Como cualquier droga, en el amor hay un componente adictivo que juega un rol importante a la hora de separarse.
Regeneración, 24 de diciembre del 2016.-Hay escenas en el cine que se repiten. La de la mujer despechada que, en pijamas, come helado en la cama después de una separación es una de ellas. Y, ¿por qué no?, la del hombre que se vuelve loco, no duerme ni come por 15 dias y después aparece con un grabador en la ventana de la chica que ama solo para declararle su amor con una canción, también.
Lo cierto es que separarse – romper una relación de amor y compromiso- está entre las actividades más estresantes de la vida (después de mudarse) y, también, de las que causan más dolor. Por algo la ciencia intenta darle explicación y clasificar las distintas fases del duelo.
Ay, ay, ay, cómo me duele el amor
Según las últimas investigaciones en neurociencia, la razón por la que nos cuesta tanto superar un corazón roto es puramente neuronal, no cardíaca: cuando nos separamos queremos dejar de pensar en él o ella pero nuestro cerebro no nos deja. En un estudio realizado en 2010, un equipo le realizó resonancias magnéticas a un grupo de despechados.
Dentro de la máquina, les mostraron fotos de sus ex para ver qué reacción motivaban. Lo que descubrieron fue que cuando una persona pasa por una separación, atraviesa los mismos estadíos que un adicto a la cocaína. Es decir, que el amor es como una droga y que abandonarla es tan dificil como cualquier otro narcótico.
Cuando alguien ve una foto de un ex, el dolor que se siente tiene más que ver con el amor que todavía se siente que con cualquier otra cosa. Cuando a alguien le agarra una crisis post-separación, no es que se está volviendo loco: solo està experimentado el más humano de los sentimientos.
Fuente: Infotechnology