Ciudad de México, 23 de Agosto. En esta fecha se conmemora el Día Mundial para el recuerdo del comercio de esclavos. En la actualidad existen aproximadamente 12.5 millones de personas esclavas en el mundo. De las cuales 56% son mujeres y 44% son hombres.
Tipos de explotación a que son sometidos:
Laboral: Fábricas, plantaciones, minas.
Sexual: Prostitución, pornografía y turismo sexual.
El 50% de los casos de esclavitud son niños haciendo trabajos forzados. El 40% esclavos por explotación sexual y el 25 % realizan trabajos agrícolas o de construcción.
La trata transatlántica de esclavos figura entre las violaciones más extremas de los derechos humanos de toda la historia. La duración, magnitud y amplitud de esa empresa de deshumanización condujeron a su condena unánime. El Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición nos invita a rememorar esa tragedia y a encomiar la contribución de quienes lucharon por su abolición y por el reconocimiento universal de los derechos humanos.
Esta conmemoración reviste este año una importancia particular, puesto que en 2011 se celebra el décimo aniversario de la conferencia mundial de Durban contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia, en la que se reconoció el comercio de esclavos como un crimen contra la humanidad.
2011 es también el Año Internacional de los Afrodescendientes, que nos brinda la ocasión de reflexionar sobre las consecuencias de una empresa abyecta que contribuyó a configurar las sociedades modernas, en todas las regiones del mundo, y cuya historia puede ayudar a alimentar la reflexión sobre nuestras sociedades multiculturales y multiétnicas.
La trata de esclavos nació del racismo y de la negación de las culturas, y las enseñanzas que se pueden extraer de ella deben ser el pilar de la lucha en pro de la igualdad de los derechos y contra las nuevas formas de esclavitud o de comercio con seres humanos.
La historia de la trata de esclavos es también una manera singular de descubrir los nexos y los intercambios entre los pueblos y las culturas durante casi cuatro siglos. Facilitar a cada quien los medios de conocer o de reapropiarse esa historia es paso obligado para la construcción de un espacio común. La gestión de la diversidad de las culturas, la lucha contra los prejuicios y la discriminación racial son problemáticas esenciales de nuestra mundialización. Diez años después de la aprobación de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural, esta responsabilidad colectiva es más apremiante que nunca.
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