Por Jorge Ramón Pino Bocanegra
Media vida me he preguntado
¿y donde nacen los poetas?
¿Dónde se construyen?
¿Qué respiran?
¿Qué fuman?
El poeta nace de la lluvia
Del tabaco,
Del insomnio,
De la soledad,
Nace en el rincón más oscuro de su casa.
Porqué el poeta, por más musas que tenga,
Se construye solo y en soledad,
Porqué el amor lo nubla todo
Y sólo la soledad ayuda a apreciar,
Con ojos más claros,
La luz de la luna,
La fuerza del río,
La ingravidez de la noche,
La calidez del viento,
O la furia femenina,
Porque sin amor,
Sin entregar el corazón a diario,
No hay fracasos,
Ni poeta.
Los poetas fuman cigarrillos de miseria
Una cajetilla completa,
Deambulan las calles con sus pulmones,
Inhalando humo mezclado con aires de desesperanza,
Van con el corazón caído por el desamor,
Porque sin miseria no hay risa,
Y sin desesperanza no habría en que creer,
Porque sin el corazón caído,
Ya no habría esperanza de amar de nuevo,
El poeta cava zanjas
Al precipicio,
Para después llenarlas de nuevo,
Porqué el poeta es el único ser,
Que se busca en los agujeros del alma.
El poeta respira
Del beso que no dió,
El gemido que no provocó,
El te amo que nunca dijo,
La lluvía que no disfrutó
El poeta respira de ilusión,
El poeta nace de matar sus sueños con realidad,
El poeta se construye del tal vez
Y fuma del nunca será,
El poeta, nace, respira, fuma,
De lo que nunca se atrevió a escribir
Por miedo a realmente encontrarse.