Este 27 de noviembre se suscita una marcha multitudinaria que el presidente AMLO ha convocado para celebrar cuatro años de gobierno bajo una bandera que ha logrado el involucramiento de las masas en asuntos políticos.
Por Miguel Martín Felipe
RegeneraciónMx, 27 de Noviembre de 2022.- Este 27 de noviembre se suscita una marcha multitudinaria que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha convocado para celebrar cuatro años de gobierno bajo una bandera sumamente distinta a las anteriores, una que ha logrado el involucramiento de las masas en asuntos políticos; algo que no es poca cosa, pues nadie antes lo había logrado.
Tal vez es precisamente la politización de las masas lo que se celebra en este mes, incluso hablando de la marcha realizada el pasado 13 de noviembre. El fenómeno AMLO ha propiciado que quienes antes estaban absortos en los reality shows, las telenovelas y el fútbol, ahora estén ávidos de enterarse del acontecer diario con respecto a las acciones de gobierno y a los distintos actores políticos de actualidad.
En honor a la verdad, debemos decir que no todos los que se politizaron necesariamente torcieron hacia la izquierda, ya que, con la invasiva campaña de desprestigio contra AMLO, que siempre ha existido en medios tradicionales, pero que se exacerbó y permeó a redes sociales a partir de 2018; terminaron por descubrir con beneplácito al panista que siempre llevaron dentro.
Como ya se ha dicho y se puede constatar gracias a los múltiples videos que circulan en la red, la marcha del 13 de noviembre estuvo motivada por prejuicios y odio. Eso al menos para el caso de quienes sí sabían los motivos por los que estaban en esa marcha. Muchas otras personas simplemente no tenían idea de por qué estaban ahí, mientras que otros tantos, solicitando mantener el anonimato, denunciaron haber sido obligados por sus patrones para engrosar la marcha y así conmover hasta el llanto a aquellos convencidos de que “luchan por México”.
Otra cuestión que ya se atestiguó en esa marcha y que se verá igualmente constatada en esta otra, es que muchos de los recién politizados, para quienes probablemente los límites de la lucha social están justo donde terminan los medios cibernéticos, por fin sabrán lo que significa tomar las calles.
En México el cambio de régimen fue interiorizado por los ciudadanos en medio de una pandemia que circunscribió el acontecer político al ámbito de las redes sociales. Sin embargo, históricamente ha habido movimientos sociales que hacen constar su tesón al tomar las calles. Todos y cada uno de ellos al tener como contraparte a la minoría oligárquica, han sido tradicionalmente estigmatizados y sus integrantes criminalizados por parte de los medios tradicionales. Considero que en esta ocasión se lo pensarán dos veces antes de emitir un juicio negativo, porque ya de por sí los medios corporativos experimentan un acelerado proceso de desertificación por falta de credibilidad.
Digamos entonces que todo el proceso de politización a través de redes sociales ha constituido la teoría y ahora es momento de pasar a la práctica. Miles de personas acudirán por primera vez a una marcha y tienen la suerte de que esta vez no será con clamores de exigencia, sino simplemente para festejar, y de cierta manera agradecer que los asuntos más urgentes se están atendiendo. Tampoco podemos cegarnos y no aceptar que sigue habiendo muchas asignaturas pendientes, pero considero que sí es motivo de festejo el tener un presidente realmente preocupado por resolver la desigualdad y combatir flagelos sociales otrora ignorados como el clasismo y el racismo.
En esta marcha no habrá reivindicaciones de “yo sí estudié” o “yo sí pago mis impuestos”, ni tampoco desaforados gritos de repudio o insultos. No marchamos pensando en la derecha, sino pensando en el futuro que seguimos construyendo. No marchamos por odio ni por preocupaciones infundadas, sino porque nos da gusto que ahora se gobierne para todos aunque muchos se rehúsen a aceptarlo.
Aunque la frase “este es a penas el inicio de una nueva era” pueda resultar un tópico muy sobado, considero que resulta sumamente adecuada. Vayamos a tomar las calles con júbilo y sin dejar de recordar a quienes lo hicieron antes y padecieron represión, y cuyas proclamas fueron desoídas. Hoy estamos en proceso de que todas las voces sean escuchadas. Vamos dando nuevos pasos en nuestro proceso de democratización y politización. Somos una nueva sociedad amorosa y humanista que saldrá a hacer alarde de estas virtudes.
Nos vemos en el Zócalo.
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