Desde hace años, el nombre Norberto Rivera Carrera se copia y se pega de titulares de ocho columnas por su participación en eventos como el encubrimiento a padres pederastas hasta el sonado reportaje sobre la Boda de Peña Nieto.
Regeneración 15 de febrero del 2016.- Conocido por algunos como el cardenal de la opulencia, Norberto Rivera Carrera es el Arzobispo Primado de México desde el 21 de diciembre de 1985. Nació en La Purísima, Municipio de Tepehuanes, Estado de Durango, una comunidad humilde e indígena, el 6 de junio de 1942.
En los años 70 se le nombró Arzobispo, con la llevada de Girolamo Prigione, un prelado italiano que llegó a México con el fin de restablecer las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el País, comentó Rodrigo Vera, periodista de la revista Proceso especializado en religión.
“Es aquí donde se da el nombramiento del Arzobispo Norberto Rivera, de Onésimo Cepeda, de Juan Sandoval Íñiguez, además de otros como Emilio Berlie Belaunzarán, que pertenecen al grupo cercano de Girolamo Prigione. La característica principal de estos obispos es la de llevar una buena relación con los gobiernos en turno y con el sector empresarial”, aseguró el periodista.
Otra característica del ahora Cardenal, es que gusta de los lujos, de las amistades con empresarios y políticos de diversas nacionalidades, de los viajes, de los autos, de los buenos restaurantes, del golf, del exceso de seguridad y demás actividades propias de ciertas élites que rara vez pertenecen al catolicismo en otras partes del mundo.
Además de sus gustos caros, Norberto Rivera encabezó la lista, de los obispos que encubrieron pederastas, empezando por Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, una de las asociaciones católicas más poderosas del mundo, reportó La Jornada.
Durante 1997, el periódico publicó el caso Maciel en varios artículos hechos por Salvador Guerrero Chiprés, a quien rivera acusó de recibir dinero para hacer los reportajes.
“El arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, salió en defensa del superior general de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel Degollado, y sostuvo que las acusaciones por abuso sexual que contra el líder de esa orden católica que han presentado varios ex legionarios son “totalmente falsas’” e “inventos’”, escribió Guerrerro Chiprés.
Pero los escándalos no terminarían ahí, pues en 1999, Rivera Carrera decidió hacer negocios con la figura de la Virgen de Guadalupe, después de destituir al entonces abad de la Basílica, Guillermo Schulenburg, supuestamente por negar la existencia de Juan Diego y la veracidad histórica de la Virgen de Guadalupe, vendió el copyright de la imagen guadalupana a Viotrán y la gestión de la Plaza Mariana.
Más tarde, Rivera seguiría con su política de proteccionismo pues en mayo de 2006 el arzobispo primado de México salió públicamente en defensa de Marcial Maciel, al ser éste obligado por el Vaticano a no ejercer más el sacerdocio: “’Todo lo que dicen de que fue condenado, de que fue impedido, etcétera, es puro cuento porque el documento sólo dice que lo invita a retirarse a la vida privada’, declaró a los medios, añadiendo que para la Legión: ‘el padre Maciel siempre será su fundador y siempre un motivo de alegría saber que el padre sigue adelante’”.
Pero en 2010, se le cayó en teatrito, pues el mexicano Joaquín Aguilar Méndez, presidente en México de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual (SNAP, por sus siglas en inglés), lo acusó junto con Roger Mahoney, cardenal de aquella ciudad, de haber actuado en contubernio para proteger al sacerdote Nicolás Aguilar, a quien señala de responsable del abuso sexual que sufrió cuando era niño.
En aquel entonces, una corte federal de la ciudad angelina llamó a Rivera por la presunta protección del clérigo durante la década de los 80.
“El demandante afirmó que el cardenal Rivera transfirió a Aguilar a Los Ángeles en 1987, pese a que en México había denuncias concretas de abusos sexuales en su contra”, publicó CNN.
Recientemente, Norberto Rivera fue señalado por el diario digital Aristegui Noticias y la Revista Proceso de haber participado en el montaje de la boda de Peña Nieto con Rivera.
Según la investigación, el cardenal habría destituido al padre que ofició la misa de la ahora primera dama con su ex marido, Alberto Castro con el fin de ayudar a la fácil disolución del matrimonio religioso y así pudiera casarse con Peña Nieto, quien en aquel entonces estaba lanzando su campaña presidencial.
Pese a todas las acusaciones que hay en su contra y a que en 2014 un grupo de activistas solicitó su renuncia ante la Santa Sede, Rivera sigue impune; acaba de llegar a sus 20 años como titular de la arquidiócesis más grande del mundo y el 6 de junio de 2017 deberá presentar al Papa –según el derecho canónico– su renuncia, ya que todo obispo debe presentarla al cumplir los 75 años de edad.
Fuentes: La Jornada, Aristegui Noticias, Reversos y CNN