derecho internacional y la muerte de civiles

El gobierno de EE.UU. justifica los ataques con drones en su derecho a defenderse de Al-Qaeda y otros grupos yihadistas. Naciones Unidas, al igual que Amnistía Internacional y otros organismos internacionales de derechos humanos, han denunciado la ilegalidad de los ataques con drones enfatizando el alto porcentaje de civiles muertos y la debilidad legal del derecho a la autodefensa esgrimido por el gobierno de EE.UU.

Como lo señala Mary Ellen O’Connell, en el artículo «The International Law of Drones», según las leyes internacionales, el derecho a la autodefensa está concebido como respuesta a un ataque armado; no puede justificar una medida preventiva ante la posibilidad de un ataque en el futuro. La autodefensa tampoco incluye el derecho a iniciar una acción militar contra una persona o un grupo, especialmente cuando el país en el que se hallan esas personas no es responsable por sus acciones [3] . Este es exactamente el caso de Pakistán. El gobierno de ese país ha denunciado la ilegalidad de los ataques con drones de EE.UU. (A pesar de que algunos dirigentes militares pakistaníes -según varias denuncias registradas por Amnistía Internacional- actúen en complicidad con la CIA proveyendo información sobre supuestos yihadistas, pero en términos legales solo el gobierno de un país puede autorizar el uso de la fuerza.)

La campaña militar con drones, llevada adelante por la CIA, bajo mando directo del presidente de EE.UU. se mantiene en total secreto. Algunos legisladores estadounidenses han comenzado a expresar disenso ante el silencio del gobierno, que se niega a dar cifras de las víctimas civiles. El congresista demócrata de California, Adam Schiff, pidió a los servicios de inteligencia -en una audiencia del Comité de Inteligencia del Congreso- que se publique un reporte anual de los ataques con drones, revelando cuántos combatientes, y especialmente, cuántos «no-combatientes», fueron asesinados por ataques dirigidos desde aviones no-tripulados [4] . El periódico The New York Times se ha abstenido de cuestionar la legalidad de los ataques y mantiene el silencio común en la prensa de EE.UU. frente a los ataques con drones. Sin embargo, publicó una carta del congresista demócrata de New Jersey, Rush Holt, reclamando que la CIA retome su rol original de recolectar y analizar inteligencia, y deje de ser «una organización paramilitar» que realiza ataques encubiertos con drones [5].

Fuera de estas y otras pocas honrosas excepciones, en EE.UU. y en los países aliados prima el silencio en torno a la ilegalidad e inconstitucionalidad de los ataques con drones y la muerte de civiles.

El reconocido periodista Robert Fisk -corresponsal en el Medio Oriente de The Independent– advierte que existe un «síndrome de los drones» que afecta principalmente a Pakistán, Yemen y al territorio palestino. Plantea que la desgracia ética de este «síndrome» no reside principalmente en el hecho de que el presidente Obama decida quien debe vivir o morir; sino que la mayor vergüenza es que la guerra de los drones se haya convertido en algo «normal, habitual, prosaico» [6] .

En la población de Pakistán -y de otros países que sufren la muerte de sus seres queridos- hay una fuerte oposición a los ataques con drones de EE.UU. Sin embargo, en el resto del mundo no hay una reacción acorde con la gravedad de la situación. Si el hecho de que el presidente de EE.UU. decida sobre la vida y la muerte de ciudadanos de otros países no es considerado una grave afrenta al derecho internacional y un delito de lesa humanidad, entonces el terrorismo de estado goza de impunidad a nivel interno y a nivel internacional.