Reyna Panzo Panzo, fue acusada por la familia de su esposo de homicidio agravado, esto luego de sufrir una emergencia obstétrica fortuita en la que perdió al producto de su embarazo, después de 11 años en prisión, ayer logró su libertad.
Regeneración, 16 de junio de 2017.- Después de 11 años de estar en prisión, Reyna Panzo Panzo, indígena nahua acusada de homicidio agravado luego de sufrir una emergencia obstétrica fortuita en la que perdió al producto de su embarazo, logró su libertad ayer.
Fue una madrugada de 2006, en la comunidad de Tzacuala, municipio de Tehuipango, en la zona centro del estado de Veracruz, cuando Panzo Panzo presentó una emergencia obstétrica fortuita durante el parto, situación que tuvo que enfrentar sola, en su casa pues su esposo partió a Estados Unidos después de que ella quedara embarazada.
Luego de la emergencia, la familia de su esposo la acusó de provocarse el aborto. Se abrió en su contra la causa penal 01/2016 en el juzgado mixto de primera instancia de Zongolica, y se le dictó sentencia de 35 años de prisión, que con una apelación pudo reducirse.
Este jueves, alrededor de las 11 de la mañana, Reyna Panzo salió del Centro de Reinserción Social de Zongolica, donde ingresó a los 22 años de edad.
“Hace ocho días soñé que la directora del penal me mandaba llamar y me decía que ya se me había otorgado la libertad, pero no iba a dejar que me fuera. Yo no decía nada, pero sentía feo”.
Aracely González Saavedra, de la asociación civil Equifonía, quien conoció el caso en 2013, dice que el proceso contra Panzo Pazo estuvo plagado de inconsistencias pues la mujer sólo hablaba náhuatl y no tuvo asistencia de un traductor durante el juicio, además no se hicieron pruebas médicas periciales para determinar si el producto nació vivo o muerto, y en el proceso no se aplicó perspectiva de género.
Agregó que la excarcelación de Panzo ocurre en medio de una alerta de violencia de género en el Estado y una serie de recomendaciones al gobierno de Veracruz.
De acuerdo con los registros de Equifonía, en el estado hay al menos otras ocho mujeres presas por abortos espontáneos o emergencias obstétricas fortuitas, quienes fueron juzgadas por homicidio.
“No buscamos impunidad, buscamos justicia, considerando las condiciones en que están las mujeres. Todas son pobres, la mayoría indígenas, y en algunos casos hubo violencia sexual que no fue investigada”.
Durante su estancia en el penal, Reyna Panzo aprendió a hablar español y encontró una pareja con la que procreó dos hijos.
Con información de La Jornada