Agustín de Iturbide, sale de México desterrado hacia Europa

Grabado
30 de marzo de 1823,
Agustín de Iturbide sale desterrado de México

Después de la coronación de Agustín de Iturbide, el 21 de julio de 1822, como Agustín I “emperador de México por la divina providencia y la elección del Congreso”, los republicanos continuaban conspirando y otros militares trabajaban por el restablecimiento del dominio español. Además, el gobierno de los Estados Unidos no se mostraba conforme con la instauración de una monarquía en América, como ya lo había expresado desde 1804 el presidente Monroe. Por su parte, el nuevo emperador estableció toda una red de espionaje y aprehensión de conspiradores supuestos o reales, que abarcó a algunos miembros del Congreso; dio nombramientos reales a su familia; chocó con el representante de los Estados Unidos, Joel R. Poinsett, quien se dedicó exitosamente a conspirar contra el emperador; para allegarse fondos incautó capitales de españoles que pretendían salir del país; y terminó disolviendo ese órgano legislativo el 31 de octubre porque su origen había sido espurio y no había cumplido con su cometido y estableció la Junta Nacional Instituyente en su lugar.

Lo anterior generó desilusión e inconformidad creciente, lo que fue aprovechado por uno de los políticos excitados por Poinsett, Antonio López de Santa Anna, quien, apoyado por Guadalupe Victoria, se levantó en armas y promulgó el Plan de Casa Mata en diciembre de 1822, pronunciándose por el establecimiento de un sistema republicano. Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo, Vicente Guerrero y muchos más se adhirieron a la demanda republicana. Iturbide envió tropas a atacar a los rebeldes, liberó a algunos presos y el 4 de marzo de 1823 volvió a reunir el Congreso que antes había disuelto. Pero ya todo era demasiado tarde.

Traicionado por su ejército, abandonado por sus seguidores y repudiado por el pueblo, Agustín I tuvo que abdicar y partir desterrado hacia Liorna, Italia, el 30 de marzo de 1823 de donde pasó a Florencia y a Londres. El congreso no admitió su abdicación porque la consideró improcedente, dada que su elección había sido nula, “viciada de origen”, lo condenó al destierro perpetuo con una pensión vitalicia.

Enterado de los planes de reconquista que España tenía reservados para México y mal aconsejado por sus partidarios, Iturbide decidió volver al país, partiendo de Londres el 4 de mayo de 1824. Sin embargo, el gobierno lo declaró traidor a la patria y ordenó que cualquier autoridad que lo capturase lo ejecutara en el acto.

Pero esa, es otra historia.

inep.org/Doralicia Carmona