‘No es la salvación a todo, pero proporcionará esperanzas reales ante una situación a punta de volar en pedacitos a todo el país, incluyéndonos en esa explosión, claro está, a los mexicanos’.
Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo) para Polemón
Regeneración, 06 de febrero de 2017.- No es misterio: al país lo están haciendo añicos y se cae en pedacitos. No son percepciones, son datos: el peso frente al dólar se ha devaluado, en el sexenio de Felipe Calderón y en los cuatro años que van de la administración de Enrique Peña Nieto, más de 100 por ciento: cuando Calderón se puso la banda presidencial, el dólar valía 9.45 pesos. Hoy cuesta más de 22.
El salario de los mexicanos ha perdido capacidad de compra, lo cual hace que estemos en riesgo de un empobrecimiento (aún mayor del ya existente) generalizado. La apuesta de los gobiernos neoliberales de atraer el mayor número de inversiones extranjeras a cambio de salarios de miseria para los trabajadores y de grandes prebendas para las empresas “inversoras”, se ha desdibujado, especialmente a partir del triunfo de Donald Trump, quien pondrá, en cada inversión al país de empresas ligadas a Estados Unidos, verdaderas bombas. Así sucedió con la planta ensambladora que iba a abrir en San Luis Potosí la trasnacional Ford.
El país, con Calderón y con Enrique Peña Nieto, se ha convertido en una carnicería. Jóvenes que deberían estar impulsando el desarrollo, se enrolan en las filas de crimen organizado y se dedican a delinquir y a matar.
¿Cómo se puede detener esta caída estrepitosa del país?
La solución no es una, pero puede haber una acción que desencadene esperanzas para el país: el triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
¿Por qué? Aquí algunas respuestas de entre muchas otras.
1. Andrés Manuel López Obrador ha demostrado ser una persona congruente con sus ideales, los cuales ha mantenido buena parte de su vida. Esto no es algo que haga diferencias en sí, pero garantiza certezas acerca de lo que podríamos esperar. López Obrador no es uno de los políticos tradicionales que abundan en México, que cuando llegan a un cargo público, cambian de todo: de casa, de auto, de ideales. No, él ha luchado siempre por algo tan básico como es la justicia social. Por ello, si llega a ser presidente, no habrá cambios “por arte de magia”, pero sí certezas. Y en el mundo político del país, donde buena parte de nuestros representantes políticos se mueven más que una veleta, hacen falta certezas. AMLO las puede proporcionar.
2. El combate a la corrupción. En la agenda de López Obrador siempre ha estado presente el combate a la corrupción. Sus políticas a este respecto tuvieron buenos resultados cuando fue jefe de gobierno del Distrito Federal. Uno de los problemas más complicados que enfrente el país es la venalidad generalizada en prácticamente todos los estratos sociales y políticos. Por ello, que acceda a la presidencia alguien que no solamente utiliza el combate a la corrupción como un discurso (a diferencia de muchos nuevos políticos que se frotan las manos para acceder a espacios de decisión), es algo positivo, y tendría impactos inmediatos.
3. La austeridad vista desde un punto de vista serio. Hoy prácticamente todos los grupos políticos hablan de austeridad. Hacen transmisiones vía internet para decir que se bajan el sueldo, que son austeros. Pero ello suele ser una pose, y no una política pública bien planeada. La austeridad no puede estar anclada a “bajarse los sueldos”, sino a hacer una reingeniería de cómo se hace administración pública. Y eso López Obrador lo entiende bien, lo ha puesto en práctica y le ha funcionado. Por ello, que sea presidente, indica que habrá austeridad para la administración pública, pero no como una ocurrencia para ganar simpatías y votos, sino como una política pública eficaz.
4. Defensa de las riquezas energéticas y sociales del país. Hoy está de moda, a partir del aumento en el precio de las gasolinas, luchar por “no al gasolinazo” o por “reversa al gasolinazo”. Pero eso es parte de estrategias mediáticas para ganar votos, no planteamientos concretos. Solamente López Obrador ha advertido, desde siempre, que la riqueza energética del país debe ir más allá y convertirse en palanca de desarrollo. Esto hace que el planteamiento lopezobradorista no sea de oportunismo (como los demás), sino que sea un planteamiento de proyecto de nación. Ahí están las grandes diferencias de AMLO con los nuevos luchadores en contra del gasolinazo. Y es una diferencia enorme, abismal.
5. El bienestar el país está en el bienestar de la gente. López Obrador entiende perfectamente que con las desigualdades económicas que existen, México es un país inviable. La lucha, su lucha, es por recuperar la dignidad de los trabajadores mexicanos. No se puede vivir con sueldos de miseria. Todos enfocan la lucha en el “ganan mucho los políticos”, y no en el “ganamos muy poco los mexicanos”. Sí, la lucha debe enfocarse a establecer un salario digno y en proporcionar bienestar en todos los aspectos a los mexicanos: en salud, deporte, cultura, educación… Eso lo entiende AMLO, y tan lo entiende que, desde los puestos ha ocupado, siempre ha realizado acciones exitosas encaminadas a ello.
6. Contexto adverso. El mundo cambia radicalmente, día a día, semana a semana. Hoy, hay variables que antes no existían, una de ellas es la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos. Las relaciones con dicho país son importantes, sin embargo, un gobierno blandengue, que diga a todo sí de lo que indique el imperio estadounidense con el presidente que ahora tendrá, no es benéfico para el país. Por ello, se precisa, más que un presidente, un líder presidente, y sin duda, AMLO cumple con dicha función. Un líder que haga políticas públicas para que el país pueda competir, en un futuro, con igualdad y potencia ante otras naciones. Un líder que vaya modificando la dependencia que siempre hemos tenido de Estados Unidos.
Hay muchas otras razones por las cuales AMLO debe ser presidente del país. Y una de ellas es que, México, no aguantaría otro presidente del PAN o del PRI, o de la casta que integra la élite política mexicana rapaz y venal.
Por eso, AMLO debe gobernar. No es la salvación a todo, pero proporcionará esperanzas reales ante una situación a punta de volar en pedacitos a todo el país, incluyéndonos en esa explosión, claro está, a los mexicanos.