Ejidatarios de Cayaco, Guerrero, exigen a CFE pago por casi seis hectáreas de terrenos

• Apoderado legal de la CFE amenazó a manifestantes y reporteros en el lugar

• La empresa se apoderó de un predio con valor de 31 millones 472 mil 500 pesos, que no se han liquidado

Protesta
Protesta pacífica en Cayaco, Gro. frente a las instalaciones de CFE El Amate
(Foto: Héctor Briseño)

Regeneración. Abril 6, 2014 Acapulco, Gro.- Más de un centenar de ejidatarios del Cayaco iniciaron un plantón pacífico en las instalaciones de la subestación Los Amates de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ubicada sobre la carretera Cayaco-Puerto Marqués, en la periferia del puerto, para exigir el pago por casi seis hectáreas de terrenos utilizadas para edificar dicha instalación.

El comisario ejidal del Cayaco, Crispín Castillo Ortiz, recordó que hace poco más de cinco años la CFE colocó bardas y un muro de contención para apropiarse de las tierras pertenecientes al ejido de Cayacos Coacuyular. Los inconformes advirtieron que si no obtienen respuesta este fin de semana bloquearán el acceso a las instalaciones a partir del próximo lunes.

El comisario ejidal especificó que en total son 12 mil 589 metros cuadrados los que ocupa la CFE sin pagar indemnización a 138 ejidatarios del Cayaco, quienes exigen un pago de 2 mil 500 pesos por metro cuadrado.

El representante legal de los ejidatarios, Jesús Rojas, explicó que en un año han sostenido reuniones con directivos de CFE, quienes únicamente los han hecho viajar a Cuernavaca, Morelos, donde se encuentran las oficinas regionales de la paraestatal, les han dado largas y les han suspendido mesas de trabajo un día antes de celebrarlas.

En el lugar de la protesta se hizo presente el apoderado legal de la CFE, Ricardo Sánchez Martínez, quien amenazó a manifestantes y reporteros con llamar a la policía «si no se quitaban del lugar», pero los ejidatarios reprocharon que estaban en un lugar público y sin bloquear a nadie ni causando daños.

Manifestaron que lo único que están pidiendo es algo que por derecho les corresponde.

La Jornada | Héctor Briseño