Por Jesús Ramírez Cuevas | @JesusRCuevas
Regeneración, 29 de octubre de 2014.-Cuando apenas se está asentando la polvareda que levantó la película de “La dictadura perfecta”, de Luis Estrada, que exhibe al sistema corrupto de poder que nos gobierna; con humor y sin salidas. Pero ahora la realidad se impone y supera a la ficción. Pues si el film habla de las “cajas chinas”, invención de un escándalo mediático que cubra otro que afecte al poder político o a sus intereses mediáticos y económicos. También se arman escándalos para impulsar o destruir la imagen de algún político, sobre todo si es opositor a su proyecto de continuar en el poder. Y lo que es peor, se puede ser tan burdo como intentar culpar a las propias víctimas, como hacen las autoridades cuando buscan ligar a los normalistas de Ayotzinapa con el crimen organizado. Estas maniobras revelan el verdadero rostro del sistema político mexicano: demagogo, tramposo y represor.
En medio de la peor crisis política que se haya involucrado un gobierno desde 1988, las movilizaciones y expresiones críticas contra el gobierno de Enrique Peña Nieto por el caso Ayotzinapa, han llegado al tal punto, que ya son un motivo de preocupación del gobierno de Obama.
De la misma manera que en la película, con la campaña de publicitar las fotos de Abarca con AMLO, sin más investigación de por medio, se dio por hecho que eran la prueba irrefutable de la relación de AMLO con el alcalde prófugo. En el cuarto de guerra de Televisa y el gobierno pusieron en marcha una “caja china”, inventaron una campaña de linchamiento contra su opositor más claro, para distraer a la opinión pública y a la población frente a los señalamientos y críticas en contra del presidente Peña Nieto, por los hechos de Ayotzinapa y de paso minar la autoridad moral de AMLO.
Como en “La dictadura perfecta”:
El 26 de octubre pasado, el movimiento ciudadano que representa Morena, bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, se movilizó llenando el Zócalo de la Ciudad de México para exigir la aparición con vida de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y demandar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que apruebe la consulta ciudadana sobre la reforma energética. Decenas de miles de personas de todo el país, aunque de manera más destacada, del Estado de México y del Distrito Federal.
Ahí, AMLO propuso una Comisión de la Verdad en el caso de Iguala, la movilización en solidaridad para demandar justicia en Guerrero y para lograr que se apruebe la consulta popular. Además de exigir un cambio de política actual, López Obrador propuso como salida a la crisis nacional, la renuncia de Enrique Peña Nieto antes del primero de diciembre y la convocatoria a elecciones.
En el mitin en el Zócalo, López Obrador rechazó conocer a José Luis Abarca, alcalde prófugo de Iguala y que no apoyó a Ángel Aguirre en su campaña para gobernador. La reacción no se hizo esperar. Por un lado se difundieron las fotos de López Obrador con el matrimonio Abarca y se desató una sucia campaña contra AMLO. Acto seguido, Emilio Gamboa, coordinador de los senadores del PRI, Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los diputados de ese partido y César Camacho, dirigente nacional del tricolor, involucraron a AMLO con el alcalde prófugo de Iguala y exigieron una investigación a López Obrador para aclarar su presunta relación con éste.
Ese mismo domingo, 26 de octubre, el periódico Reforma publicó a ocho columnas, una entrevista con el diputado local del PRD, Óscar Díaz Bello, en la que afirma que le advirtió a AMLO sobre Abarca y sus relaciones con el crimen organizado y que éste le habría dicho que no podía hacer nada.
Díaz Bello –quien por cierto aparece en una foto donde el levantando el brazo a José Luis Abarca, cuando ambos eran candidatos–, no actuó en consecuencia porque después, él mismo hizo campaña junto con Abarca, ¿será cómplice?
En las redes sociales, las colmenas y granjas al servicio de las campañas oficiales sucias posicionaron el hashtag #MientoComoAMLO como trending topic; esto el domingo 26 y lunes 27. Fue su manera de contrarrestar y desviar la atención del hecho de que en las últimas semanas, durante varios días (más de cinco), los hashtag pidiendo la renuncia de Peña Nieto por el caso Ayotzinapa fueron trending topic, incluso a nivel mundial (como #DemandoTuRenunciaEPN y #2daLlamadaEPNrenuncia).
Desde ese día, comienzan a circular dos fotografías en las redes sociales en las que aparece AMLO con Abarca y su esposa durante un acto de campaña. El periódico El Universal las publicó en primera plana y ese lunes y martes fue noticia principal de casi todos los medios escritos, radio, televisión y digitales, en la mayoría de los casos, calificando la imagen como prueba de que López Obrador conocía y tenía una relación con José Luis Abarca. En las redes sociales, el hashtag #AMLO fue trending topic.
Este linchamiento mediático contra Andrés Manuel López Obrador no es algo nuevo, él ya ha sufrido varias campañas en su contra desde “El peligro para México”, creado por el publicista español, naturalizado mexicano, Antonio Solá, que ha diseñado muchas de las campañas electorales negras en nuestro país, España y en América Latina.
Curiosamente, dos de los amigos de Solá jugaron un papel destacado en este episodio de las fotos de AMLO con Abarca. El senador panista y ex secretario del Trabajo, Javier Lozano, a parecer fue el encargado de difundir en su Twitter la foto donde se aprecia a Abarca y a López Obrador juntos. Al mismo tiempo, el diputado del PRD, Fernando Belaunzarán, quien presume de su amistad con Solá, fue uno de los primeros en difundir y promover las fotografías.
Frente a este hecho, valdría la pena preguntar ¿Quién les dio al foto? ¿El propio Abarca?, ¿El Cisen?, ¿Gobernación? ¿Ellos se las decomisaron a Abarca? En medio de la tormenta mediática contra el dirigente de Morena, nadie se pregunta de dónde salieron las fotografías.
Ricardo Monreal, coordinador de los diputados de Movimiento Ciudadano, calificó las acusaciones contra López Obrador como “una cortina de humo” que busca distraer del crimen de lesa humanidad sucedido en Guerrero.
“Lo que da risa es que los más grandes ladrones, como Camacho y Gamboa, ahora sean los acusadores de un líder limpio como Andrés Manuel. Los expedientes contra Abarca y contra su esposa los tenían el Cisen, la PGR y Gobernación. Ellos sí son autoridades y estaban obligados a proceder legalmente”, señaló Monreal.
El teatro montado para implicar a López Obrador con Abarca se resquebrajó cuando este miércoles 29 de octubre, se difundió un video de la campaña presidencial de 2012 donde AMLO arriba al mitin en Iguala en mayo de ese año y la cámara captó el momento en que AMLO se toma la foto con Abarca y su esposa, como cualquier otro, un instante que dura 12 segundos y que ha servido de pretexto para lanzar una campaña de odio moral contra López Obrador, “el malo entre los malos y causa de todas nuestras desgracias”.
Pero recurrir a la misma fórmula siempre, ésta ya no tiene el mismo efecto. Y a pesar de los esfuerzos del PRI y sus próceres respetuosos del estado de Derecho como el presidente del PRI, Camacho Quiroz, miembro del grupo Atlacomulco, Gamboa Patrón, senador amigo del gober precioso y del rey de la mezclilla, Kamel Nazif quien acuñó la frase que marcó la carrera de Gamboa: “Dale p’atrás papá”. Y qué decir de la figura polémica de Beltrones quien diversas versiones periodísticas en México y en EU, lo han ligado a los servicios de inteligencia, el crimen de Luis Donaldo Colosio, al narcotráfico y a diversos negocios como los de Puerto Peñasco, Sonora, donde se le ubica como uno de los principales inversionistas.
Todos ellos se lanzaron contra López Obrador para defender a su jefe Peña Nieto. Detrás de ellos, todo la avalancha en los medios. López Dóriga dedicó minutos al tema de las fotografías y soslayó la manifestación en el zócalo.
La campaña se desbordó y salieron fotos con Abarca con muchísimos personajes, con Peña Nieto, con los líderes del PRD y del PAN, con gobernadores, con políticos, con empresarios. Muchos tenían una foto con Abarca. Sólo faltaba AMLO.
Como si fuera parte del guión de “La dictadura perfecta”, como una muestra de humor involuntario de la que tanto habló el escritor Carlos Monsiváis, el poder mediático y sus voceros (con Televisa, TV Azteca, Radio Fórmula, W Radio etc), se lanzaron a difundir las fotos de AMLO con Abarca y su esposa, y a ocupar el espacio radiofónico, televisivo y de los diarios y páginas digitales, así como las redes sociales, para acusar y condenar a López Obrador y su supuesta complicidad con alcalde criminal, y le exigían explicaciones, decretaban citas en la PGR para investigarlo y condenas de prisión de antemano. Una campaña bien orquestada pero cuyos efectos son dudosos y quizá hasta perjudiciales para sus supuestos beneficiarios. Los exhibe frente a la sociedad que va descubriendo como funcionan la maquinaria mediática, “las cajas chinas”, que utiliza el sistema para desviar nuestra atención de la gente sobre lo importante y que le puede afectar al poder económico o político.
Las estrategias para imponer “matrices de opinión” (“AMLO es un peligro para México”), como dicen los especialistas, quedan expuestas hoy a la vista de todos, como en la película, con el caso de la campaña de difusión de las fotografías de AMLO. Espero que en éste y en otros muchos casos, descubramos en lugar de hacernos reír por sus vetustas campañas distractoras, debemos indignarnos por la manipulación de los medios de comunicación y su connivencia con el poder político corrupto, y centrarnos en lo importante: que aparezcan con vida los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, “Raúl Burgos”.
Un amigo me escribió sobre el asunto: “Que el Estado mexicano y el gobierno de Enrique Peña Nieto respondan: ¿Dónde están los 43 normalistas?, ¿Dónde están nuestros hermanos, nuestros compañeros? Tanto dolor y horror nos han juntado. Su dolor es nuestro. Frente a la barbarie no cabe la indiferencia, desentenderse nos convierte en cómplices de un crimen de Estado. No a la impunidad”. Guardo silencio y pienso en la canción de Chico Buarque: “aquí la cosa está negra” y de inmediato una frase se cruza en el camino: “No, aquí la cosa está que arde”, me responde a mi lado otro amigo cuando le leo el mensaje. Si no, pregúntenle al gobierno de Peña Nieto y de los monopolios mediáticos y sus fallidas campañas de odio, negras, mentirosas, desinformadoras…
Las fotos difundidas en horario estelar y en destacadas planas de los periódicos, no prueban la relación de AMLO con un alcalde y su cónyuge implicados en un crimen de lesa humanidad, sino exhiben el sistema de manipulación desde el poder que pretende dominar la vida política, social, cultural y mediática del país. Desde ese púlpito mediático, la nueva inquisición justificará la represión a los mexicanos que se opongan al despojo de tierras, derechos y recursos naturales de los mexicanos que serán entregadas a empresas trasnacionales. El dato que más les preocupa es que buena parte de la población ya despertó y ya no les cree. Pero van a querer impedir que haya salidas democráticas. La ciudadanía tiene que denunciar la manipulación mediática pero también salir a la calle a expresar la indignación de todo un pueblo: “Regrésenlos ya, vivos”.