Muchos de los que ahora protestan con la consigna de «el INE no se toca», en otros momentos se han declarado “libertarios”. Si fueran fieles a dicha corriente, celebrarían la reducción el gasto.
Por Miguel Martín Felipe
RegeneraciónMx, 13 de noviembre de 2022.- Este domingo 13 de noviembre, justo cuando Andrés Manuel López Obrador cumple 69 años, se suscita una de las movilizaciones más grandes desde que éste tomara el poder en 2018. El motivo principal de la marcha, que parte desde el Ángel de la Independencia hacia el Monumento a la Revolución, es el de supuestamente “defender al INE”. Algunos otros ostentan pretensiones más elevadas, tales como: “defender a México”, “defender la democracia”, “defender la libertad” o incluso “combatir la dictadura”.
Es obvio que esas proclamas no tienen sustento, pues el hecho de que tengan tal difusión en los medios implica, para empezar, que la libertad de expresión jamás había sido tan plena. Lamentablemente, como ya se ha dicho en otras ocasiones, el espectro radioeléctrico y editorial ha estado desde siempre secuestrado por aquellos que se sirven del pueblo para mantener sus privilegios. La llegada de un gobierno de izquierda al poder ha sido el punto de inflexión para que mostraran parcialmente su verdadero rostro. Y digo parcialmente, porque si bien muestran franco desacuerdo con el presidente, sus verdaderas motivaciones las cubren con un discurso chovinista patético y utilizan el nombre de México como una forma muy efectiva de apelar al nacionalismo de la gente bajo la premisa: «si amas a México, debes combatir a AMLO».
Veremos a hombres y mujeres de voz impostada, formas refinadas, facciones finas y elegante garbo; desfilar por las calles de la Ciudad de México y algunas otras (se publicitan más de 100 organizaciones de la “sociedad civil” en alrededor de 50 ciudades) lanzar consignas en contra de aquello que consideran un atropello a la democracia. Muchos de ellos en verdad se creen el cuento de que el INE desaparecería y de que se avecina “el fin de la democracia”. Ahora los ricos se lanzan a las calles, algo que simplemente desconocían. Se lanzan a las calles para protestar -que ironía- contra lo que es justo. Cuando el pueblo protesta en las calles, lo hace en contra de la injusticia. Se acabaron ya los tiempos en que el pueblo podía ser manipulado y acudir al llamado de empresarios. El último fenómeno con esas características fue la truculenta y contradictoria iniciativa del Teletón, entre cuyos impulsores precisamente se encontraba Claudio X. González.
Ahora bien, la manifestación del desacuerdo con un gobierno es algo totalmente legítimo y que debiera haber sido incluso una sana costumbre desde siempre. Sin embargo, paradójicamente, es durante este régimen, acusado de dictatorial y represor, cuando se puede llevar a cabo cualquier manifestación o protesta sin temor a represión, infiltrados o reventadores. Y si nos preguntamos por qué dichas protestas, al no tener restricciones, no son de tal magnitud como para colapsar al país, es porque sus promotores no cuentan con tal respaldo popular. El grueso de la población mexicana, y así lo dicen las mediciones demoscópicas, manifiesta su beneplácito con el gobierno de AMLO no acudiendo al llamado y dándole el beneficio de la duda al proyecto de cambio, que no es perfecto, pero que ya empieza a otorgar resultados, y la muestra está en que los otrora beneficiarios del régimen de saqueo, corrupción y exclusión, ahora pretenden recuperar lo perdido a través de la movilización popular; algo que jamás habían tenido la necesidad de experimentar.
Sin duda, el antiobradorismo tiene muchas caras y puede cambiar de ideología a conveniencia. Dentro de los puntos más importantes de la reforma electoral impulsada por el presidente, se encuentra el de restar presupuesto al INE y reducir el número de legisladores. Muchos de los que ahora protestan con la consigna de «el INE no se toca», en otros momentos se han declarado “libertarios”. Si fueran fieles a dicha corriente, celebrarían la reducción el gasto oneroso de sus impuestos y del aparato burocrático que tanto les incomoda. Pero como se trata de estar en contra de todo lo que AMLO representa, ahora se vuelven defensores de un Instituto que a todas luces no está a la altura de las necesidades democráticas del pueblo ni de los tiempos que corren.
Seguiremos a la expectativa del devenir de esta reforma tan necesaria y haremos votos porque finalmente se quiten la máscara aquellos que pelean por el privilegio y dejen de hacer ese uso faccioso del nombre de México, pues en voz de ellos no es más que un significante vacío.
Sigue a Miguel Martín Felipe en:
Twitter: @miguelmartinfe
YouTube: Al Aire con Miguel Martín
Facebook: Miguel Martín Felipe Valencia