A 21 años de la despenalización de las drogas en Portugal

El consumo de sustancias ilícitas no aumentó como algunos temían, y se han documentado mejoras significativas en la salud de las y los usuarios de drogas
Foto: sensiseeds

Regeneración, 10 de octubre de 2020. La mano dura y tolerancia cero del gobierno de Portugal empeoró la situación antes de los noventa. Esta política solo agravó las enfermedades infecciosas y saturaba el sistema penal.

Pero hace 21 años el gobierno dio un giro drástico para convertirse en referente mundial.

Los consumidores de drogas dejaron de ser vistos como delincuentes para pasar a ser un problema de salud pública con una visión humana.

Con una estrategia de atención al usuario, el consumo de heroína pasó de afectar solo al 0,3 en la población actual. Así, el enfoque portugués se convirtió en un referente a seguir.

Reducción de daños

La experiencia de Portugal revela que cuando la estrategia está efectivamente aplicada, empieza a generar problemas a los grandes mercados de drogas.

Esto ocurre porque se construye una relación de confianza entre usuario y estado, la persona tiene la posibilidad de tomar mejores decisiones y de conectarse con servicios sociales y de salud.

Los ciudadanos, empiezan a desarrollar conciencia de que tienen derechos y una voz, su relación ya no es solo con la droga. Eso quiere decir que el gran mercado y los dealers empiezan a perder sus clientes.

Con la despenalización hubo un gran proceso de pacificación y se observó que la intensidad de los delitos menores disminuyó con el tiempo.

Lo mismo pasó con la percepción de violencia en el espacio público, pues la necesidad de los consumidores de usar la violencia como medio para acceder a las drogas deja de existir.

Las políticas de reducción de daños le mostraron a la comunidad que los consumidores de drogas eran personas como nosotros, que sufren, que tiene historias de pobreza, marginalidad, violencia en casa y abandono por parte de los gobiernos.

En general, el modelo portugués propone cuatro pilares: prevención, reducción de daños, el tratamiento y la reinserción.

 

Los profesionales de la salud comenzaron a desempeñar un papel principal reemplazando de alguna manera a los actores tradicionales como los agentes de policía, los jueces y abogados.

Se redujo el uso de todas las sustancias ilícitas en las capas más jóvenes de la población. Hubo una drástica caída de drogas inyectables y, como consecuencia, de la transmisión del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

 

El modelo portugués es esgrimido como ejemplo en varios lugares del mundo como Uruguay, por especialistas y personalidades que se suman a una campaña global contra la estrategia prohibicionista y represiva de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El consumo de drogas continúa siendo prohibido, pero dejó de ser un acto ilícito penalmente, susceptible de ser juzgado en los tribunales.

Ya no es más objeto de prisión, sino una infracción administrativa, objeto de multa en tribunales administrativos que llamamos comisiones para la disuasión de la toxicomanía, con autoridad para aplicar estas sanciones y que tienen la particularidad de analizar los casos bajo una óptica de salud para el ciudadano consumidor.

 

Con información de El País.