Con el diseño de sistemas catalíticos, investigadores del Área de Catálisis del Departamento de Química de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-I), impulsan la producción de hidrógeno, una fuente de energía no contaminante, y la obtención de agua potable con mejor calidad.
Con un trabajo que inició hace cuatro años en el Laboratorio de Ecocatálisis, los especialistas dirigen sus esfuerzos a la producción de hidrógeno por descomposición del agua mediante diferentes procesos fotocatalíticos.
De estos, resaltan los fotocatalizadores con base en óxidos semiconductores (titanio, estaño, manganeso y zinc), que aislados o combinados se colocan en un medio acuoso y se irradian con luz solar para descomponer el agua en hidrógeno y oxígeno.
Ricardo Gómez Romero es el responsable del Laboratorio de Ecocatálisis, y señala que este proceso busca la combinación de dos insumos naturales, que no contaminan y que tienen bajo costo: la luz solar y el agua.
“Ahora estamos obteniendo hidrógeno a partir de descomposición del agua, con compuestos baratos, óxido de cobre, de titanio, y hemos logrado obtenerlo en cantidades importantes. La luz solar está logrando descomponer el agua con el catalizador, y cada vez doblamos la producción; además cambiamos de sistema catalítico, volvemos a probar y avanzamos, la apuesta es el hidrógeno como el energético más limpio a futuro y como tenemos agua, ahí está una fuente que no se nos va a acabar, por eso el objetivo es la fotosíntesis”, expuso el científico.
El siguiente paso de la investigación es sintetizar los compuestos orgánicos para demostrar que sí se puede producir dichos efectos a través de compuestos inorgánicos, es decir, sin la presencia de seres vivos tal y como los realiza una planta.
Con respecto a la obtención de agua de mejor calidad, el proceso fotocatalítico está enfocado a contaminantes denominados recalcitrantes, que son aquellos compuestos sintéticos que provienen de medicamentos, de actividad industrial. Con un proceso catalítico con luz solar, empezamos con una fotodegradación de contaminantes, que no son fáciles de degradar, como los colorantes o las medicinas.
Las investigaciones se realizan con la colaboración de especialistas del Centro de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada – Unidad Legaria, de la Escuela Superior de Física y Matemáticas, ambos del IPN, la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Centro de Investigación en Materiales Avanzados.
Fuente: La Jornada