Las condiciones de vida de las ciudades y las opciones que éstas ofrecen no parecen llenar las expectativas y necesidades de todos los jóvenes. En Estados Unidos, la fotógrafa Eva Verbeeck y Spencer MacDonald, realizaron un mini documental que muestra algo de las vidas de quienes decidieron cambiar la ciudad por la granja.
Regeneración, 25 de enero de 2016.- «No hay otras opciones reales para arreglar lo que tenemos”, explica uno de los agricultores, al hablar de los estilos de vida a los que los jóvenes están siendo empujados.
¿Es difícil acercarse a un estilo de vida en donde producimos la comida que consumimos? Es una pregunta que muchos de quienes habitamos una gran ciudad nos hacemos constantemente.
«¿Por qué me volví granjera? ¡No sabes cómo te vuelves granjero! Y de repente ya estás en ello, esto es así.» comenta una granjera de alrededor de 30 años en el video.
«No estamos muy acostumbrados al trabajo duro, muchos de nosotros no crecimos en granjas, ni en familias de granjeros, no crecimos con la ideas de necesariamente despertarnos cada día a las 6 de la mañana para ir a trabajar. Si lo pensamos cultivar la tierra está en nuestras raíces. Últimamente, parece que tanto la agricultura como la agricultura urbana se han puesto de moda.» Pero al menos en Norteamérica, no es así.
Cultivar los alimentos es una de las razones por las que estos jóvenes deciden dedicarse a cuidar y sostener una granja, pero no es la única, en la agricultura se aprecian muchos elementos de muchos distintos ámbitos y cuyas relaciones pueden establecerse fácilmente con el resto de la existencia, comentan: «Hay una frase, creo que es de Bill Lawson, que dice que puedes enseñar filosofía mientras enseñas a cultivar, pero no puedes enseñar a cultivar mientras enseñas filosofía. Porque cuando estás cultivando estás siempre observando el mundo a tu alrededor.»
«Una granja es como un ser viviente que respira, donde el ser humano se conecta con otros, con la tierra, las plantas, contigo mismo.»
«A veces piensas que todos están involucrándose en la agricultura, porque es algo popular ahora, pero de hecho casi nadie lo está haciendo. En realidad, si vemos más ampliamente el contexto, la proporción de jóvenes agricultores es minúscula.» La edad promedio de un agricultor en E.U. es de 65 años y la realidad es que no hay suficientes agricultores jóvenes para reemplazarlos.
Pero esa no es la única razón por la que han decidido tomar la estafeta del trabajo en la granja. Cuidar de ella y producir en pequeña escala es también la posibilidad de construir una forma de vida en donde las relaciones de todos los seres importan. Además, conocer los procesos detrás de la producción de la comida ayuda a tener nociones más claras sobre las necesidades humanas y las posibilidades reales del mundo que sostiene a nuestra especie.
«Si no sabes sobre cómo funciona una granja no sabes de dónde viene tu comida. Y ¿cómo podemos hacer las mejores elecciones si no sabemos sobre el pasado de las cosas? Estamos perdiendo la cultura de abrir la reja del gallinero y sacar los huevos para el desayuno. Estamos metidos el ritmo urbano de producción porque así hacemos el dinero, pero todos los procesos que están detrás de la comida se están perdiendo y esta cultura está muriendo.»