Varias mujeres se reunieron en la esquina de Chimalpopoca y Bolívar donde hicieron un memorial por las costureras que perdieron la vida.
Regeneración, 24 de septiembre de 2017.- Luego de que se documentara ampliamente la intrusión de maquinaria pesada en el “rescate” de la fábrica de textiles que colapsó el pasado martes, cientos de personas acudieron a la esquina de Chimalpopoca y Bolívar en la colonia Obrera, para erigir un memorial en el que se dignifica su existencia.
Desde el ritual de despedida y honor, la colectiva feminista Luchadoras señaló que “en la fábrica textilera que se derrumbó en Bolívar y Chimalpopoca, las costureras perecieron bajo los escombros. Su muerte también es resultado de condiciones de explotación estructural”, indicaron.
Entre 50 y 100 mujeres (según testimonios recogidos por diversos medios de comunicación) estaban al interior de la fábrica que colapsó durante el terremoto del pasado 19 de septiembre, se sabe que varias de ellas halladas eran de origen asiático, taiwaneses, así como una panameña. Sin embargo, no se ha podido corroborar la información porque los dueños de las empresas que estaban en el lugar no han entregado las listas de sus empleadas.
Desde la primera noche de rescate, brigadistas voluntarias notaron la presencia de grúas y maquinaria pesada; varias de estas brigadistas se pusieron frente a las máquinas impidiendo que accionaran, pero más tarde, se realizaron trabajos de extracción con esa misma maquinaria argumentando que ya no había más personas en el sitio aunque los trabajos aún no habían terminado.
Una de las empresas, New Fashion, estaba dedicada a la fabricación de ropa para mujeres, el dueño es Jaime Azquenazi, de la comunidad judía; se dice que para él trabajaban diversas costureras.
De edificio se rescataron 21 cuerpos y otras 2 personas con vida. Del destino de los trabajadoras del inmueble, se dice que salieron antes del colapso, pero al no existir un listado con el que se pueda definir cuántas personas había en el edificio, es difícil saber cuántas salieron con vida.
Mientras tanto, en el lugar, mujeres reconocen el anonimato de estas costureras como el propio.
“Escuché mi nombre entre los niños desaparecidos y hoy lo vi y escuché en Chimalpopoca”, dijo Cinthia, presente en el memorial. “Esta vez no estuve en la lista de gente muerta, ni afectada, ni desaparecida, pero sí muchas otras que fueron víctimas de la precarización laboral, la corrupción y negligencia de las autoridades”.
“Las trabajadoras de las maquilas que siempre han sido abatidos por la impunidad y la explotación”.
En el lugar, testigo de la impunidad y la muerte, varias personas participaron en el memorial, como muestra de que poco hemos aprendido en 32 años.
Vía Redes.