Tabaquismo y depresión ¿causa o efecto?

Por: María Luisa Santillán, DGDC-UNAM

Una persona adicta al tabaco y con depresión muestra un mayor riesgo suicida en comparación con quien solo tiene una de estas patologías, afirmó la doctora Guadalupe Ponciano Rodríguez, coordinadora del Seminario de Adicciones de la Facultad de Medicina de la UNAM.

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En los últimos años, se ha prestado mayor atención a la comorbilidad que existe entre el uso y abuso de sustancias psicoactivas y los trastornos psiquiátricos, debido al aumento de ambos en la población, especialmente en grupos vulnerables como niños, adolescentes y mujeres.

Al impartir la conferencia Tabaquismo y depresión ¿causa o efecto?, señaló que el  consumo de cigarro y la depresión son dos importantes problemas de salud pública en todo el mundo; sin embargo, a pesar de la evidencia que se tiene de los riesgos que representa la comorbilidad entre ambas patologías por lo general su tratamiento se aplica de forma independiente, por lo tanto, consideró necesario y urgente integrar su atención.

“Los pacientes depresivos son más susceptibles a fumar que la población en general y revelan una importante reducción en la severidad de sus síntomas al consumir nicotina. Este tipo de pacientes tienen mayores probabilidades de mantenerse en abstinencia al recibir tratamiento antidepresivo”.

Cambios en la prevalencia

El rostro de adicciones en México muestra que el consumo de drogas es cada vez más a edades tempranas, así como un aumento en la incidencia de consumo entre las mujeres.

Según datos de la Encuesta Nacional de Adicciones de 2002, solo 2.8 por ciento de la población fumadora eran mujeres, en la de 2011 la prevalencia fue de 8.1 por ciento. Asimismo, se sabe que en la década de 1930 la edad de inicio de consumo de tabaco era alrededor de los 21 años, a diferencia de la actualidad que es en promedio a los 13 años.

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En cuanto a la depresión, dos por ciento de los mexicanos la ha padecido en algún momento de su infancia o adolescencia presentando un promedio de siete episodios depresivos a lo largo de su vida, durante los cuales no recibe ningún tipo de tratamiento. Asimismo, la depresión se ha visto que afecta más a hombres que a mujeres, en un promedio de 3 a 1.

La doctora Ponciano Rodríguez destacó que la depresión provoca una caída de la dopamina, de la noradrenalina y la serotonina, así como un encogimiento de hipocampo. Por otra parte, dijo que en el fumador se presentan cambios en el circuito de recompensa, por lo que hay un incremento del número de receptores nicotínicos y un exceso de dopamina.

Estos cambios determinan que el cerebro de los fumadores crónicos desarrolle vías de funcionamiento, cambios en el metabolismo y distribución de la glucosa, así como la aparición de nuevos péptidos (que por lo regular no se sabe para qué sirven) distintos a los de los no fumadores. En resumen, la nicotina cambia la estructura y la bioquímica del cerebro.

Aunque los efectos de la nicotina se parecen mucho a los de los antidepresivos, su utilización como tal se ha cuestionado debido a sus efectos adversos, señaló la investigadora.

Reconocer la comorbilidad

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Ponciano Rodríguez informó que los fumadores tienen mayor probabilidad de tener eventos de depresión mayor que quienes no fuman. 

Asimismo, los adictos al tabaco con antecedentes de depresión tienden a desarrollar una mayor dependencia a la nicotina y a tener menor éxito en el tratamiento del tabaquismo, ya que cuando logran dejar de fumar, los eventos depresivos son el rasgo predominante del llamado Síndrome de Abstinencia, incluso, se han reportado con frecuencia casos de depresión psicótica después de la cesación del tabaquismo.

La depresión comórbida está asociada con un mayor abuso de drogas, peores resultados en los tratamientos de rehabilitación y mayor porcentaje de recaídas.

Cabe destacar que alrededor de la mitad de quienes solicitan ayuda para dejar de fumar presentan patología psiquiátrica detectable. Algunos autores consideran al consumo de tabaco como un marcador de enfermedad psiquiátrica, además de que en los adolescentes el consumo temprano de cigarro es un predictor de otras patologías de tipo psiquiátrico.

La universitaria señaló que los jóvenes que presentan trastornos de abuso de sustancias tienen tasas más elevadas de depresión: entre 15 y 24%, en comparación de los no adictos en quienes es de 2 a 8%.