Este dispositivo de silicón quirúrgico dura hasta diez años, y permite que una mujer pueda dejar de comprar toallas y tampones por el resto de su vida. Las mujeres en México, producen cerca de 158 millones 600 mil toneladas de basura relacionada con la menstruación, en un año.
Regeneración, 14 de abril de 2016,.- La copa menstrual llegó a México hace más de una década. Es un dispositivo de uso interno que captura el flujo menstrual. Su popularidad crece en todo el mundo gracias a recomendaciones de boca en boca entre mujeres que una vez que la conocen, no dejan de afirmar que su uso ha significado un cambio positivo y radical en sus vidas. Sus ventajas, en comparación con las toallas higiénicas, contemplan beneficios tanto de salud como ecológicos y hasta económicos.
Una mujer menstrúa en promedio, 5 días al mes. En un año eso equivale a 60 días. Si las mujeres menstrúan durante 40 años, se trata de 2,400 días, que pasan menstruando. La traducción en cantidad de toallas femeninas es impactante: una mujer en promedio utiliza 5 toallas higiénicas normales diarias, lo que significa que, en un mes, se utilizan al menos 25 toallas, o tampones, que en un año son 335. Estamos hablando que durante toda la vida fértil de una mujer, esta utilizará cerca de 13 mil toallas higiénicas. Sin contar los panti protectores diarios (que se utilizan incluso sin estar menstruando para captar el flujo vaginal de modo que no ensucie la ropa interior).
En términos ambientales, estamos hablando de que en un año, si cada toalla pesa 5 gramos, una mujer producirá 65 kilogramos de basura. Y en toda su etapa fértil, 2 mil 66 kilogramos de basura. En México, la población de mujeres es de más de la mitad del total poblacional con 61 millones de mujeres en comparación con 58 millones de hombres. Estos 61 millones de mujeres mexicanas, estarían produciendo en promedio alrededor de 158 millones 600 mil toneladas de basura al año. Además, debe considerarse que al adquirir toallas y tampones, se está pagando también por sus empaques plásticos o de cartón, lo cual multiplica la cantidad de basura derivada de ellos.
El cálculo monetario es sencillo. Aunque la llegada de la menstruación y la menopausia varía en cada mujer, podemos establecer que si se menstrúa durante 40 o 45 años, una mujer mexicana puede llegar a gastar en toallas o tampones hasta 27 mil pesos a lo largo de su vida, sin contar los aumentos de precios de los productos de «higiene» femenina.
Estamos hablando de que la población de mujeres hoy en día produce cientos de miles de toneladas de desperdicios sanitarios, y el gasto poblacional en productos para la higiene femenina asciende cada año a 36 mil 600 millones de pesos al año.
Una copa menstrual puede durar hasta diez años y cuesta entre 400 y 600 pesos. Leer: Copa Menstrual, poderosa alternativa a las toallas sanitarias.
Y entre sus beneficios, además de los económicos y ecológicos, también están los de salud: la copa es hipoalergénica (no produce alergias si se adquiere una a cuyo material no se es alérgico). Son fabricadas bajo estándares sanitarios internacionales (las que se comercializan en México son fabricadas principalmente en Europa, Estados Unidos y Canadá) y se utiliza para su elaboración materiales como el silicón quirúrgico o el elastómero termoplástico.
Este no es el caso de los tampones, por ejemplo, cuyo uso está directamente relacionado con padecimientos como el Síndrome del Shock Tóxico, (como el caso de Lauren Wasser, modelo que en 2012 sufrió una amputación a raíz de este síndrome asociado a los tampones Tampax.
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El uso de toallas higiénicas fomenta la producción de bacterias, malos olores, irritaciones y alergias. Marcas como OB y Kotex, han sido acusadas de utilizar en el algodón con que manufacturan sus productos, el herbicida de Monsanto Roundup, etiquetado como cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud. Estudios demuestran la presencia tanto de Roundup como de Gilfosato, otro herbicida de amplio espectro, que también produce cáncer, en este tipo de insumos femeninos.
Industrias como las de Procter & Gamble y Kimberly Clark, propietarias de Tampax y Kotex, o SCA cAre of Life, propietaria de Saba, utilizan sustancias en sus productos como látex, dioxinas, polvos absorbentes y otros químicos que dañan el medio ambiente.
Un registro sanitario pendiente en México
En México, las copas que se han comercializado cuentan con registros sanitarios emitidos por la FDA, en el caso de las procedentes de Estados Unidos, o la TÜV, certificadora global técnica y de seguridad alemana, entre otros. A pesar de los muchos intentos por conseguir un registro sanitario adecuado para la copa menstrual, empresarias y distribuidoras mexicanas no han obtenido aún este registro, y hoy, la propagación del uso de la copa menstrual se encuentra en riesgo a raíz de una alerta sanitaria emitida por la Cofepris. Estos intentos, según información de una distribuidora que ha decidido permanecer anónima, constan en actas de contestación de la Cofepris que prueba que muchas han iniciado el proceso para otorgar a diversas marcas un registro que pueda dar a la copa menstrual una certificación que valide su seguridad sanitaria en México.
Conseguir este registro, según distribuidoras y educadoras sexuales, ayudaría a la difusión de este dispositivo, regulando la calidad y otorgando mayores garantías sanitarias a sus usuarias.