Andrés Barba: El novelista de realidades alternas

Vida de Guastavino y Guastavino es el más reciente libro del español Andrés Barba, quien en un ejercicio de genialidad y potencia, ofrece una seudobiografía del arquitecto valenciano y su hijo, quienes llegan a Nueva York procedentes de España con muchos sueños y una bolsa de 40 mil dólares producto de una estafa para dotar a esa ciudad de  italianos e irlandeses de edificios ignífugos e identitarios


 

 

Por Martha Rojas

RegeneraciónMX.- ¿Quién decide qué es la realidad? Andrés Barba (1975) es un escritor, traductor y fotógrafo español que ha poblado de esa cuestión fundamental y tan poco comentada el centro de un repertorio novelístico en el que las situaciones banales se descubren como el epicentro de las verdades humanas.

La construcción de la verdad, la verdad percibida por alguien más y la verdad contada son si acaso algunos de los argumentos que preocupan y que de manera magistral Barba ha expuesto en más 11 libros que a sus 46 años lo han colocado, según la revista Granta, como uno de los escritores más interesantes de la última década.

Fue en 2001 cuando su nombre se coló en los catálogos editoriales con un libro llamado La hermana de Katia (Anagrama, 2001) y un prometedor talento. Un muchacho de entonces 26 años aparecía como finalista del Premio Herralde de Novela con un personaje adolescente, la hija de una prostituta y hermana de una bailarina, cuya bondad podía hacernos pensar en la redención.

Ningún crítico podía creer que aquel jovencito lograra construir una novela de tal madurez y huella, a tan corta edad. Pero el tiempo sólo fue testigo. En los años siguientes el talento de Barba, así como sus problemáticas en torno a los discursos de la verdad han evolucionado y ese proceso nos han dejado materiales literarios de tal calidad —que me atrevo a pensar —, que su nombre quedará escrito en la historia de la literatura.

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CONTSRUCTOR DE RELATOS ALTERNOS  

A ese primer éxito siguieron dos novelas La recta intención, Ha dejado de llover y ocho libros más, algunos editados con Anagrama y otros con Siberia, hasta la excepcional República Luminosa (2017, Premio Herralde de Novela), un escrito de sólo 187 páginas en las que Andrés Barba logra someternos a un duro cuestionamiento acerca de la pureza infantil, de la capacidad de los niños para sentir y para percibir el amor, el odio, la fraternidad y el trabajo.

República Luminosa nos lleva a un misterioso pueblo llamado San Cristóbal, limítrofe con la ciudad y la selva, cuyos ciudadanos se ven enloquecidamente trastocados por la aparición de 32 niños de procedencia desconocida, que viven en el drenaje perfectamente organizados, infantes de distintas edades que logran desarrollar un lenguaje y una defensa en común. Y que ponen contra las cuerdas las creencias y virtudes de todo cuanto conocen

Es pues uno de los testigos de la catástrofe quien, pasados muchos años, relata su versión, su verdad de cómo esos 32 niños fueron exterminados sin que nada dijera o sintiera absolutamente nada.

Pasarían tres años para que Andrés Barba volviera a dar muestra de su potencia narrativa en una seudobiografía breve: Vida de Guastavino y Guastavino (Anagrama, 2021), un libro pequeño, construido de frases cortas, precisas, dolorosas y muchas suposiciones, que  reconstruyen la vida del arquitecto valenciano Rafael Guastavino y su hijo Rafael Guastavino, ahora, reivindicados en España por dotar a Nueva York de una arquitectura identitaria y edificios ignífugos.

Paro cuando el relato arranca,  estamos en el Nueva York de 1881, una ciudad llena de humo, migrantes italianos, irlandeses, chinos, mexicanos y la sombra de lo que hoy es Central Park, esperando a un hombre que ha estafado 40 mil dólares y un hijo a España. Es una época dura en la que un hombre que no habla una palabra de inglés se plantea la posibilidad de construir un nombre y una ciudad.

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Mr. Wastabiiino se encargara de patentar en aquella ciudad una técnica de construcción empleada por los europeos y bizantinos desde siglos antes y construirá al estilo de los moros la cúpula de la Gran Estación Central de Nueva York, regalará a Nueva York un poco de identidad y a su hijo una lección acerca de lo que no debe ser y el miedo que lo puede ser todo.

«No sabemos nada y la historia es mentira y el amor no existe, pero a veces basta el miedo como el hilo dorado de una fábula, para recuperar todas las realidades perdidas: la verdad, la ciencia, el amor. Por cada gesto bajo sospecha, el miedo engendra una constelación de ciudades posibles. Dadle miedo a alguien capaz de construirlas y tendréis el mundo»

En un silencio literario de tres años, en los que Andrés Barba cambió de residencia tres veces, pasando por Nueva York y España para finalmente asentarse en Argentina, se gestó una reformulación del género biográfico, concluyendo que al final todos esos relatos que nos contamos no son más que acuerdos, a veces llenos de ficción, sobre la vida de los otros.

La narrativa de Andés Barba es un milagro que pocas veces le ocurre a la literatura, aunque sus preocupaciones estéticas circulan en torno a la verdad y la difícil condición de los hombres, en cada libro logra expirar genialidad, crudeza y reinvención, demostrando que la actualidad literaria pertenece a los talentos jóvenes, como el suyo o el de la argentina Mariana Enríquez.