Las supervivientes de cáncer de mama, superheroínas de la vida real

En la 5ª carrera de la Fundación del Cáncer de Mama, más de 7 mil personas corrieron inspiradas en mujeres que día a día llevan a cabo otra carrera: vencer esta enfermedad.

Por: Jacqueline Angeles y Blanca Juárez

Regeneración, 28 de enero de 2019. El cáncer no es sinónimo de muerte, dice Mercedes Pérez Jiménez, sobreviviente de cáncer de mama. Ahora ella sabe eso, pero hace unos años, cuando se enteró que tenía esa enfermedad, la desinformación la llevó a abandonar el tratamiento por un año.

La mujer de 42 años corrió junto con otras siete mil personas en la 5° carrera de la Fundación del Cáncer de Mama (FUCAM). El evento se realizó el pasado domingo 27 de enero en la avenida Paseo de la Reforma, en la capital del país. En esta ocasión el dinero recaudado se destinará a financiar la reconstrucción mamaria de 150 mujeres.

También acudió a la carrera Shy-Su Chew Saligan, una joven de 27 años, a quien le detectaron este padecimiento cuando tenía 25. “La noticia fue un balde de agua fría”, cuenta al recordar el momento en que le dieron el diagnóstico. Ella acudió a FUCAM luego de sentir “una bolita como de cemento” en uno de sus senos.

Cifras del Cáncer de Mama

El cáncer de seno se origina cuando las células comienzan a crecer en forma descontrolada en esa parte del cuerpo, de acuerdo con la American Cancer Society. Esas células forman un tumor, que se puede observar con una radiografía o se puede sentir al palparla.

A nivel global, el cáncer de mama es uno de los padecimientos más predominantes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De 2003 a 2010 más de 4.4 millones de mujeres fueron diagnosticadas con esta condición, aunque la cifra puede estar subestimada.

En México esta neoplasia (enfermedad en la que las células anómalas se dividen sin control y destruyen los tejidos corporales) ocupa el primer lugar entre las mujeres. Afecta principalmente a quienes tienen entre 40 y 59 años de edad, según la Secretaría de Salud (SSA).

Sin embargo, cada vez es más frecuente que se presente en mujeres jóvenes, como el caso de Shy-Su Chew. En 2014 se reportaron 11 mil 372 casos nuevos en este país. Las entidades con mayor mortalidad por este tipo de cáncer fueron Sonora, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Ciudad de México y Sinaloa, de acuerdo con la dependencia federal.

Sobrevivientes

Alrededor de las 11:00 de la mañana casi todos los participantes de la carrera se han ido, pero Mercedes Pérez no. Continúa en el Ángel de la Independencia acompañada de una de sus amigas a quien conoció en FUCAM.

Hace unos cinco años ella no hubiera querido participar en un evento para otras mujeres en su misma condición de salud. Además del peso que le generó saberse con cáncer de mama, su estado emocional, la desinformación y maltrato del personal médico contribuyeron a que ella se alejara del proceso.

La primera señal por la que supo que algo no andaba bien fue una pequeña bolita en el seno izquierdo. Luego sintió un ligero dolor, y fue entonces cuando decidió acudir al médico. En el Hospital General de México, dependiente de la SSA, le practicaron los estudios y le dieron el diagnóstico. Sin embargo, ella decidió no tratarse ahí porque sintió que no recibía un trato digno, “eran muy groseros”.

En ese entonces Mercedes Pérez pasaba por un momento emocional muy fuerte, y el impacto de enterarse que tenía cáncer, sumado a la manera en la que se lo comunicaron, la hizo decaer aún más. Durante todo un año abandonó el tratamiento y no quiso saber nada.

Poco después comenzó a tomar terapia psicológica y ahí le hablaron de FUCAM. Fue entonces cuando decidió empezar a tratarse en la fundación.

“Cuando supe lo que tenía me dio mucho miedo”, narra con sus manos dentro de la sudadera rosa y encogiendo los hombros. Imaginaba que el tratamiento sería devastador. “Ahora que entiendo mi enfermedad, que cuento con más información, sé que el cáncer no es sinónimo de muerte. Gracias a Dios aquí sigo y cada vez mejor”.

Su amiga Isabel Galicia la escucha atenta, se conocieron en FUCAM. A diferencia de Mercedes, la mujer de 52 años no palpaba ningún bulto, ni tuvo dolor alguno. Hace cuatro años, cuando fue a su estudio de mastografía anual, le dijeron que tenía altos índices de malignidad, así que la enviaron de Ecatepec a Toluca, Estado de México, a 110 kilómetros de distancia, a realizarse una biopsia.

Cuando le dieron los resultados, a pesar de que las autoridades médicas sospechaban que podría ser cáncer, no le indicaron que debía ir acompañada de algún familiar. “Estaba sola cuando me lo dijeron y fue muy difícil”, recuerda.

Ella tampoco quiso tratarse en el sector salud por temor al trato que recibiría. Un sobrino le recomendó que fuera a FUCAM y ahí comenzó su tratamiento. Afortunadamente, cuenta, la enfermedad fue diagnosticada a tiempo, por esta razón evitaron las quimioterapias. La etapa en la que se encontraba la enfermedad también evitó que le extirparan el seno y, con una cirugía, sólo le quitaron el tumor.

A Rosa María Niño, otra sobreviviente, sí le quitaron el seno derecho. Tiene 72 años y hace cuatro años comenzó la batalla, fue en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en donde le practicaron los estudios y la cirugía. Ella comenzó a atenderse en FUCAM porque una sobrina trabajaba en la fundación.

“Nos cambiamos a tiempo a FUCAM”, comenta Rocío Domínguez Niño, una de las hijas de Rosa María Niño. Al igual que los otros testimonios, esta sobreviviente también refiere el maltrato de médicos del sistema de salud pública. Mientras en el IMSS le ofrecieron como tratamiento una serie de quimioterapias, en la fundación la están tratando con terapia hormonal.

“Me tomo mi pastillita y me olvido de lo demás”. Para muchas pacientes este tratamiento les evita la pérdida de cabello, no obstante, al igual que otras terapias tiene efectos adversos.

Rosa María Niño no ha sido la única de su familia con esta enfermedad, una de sus hermanas murió a causa de esta neoplasia. Esto ha llevado a las mujeres de este clan a tomar conciencia de la autoexploración mamaria y a apoyar a quien la esté padeciendo. Por ejemplo, a la carrera la acompañaron decenas de familiares. Madre e hija muestran con orgullo la fotografía que se tomaron en el Ángel de la Independencia.

El apoyo de amigos y familiares, incluso de extraños, es vital, afirma Shy-Su Chew Saligan. La joven de 27 años sube unos escalones de las escalinatas del Ángel de la Independencia, se detiene y estira su capa de fieltro blanco. La prenda lleva una leyenda con letras rosas “Superviviente”.

Tenía 25 años y estudiaba arquitectura. “Todo se suspendió en mi vida en ese momento, pero ya habrá tiempo”, cuenta sonriendo y tomando de la mano a su amiga, quien le prometió correr 5 kilómetros por ella.

“La noticia fue como un balde de agua fría”, recuerda la joven originaria de Acapulco, Guerrero. Desde la primera señal, una “bolita como de cemento” en uno de sus senos, acudió a FUCAM y ahí le practicaron los estudios. El tratamiento también lo ha continuado ahí.

Para Shy-Su Chew todo ha cambiado. Decir que su alimentación es totalmente distinta es poco, “ha cambiado mi manera de ver el mundo, de ver a mi mamá, a todo lo que me rodea”. Planea retomar sus estudios, aunque no se presiona, “hay cosas más importantes, como mi salud. Pero voy bien, voy firme”  dice sin dejar de sostener su capa de Superviviente.