Esta es la definición del diccionario Oxford de Inglés del selfie: “Una fotografía que uno se ha hecho a sí mismo, generalmente con un smartphone o una webcam, y subida a una red social”.
Con una definición así, ¿a quién le interesaría una foto, la mayoría de las veces de pésima calidad, de otra persona, casi siempre desconocida? Y sin embargo, los selfies se han convertido en un extraordinario fenómeno que intriga desde a sociólogos a expertos en redes. Esto es lo que dice la ciencia de lo que antes eran simples autofotos.
Parte de la culpa de la popularidad de los selfies, la tiene el propio Oxford English Dictionary, que nombró al palabro, palabra inglesa del año en 2013. Su fuerza es tal, que el tuit mas retuiteado de la historia fue un selfie de Ellen DeGeneres en la pasada ceremonia de los Oscar. Hasta los fabricantes de móviles se han apresurado a aumentar los megapíxeles y las funciones de la cámara frontal de sus nuevos terminales.
El fenómeno se merecía un estudio e investigadores estadounidenses y alemanes lo han hecho. Su proyecto Selfiecity ha recopilado miles de selfies que, tomados uno a uno, no dicen nada, pero en conjunto ofrecen algunos datos reveladores y algunos otros casi inexplicables por lo absurdo.
La investigación, realizada por programadores, estudiosos de las redes sociales e historiadores del arte de la City University de Nueva York, la Universidad de California en San Diego y expertos alemanes en visualización de datos, recogióselfies tomados en cinco ciudades del planeta (Bangkok, Berlín, Moscú, Nueva York y Sao Paulo) y subidos a Instagram en diciembre de 2013.
DESMONTANDO MITOS SOBRE LOS ‘SELFIES’
Sus resultados desmontan unos cuantos mitos. El primero es que no es una moda tan extendida como se pueda pensar. Dependiendo de la ciudad, del total de 650.000 imágenes que reunieron, sólo el 4% eran selfies. Tras reunir 640 de ellos para cada ciudad, los sometieron a un análisis más profundo para determinar el género y edad de los protagonistas pero también si sonreían o cuántos grados inclinaban el cuello para la pose.
Comprobaron que los selfies son cosa de jóvenes y que le ponen más a las chicas que a los chicos. La edad más repetida (mediana) eran los 23 años y en todas las ciudades se autofotografían más las féminas. El caso más extremo es el de Moscú, donde el 80% de los selfies se los hacen mujeres.
“Dale una cámara fotográfica nueva a cualquier adolescente y lo primero que hará será un selfie», dice el sociólogo y responsable de Mktfan, Víctor Gil. “Es un comportamiento adolescente muy habitual, que tiene que ver con el narcisismo propio de la edad y la necesidad constante de exponerse a la aceptación del grupo de pares”, añade.
Pero Gil destaca que el fenómeno no es tan nuevo. “Se remonta a los inicios de la web social, con plataformas, muy exitosas por aquel entonces, como Fotolog o Metroflog. ¿Acaso ya no nos acordamos de las fotos de adolescentes frente al espejo del aseo?”, recuerda.
Sin embargo, el estudio revela un número creciente y nada despreciable de selfiesde mayores. Eso es lo novedoso. “El narcisismo no muere con la adolescencia, siempre está ahí, latente, pero el pudor que se gana con los años, nos disuade de este tipo de comportamientos, hasta que alguien, con gran proyección pública, se atreve a quebrantar las normas”, explica Gil. Y Ellen DeGeneres o la princesa Letizia lo han hecho, lo que contribuye a “a legitimar este comportamiento entre adultos”, añade.
EL ‘EFECTO SIMMEL’ Y LOS ‘SELFIES’ DE FAMOSOS
Con los selfies se estaría produciendo lo que los científicos llaman efecto Simmel.Georg Simmel fue un pensador alemán de la primera parte del siglo pasado que, entre otras cosas, estudió la circulación de ideas y modas entre las élites y cómo las clases inferiores acababan por adoptarlas mientras aquellas las abandonaban. Elefecto Simmel se comprobado en muchos fenómenos sociales, desde la difusión de nuevas palabras hasta la longitud de la falda. Hace un par de años, unos investigadores comprobaron cómo los padres elegían los nombres de sus hijos en función de las celebridades que estaban de moda.
“El efecto Simmel predice que un símbolo de estatus se crea cuando individuos con estatus lo adoptan, y que empieza a morir cuando es adoptado por la población en general”, asegura el investigador en redes sociales de la Escuela Técnica Federal de Zurich, David García. “Es decir, que el selfie sea popular significa que dejará de serlo pronto”, añade.
Como recuerda Víctor Gil, “una vez abierta la veda para los adultos, ha venido para quedarse, aunque en breve dejará de causar furor en las redes sociales. El verano pasado se pusieron de moda las fotos a los pies (piestureo), esta primavera losselfies, y, en el verano, pues ya veremos”. Para Gil, pronto empezará el fenómeno contrario de desprestigio, cuando “determinados influyentes o celebridades de las redes sociales carguen contra los selfies”.
Información: Huffington Post