Regeneración 18 de diciembre de 2015.- Yo me masturbo, tú te masturbas, él se masturba, nosotros nos masturbamos, ustedes se masturban; en estas fuertes declaraciones masturbatorias, nos falta una que también sucede. Sí, también sucede: ella se masturba.
En un artículo reciente de la BBC, se analiza por qué es que la masturbación femenina permanece en la oscuridad, mientras la masculina no.
La palabra «klittra» no está en ningún diccionario, pero en Suecia ya se le conoce significado.
Nace de la combinación de clítoris y glitter, brillantina en inglés.
Es un verbo y denomina el acto de masturbarse cuando lo hace una mujer.
Fue escogida entre las 200 propuestas que recibió la Asociación Sueca para la Educación Sexual (RFSU, por sus siglas en sueco) cuando en junio lanzó una campaña para inventar un nuevo nombre a la autoestimulación genital femenina.
«En los países del norte de Europa la actitud hacia el sexo es bastante liberal», le explica a BBC Mundo Hedvig Nathorst-Böös, miembro de la asociación.
«Pero siempre más con los hombres que con las mujeres», añade.
Klittra sugiere algo tan luminoso y brillante como unos fuegos artificiales.
«Por eso lanzamos la campaña, para promover la igualdad entre géneros».
Diferencia entre hombres y mujeres
La tendencia de la que habla Nathorst-Böös es general y, en otras partes del mundo, la diferencia es mucho más acusada que en la región nórdica.
De hecho, hasta en los países más liberales es común que desde la adolescencia los varones hablen con sus amigos sobre cuánto y cómo se masturban.
Mientras que entre mujeres sigue sin ser un tema de conversación recurrente, incluso cuando son adultas.
También puede resultar normal, «una necesidad», que un niño se toque los genitales.
Pero si es una niña la que lo hace se le reprenderá e insistirá que «no hay que tocarse».
Las diferencias también se hacen patentes en Internet.
Las entradas sobre la masturbación femenina son en su mayoría pornográficas, mientras que las dedicadas a la práctica masculina suelen ser páginas informativas o de consejos.
Los pocos estudios científicos que existen sobre el tema también reflejan esta disparidad.
Y aunque ninguno de ellos es global, todos, aunque con distintos porcentajes, coinciden en que las mujeres se masturban menos o al menos les cuesta más admitir que lo hacen.
¿Mentiras o verdades a medias?
De acuerdo al titulado Comportamiento sexual en Estados Unidos (2010), de la investigadora y educadora sexual Debby Herbenick, el 44% de los hombres se masturbaban dos o tres veces por semana, algo que sólo hace el 13% de las mujeres.
Y la versión en español del Inventario de Actitudes Negativas hacia la Masturbación, de 2009, reveló que era mucho mayor el porcentaje de los varones que informaba haberse masturbado en el último mes (46,9% frente al 4%).
Pero los resultados de estas investigaciones no son del todo fiables, advierten los expertos consultados por BBC Mundo.
«En temas de sexualidad siempre es difícil calibrar las estadísticas, datos o publicaciones que hablan de unos u otros comportamientos, modos o usos», le cuenta a este medio la mediática sexóloga española Lorena Berdún.
La Biblia no la menciona.
«La sexualidad es algo tan íntimo que seguramente no somos completamente sinceros al decir lo que nos gusta y lo que no, lo que hacemos y lo que no», explica.
Aun así, los especialistas reconocen que el estatus la práctica masculina y la femenina es distinto en cualquier sociedad.
«Las mujeres a nivel mundial siempre hemos tenido la masturbación como una tarea pendiente», le dice a BBC Mundo Luz Jaimes, médica sexóloga y secretaria de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual, a BBC Mundo.
En Occidente la situación es variada, pero en general «todavía existen profundas desigualdades en el género», señala la sexóloga venezolana Michela Guarente.
«Aun cuando la visibilización de los derechos sexuales de la mujer es cada vez mayor, también existen hombres y mujeres que bajo la visión machista sentencian y señalan las manifestaciones del placer femenino con una amplia lista de adjetivos: busconas, salidas…», le explica a BBC Mundo.
«Incluso mal utilizan el término de ninfómanas».
El peso de la religión
La sexóloga Luz Jaimes coincide con esta opinión y comparte cuál es en su opinión el origen de esa desigualdad.
«Nacemos con un cuerpo organizado para sentir, hay funciones específicas que se activan en el momento de recibir un estímulo agradable (…), pero las normas culturales y religiosas no permiten que las mujeres disfruten a plenitud de su sexualidad».
Como consecuencia, «la educación sexual que las mujeres reciben es pobre o restringida en comparación a la del varón», concluye.
Como ella, todos los expertos consultados por BBC Mundo subrayan el papel que la religión tiene en esto.
Y es que, aunque la Biblia, por ejemplo, no menciona la masturbación, durante siglos las autoridades de diversas iglesias cristianas la trataron como algo prohibido para ambos sexos.
Desde la Edad Media se multiplicaron los textos religiosos y pseudomédicos que hablaban de la «enfermedad post-masturbatoria», especialmente perjudicial para las mujeres.
Y en el Corán está sujeto a la interpretación de los expertos, dice la doctora Heba Kotb.
«Por ser su sistema nervioso (el de las mujeres) más débil y con una mayor inclinación natural por los espasmos, los problemas son más violentos», escribió 1760 el neurólogo francés Samuel Tissot.
Masturbación y prohibición son dos términos que también se conjugan en el islam.
«El Corán dice que la masturbación no está permitida y es igual para hombres que para mujeres», le dice a BBC Mundo Rehan Aslam, de Sakoon Counselling, un servicio de consejería islámica de Reino Unido.
Y remite al Consejo de la Sharia, un organismo creado en 1982 para «resolver los problemas matrimoniales de los musulmanes de Reino Unido a la luz de la ley musulmana de la familia».
Pero Heba Kotb, una sexóloga islamista con su propio programa de televisión en Egipto, no opina igual.
«La masturbación no es totalmente haram (prohibido) o halal (permitido) en el Corán, sino que depende del criterio de cada experto», explica.
«A diferencia de hace 14 años, cuando comencé mi práctica como sexóloga, hoy decenas de mujeres de todas las edades y de muchos países me preguntan sobre el tema», asegura la doctora Kotb.
Aunque reconoce que la apertura no es tanta en los países del Golfo Pérsico, donde las mujeres tienen la vida pública totalmente restringida, como en los del norte de África.
Sin embargo, el escritor y activista Fadi Zaghmout dice que la sociedad de su país, Jordania, tampoco es tan abierta para con el tema.
¿Está reconocido el derecho de la mujer al placer?
«Tener sexo con un compañero antes de casarse no es aceptable. Y tener sexo con uno mismo es vergonzoso a los ojos de la sociedad», escribe en su blog.
«Para los hombres no es problema (…). Pero para las mujeres es una vergüenza», remarca.
Y hay partes del mundo en el que la situación es más extrema.
En algunas regiones de África la extirpación del clítoris para que las mujeres no puedan sentir placer es una práctica extendida, recuerda Uwemedimo Esiet, de la Federación Africana para la Salud y los Derechos Sexuales (AFSHR, por sus siglas en inglés).
Las organizaciones calculan que en ese continente el 30% de las menores de 15 años serán sometidas a ese procedimiento no quirúrgico en la próxima década.
Hasta un 98% en algunas comunidades de Somalia.
Empoderamiento
Ante esto, son muchas las voces que hoy reclaman la normalización del tema, alegando los beneficios para la salud física y mental de esta práctica.
Pero su argumento principal tiene que ver con el empoderamiento, algo por lo que el feminismo lleva décadas luchando.
«Hay que cultivar la sexualidad para hacer a la mujer más independiente de la idea que es el hombre exclusivamente el que le puede dar placer sexual», dice en relación a esto Luz Jaimes, de FLASSES.
La sexóloga española Lorena Berdún cree que ya se está caminando en esa dirección.
«Creo que cada vez más mujeres hablan de su sexualidad sin tapujos y además se ha puesto muy de moda lo de los juguetes eróticos, que muchas mujeres usan y dicen, además, que usan», dice a BBC Mundo.
Por ello, considera que el tema está dejando de ser un tabú.
Mark Regnerus, del Instituto el Estudio de la Familia y la Cultura, de la Universidad de Austin, en Texas (EE.UU.) tiene otra perspectiva.
Es tabú dicen unos expertos, aunque otros son más optimistas.
«En general, a la gente todavía no le gusta hablar de masturbación», le dice a BBC Mundo.
«Aunque las evidencias sostienen la noción de que la frecuencia en la que tanto hombres como mujeres se masturban ha aumentado», remarca.
Y es que ya lo dijo Richard Michod, del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Arizona (EE.UU.): «Tener sexo es natural. Hablar de ello no. Es un problema evolutivo».
En Suecia empezaron por inventar una palabra.
Aunque la realidad sobre la masturbación femenina esté lejos de ser tan brillante y luminosa como sugiere klittra.