Discurso de Andrés Manuel López Obrador, candidato a la Presidencia de la República por la coalición Movimiento Progresista, en los trabajos de la XX Sesión Extraordinaria de la Asamblea General de la ANUIES
Dr. José Narro Robles, Rector de la UNAM y Presidente en turno de la ANUIES
Dr. Rafael López Castañares, Secretario General Ejecutivo de la ANUIES
Señoras y señores Rectores de Universidades y Directores de Instituciones de Educación Superior hoy presentes.
Amigos universitarios:
Expreso mi agradecimiento a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior y a su Secretario General, por haberme extendido cordial invitación para asistir el día de hoy a esta XX Sesión Extraordinaria de su Asamblea General.
México tiene una gran deuda con sus jóvenes, pues a pesar de los esfuerzos que realizan las instituciones públicas y privadas de educación superior, solo el 32 por ciento -es decir uno de cada tres- tienen cabida para
estudiar una carrera profesional. El resto, son literalmente excluidos de la posibilidad de formarse para tener un proyecto de vida digno, con formación educativa completa, que les permita aportar productivamente a su país.
En materia de cobertura en Educación Superior, ocupamos el último lugar entre todos los países de la OCDE, ubicándonos por debajo de los países con economías comparables a la nuestra, y que tienen tasas de cobertura
muy superiores a México. En comparación con América Latina, también estamos en los últimos lugares, pues países como Argentina, Cuba, Chile, Brasil, Uruguay, Panamá y Bolivia tienen tasas de cobertura por arriba de nosotros.
El problema radica en que la Educación Superior no ha sido considerada prioridad por los diferentes y sucesivos gobiernos. Por eso, me propongo convertirla en un eje del desarrollo nacional. Los países que han invertido en Educación Superior han generado, como consecuencia, un importante crecimiento económico y social sostenido.
El desarrollo es resultado de la inversión en educación, ciencia, tecnología e innovación. No hay política pública con mayores efectos redistributivos que la Educación Superior: sus efectos en el desarrollo nacional son pues multiplicadores.
Es inadmisible que en México todavía hay 5 millones de personas que no saben leer ni escribir y existen, por lo menos, 52 millones que viven en la pobreza. Ustedes saben que para romper el círculo estructural de la pobreza, la educación superior es un instrumento con un potencial formidable. Como bien se dice, en el documento que han elaborado, la
educación debe ser la principal palanca para la inclusión y la movilidad social.
El fortalecimiento de la Educación Superior impulsa no solo el aumento de la productividad y el empleo, sino la expansión de derechos y capacidades.
Para convertir a la Educación Superior en ese eje del desarrollo nacional, me permito proponer ante ustedes los siguientes puntos:
Ampliar la cobertura. En los próximos seis años, México, cuando menos, debe duplicar su nivel de cobertura en educación superior. Esta meta debe vincularse al incremento en la cobertura en Educación Media Superior, misma que tiene ya carácter obligatorio a nivel constitucional.
Fomentar la equidad. El incremento de la cobertura debe hacerse con equidad, pues mientras el Distrito Federal la cobertura es de poco más del 65 por ciento, en entidades federativas como Chiapas, Quintana Roo y Oaxaca, apenas llega al 15 por ciento.
La equidad también implica romper –como ya dijimos- el círculo estructural de la pobreza, con la finalidad de que accedan a la educación superior una mayor proporción de jóvenes de familias pobres.
Por lo anterior, habrá un programa nacional de becas amplio y suficiente para que no solo ingresen, sino que puedan concluir exitosamente sus estudios profesionales estos jóvenes. Tenemos que abatir la deserción, que casi siempre ocurre por razones económicas.
Mejorar la calidad. Para incrementar la cobertura en forma responsable se debe asegurar una Educación Superior de calidad. Lo anterior implica mejorar la planta académica de las instituciones, cuidar más los perfiles de egreso de los profesionistas, hacer más completas e integrales las actuales formas de evaluación y acreditación de los programas educativos, y apoyar en forma decidida el crecimiento del posgrado.
En este punto, coincido con su propuesta de crear un órgano de estado con independencia y capacidad para evaluar la educación superior. Lo vamos a hacer a todos los niveles, a través de un consejo autónomo, con expertos que nos ayuden en la evaluación del sistema educativo.
Ya lo hemos dicho, la evaluación no puede ser considerada como un fin en sí misma, ni debe ser utilizada como un mecanismo de exclusión sino de superación. En una evaluación objetiva, no se puede ser juez y parte.
Revisar la pertinencia. Al incremento de la cobertura con calidad, debe corresponder una mayor pertinencia de los programas educativos. Creo que conviene diversificar la oferta educativa y evitar su concentración excesiva en las profesiones tradicionales. Así también propongo dar un renovado impulso a la educación tecnológica y vincularla más al entorno regional. Las nuevas tecnologías que permiten ampliar la cobertura, ofrecen también posibilidades para modernizar la oferta educativa.
Fortalecer la inversión para la investigación en ciencia básica y aplicada es también un componente fundamental de la educación superior. Por esa razón, reitero mi compromiso para que se cumpla cabalmente con lo que ya establece la Ley, en el sentido de destinar el 1 por ciento del PIB al rubro de Ciencia y Tecnología.
Dichos recursos permitirán, además, crear más plazas de investigadores en las universidades, en ciencias exactas, en ciencias sociales y en humanidades, así como fortalecer los posgrados y los programas de formación de investigadores.
Asimismo, es importante promover la vinculación entre la educación y el aparato productivo; la incubación de empresas de base tecnológica, la generación de patentes y los proyectos de jóvenes emprendedores son la base para la creación de nuevos empleos, mejor remunerados. Vamos a dejar de ser un país de maquila, vamos a fomentar la creatividad y el talento. Habrá una Política de Estado, planeada e integral, y espero contar con ustedes para lograrlo.
Para concretar estos propósitos, tomaré muy en cuenta las propuestas vertidas en su documento: “Inclusión con responsabilidad social: una nueva generación de políticas de Educación Superior”. Pongo a su consideración
también la posibilidad de que la ANUIES tenga mayor autonomía, más independencia, y que se constituya en un órgano de consulta del Gobierno Federal en la materia. Ustedes valórenlo, lo que crean que mejor convenga.
Como bien lo refiere su documento, son dos los conceptos que habrán de caracterizar las nuevas políticas de educación superior en México. Uno, es la inclusión y el otro, es la responsabilidad.
Al respecto, es necesario resaltar que no basta con garantizar el acceso a la educación superior. También se debe promover el crecimiento económico que permita la incorporación de egresados en el ámbito laboral. Hay que
hacer de ello un círculo virtuoso.
El gobierno del Movimiento Progresista hará suya la propuesta que han hecho los Rectores desde hace años: la de impulsar una verdadera Política de Estado en materia educativa que incluirá, desde luego, a la educación
superior, para que la Nación cuente con un proyecto educativo de largo aliento, con metas claras, rumbos bien definidos, que podamos evaluar públicamente de manera periódica, de cara a la sociedad.
Esa política de Estado, a la que espero se sumen todas las fuerzas políticas, las maestras y los maestros, los investigadores, los estudiantes, los padres de familia, los medios de comunicación, trabajadores, sindicatos, empresarios, todos sin excepción, deberá incluir la consolidación de un sistema de educación superior nacional que, en
estricto apego a la autonomía universitaria, promueva la colaboración y la movilidad de profesores y estudiantes, el trabajo en redes, la vinculación con la sociedad para resolver sus problemas y, por supuesto, también con el sector productivo, para impulsar el crecimiento de la economía.
A la Educación Superior le han regateado recursos sistemáticamente. La Política de Estado que propongo permitirá establecer presupuestos multianuales, que contemplen un crecimiento paulatino no menor a una décima del PIB anualmente, con lo que estaríamos muy cerca de alcanzar, a finales del gobierno, la meta que ustedes han propuesto. Llegaríamos a un presupuesto para la educación superior de 1.3 por ciento del PIB.
No vengo a hacer compromisos al calor de una campaña política. Ustedes conocen bien estas propuestas, porque en buena medida, ustedes las han estudiado y saben que son viables, como saben también, les consta, que durante esta administración ha sido el Ejecutivo el que manda las iniciativas de presupuesto limitando recursos a las universidades, y que han sido nuestros legisladores los que en la Cámara de Diputados le han tenido que enmendar la plana.
¿De dónde va a salir el recurso? De una reforma fiscal que tenga como propósito –no crear nuevos impuestos como proponen otros- sino terminar con los regímenes especiales, las excepciones, las exenciones, que privilegian a unos cuantos para no pagar lo que debieran. Además, habrá recursos suficientes porque combatiremos la corrupción y habrá una política de Estado de austeridad republicana.
En este marco, pediré a las Instituciones de Educación Superior que profundicen en la rendición de cuentas, transparenten al máximo su actuación y también –respetuosamente lo digo– que todas tengan programas de austeridad ahí donde sea posible, y ustedes saben que es posible. Austeridad en su gasto y calidad en su servicio. Esa debe ser la norma.
La nueva política de Educación Superior no solo va a apoyar y mejorar a las actuales universidades e instituciones públicas existentes para que funcionen al máximo de su capacidad; también se abrirán nuevas universidades, estratégicamente ubicadas, para el impulso de diversas áreas profesionales y polos de desarrollo. Las tecnologías para la educación en línea y a distancia, serán fundamentales para la ampliación de la matrícula. Vamos a tomar como base lo que ya tenemos, lo que ustedes hacen, que no es poco, pero vamos a multiplicarlo. Habrá que invertir en infraestructura, capacitar docentes y crearles plazas. Todo eso está contemplado.
Tenemos que hacer un esfuerzo especial para atender a la población indígena. Las actuales universidades interculturales se transformarán en sólidas instituciones de la República para empezar a saldar la deuda histórica con los mexicanos más antiguos que, injustamente, son los más pobres y olvidados.
La educación superior impartida por las instituciones de carácter privado, es un complemento importante que reconozco y valoro. Nos proponemos brindar las garantías para su trabajo y colaboración. Es obligación del gobierno garantizar a todos el derecho a la educación gratuita y de calidad en todos los niveles escolares, pero no se debe limitar la participación de particulares y de la sociedad civil.
Señoras y señores Rectores y Directores:
Mi gobierno será un gobierno de universitarios. Queremos que todos los egresados de las universidades también nos apoyen, pues luego de haber recibido una formación profesional, estamos moralmente obligados a retribuirle a la sociedad parte de lo que ésta nos ha permitido alcanzar mediante la educación.
El Movimiento Progresista que represento, va más allá de una coalición de partidos. Es un Movimiento que propone ampliar los espacios para la participación social en los asuntos públicos. La educación superior es uno de esos asuntos públicos pero, además, lo es de la mayor importancia. Por eso los invito a que se sumen a nuestro Movimiento, donde la educación, la ciencia y la cultura tienen, por derecho propio, un lugar especial, estratégico y prioritario.
Señoras y señores:
La seriedad de nuestra propuesta para trasformar a México es avalada, no solo por mi desempeño de muchos años actuando con principios, honestidad y congruencia, sino también y, sobre todo, por quienes me acompañarán como miembros del gabinete: mujeres y hombres con experiencia, honestos y sensibles.
Les recuerdo que el próximo Secretario de Educación Pública va a ser Juan Ramón de la Fuente, un universitario talentoso; la nueva secretaría de Ciencia Tecnología e Innovación va a estar a cargo de René Drucker, hombre con sabiduría y prestigio; la responsable de la nueva secretaría de Cultura será la gran escritora Elenita Poniatowska.
Por último, les propongo, con todo respeto a sus libertades, que en el mes de julio, ya como presidente electo, celebremos un Congreso Extraordinario para definir conjuntamente la política que aplicaremos en materia de educación superior. La educación será una prioridad del nuevo gobierno democrático.
Muchas gracias.
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