Un astronauta que pasó casi un año en la Estación Espacial Internacional experimentó cambios que indican una reversión del proceso del envejecimiento
Regeneración, 6 de febrero de 2017.- Un astronauta que pasó casi un año en la Estación Espacial Internacional, un centro de investigación científica que orbita el planeta Tierra, experimentó cambios en su cuerpo que podrían sugerir que revirtieron cierto proceso clave del envejecimiento.
Se trata del astronauta retirado Scott Kelly, quien pasó 340 días en la estación espacial entre 2015 y 2016. Los estudios fueron publicados en el portal de la NASA y la noticia fue difundida por el medio The Independent.
Kelly tiene un hermano gemelo idéntico, y los científicos aprovecharon esta situación para hacerle estudios a ambos; se trataba de encontrar diferencias en el organismo de Kelly y su hermano, quien permaneció en la Tierra.
Lo que encontraron los científicos fue una diferencia significativa en los telómeros de los dos hermanos; Kelly había desarrollado telómeros más largos que los de su gemelo.
Se denomina telómeros a los extremos de los cromosomas, su función principal es dar estabilidad estructural a éstos; los protege del deterioro y evita que se unan a otros cromosomas.
Los telómeros están relacionados a con la reparación del ADN dañado, y disminuyen en tamaño y efectividad conforme uno se va haciendo viejo, lo que incrementa el riesgo de cáncer.
Los telómeros en los glóbulos blancos del astronauta experimentaron lo opuesto; se volvieron más largos. «Es exactamente lo contrario de lo que esperábamos», dijo la bióloga especializada en radiación, Susan Bailey, a la revista Nature.
De acuerdo con la bióloga, la radiación a la que están expuestos los astronautas debería acortar el tamaño y la calidad de los telómeros. Los científicos estaban tan sorprendidos que enviaron las muestras a otro laboratorio para confirmar los resultados.
En vista de esto, se lleva a cabo actualmente un estudio que involucra a diez astronautas para entender qué ocurrió, aunque el fenómeno podría no tener ninguna relación con la vida en el espacio.
«Podría estar relacionado con el ejercicio realizado por el astronauta y la ingesta reducida de calorías durante su misión», se explica en un artículo sobre la investigación.
«Sin embargo, al volver a la tierra, sus telómeros empezaron a encogerse otra vez», reza el mismo artículo.