Incluso, las legumbres contribuyen a mitigar el cambio climático porque reducen la dependencia de fertilizantes sintéticos, utilizados para aportar nitrógeno al suelo
Por IPS
Regeneración, 28 de septiembre del 2016.-Lentejas, frijoles, garbanzos y otras legumbres tienen a veces “efectos sociales colaterales” en el entorno después de ingeridos. Pero aunque resulte difícil de creer, también contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Se estima que unas 190 millones de hectáreas de leguminosas vierten entre cinco y siete millones de toneladas de nitrógeno al suelo. Como son capaces de fijar su propio nitrógeno en el suelo, no necesitan tantos fertilizantes, ya sean orgánicos o sintéticos, y pueden desempeñar un papel importante en la reducción de emisiones contaminantes.
Además, las legumbres son muy populares; la producción mundial aumentó de 64 millones de hectáreas, en 1961, a casi 86 millones, en 2014.
Los datos reunidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), también indican que cuando se alimenta al ganado con legumbres, “su alto contenido en proteínas hace que contribuyan a aumentar la tasa de conversión de alimentos, mientras disminuyen las emisiones de metano de los rumiantes, por lo tanto, las emisiones de gases invernadero”.
Eso revela la gran preocupación que tiene esa agencia por el impacto del cambio climático en la seguridad alimentaria.
El recalentamiento planetario tienen un impacto enorme en la producción de alimentos y en la seguridad alimentaria. “Los cambios de clima pueden causar un aumento de los desastres naturales como sequías, inundaciones o huracanes, que pueden afectar a todos los niveles de la producción de alimentos”, señala el documento de la FAO.
A menos que se tomen medidas sostenibles de forma urgente, el cambio climático seguirá ejerciendo una fuerte presión sobre los ecosistemas agrícolas, en especial en regiones y sobre poblaciones particularmente vulnerables, alerta la agencia, que informa sobre las llamadas variedades de legumbres climáticamente inteligentes.
Además, la FAO remarca que las legumbres tienen una vasta diversidad genética, de las que se pueden seleccionar variedades mejoradas para cultivar. Esa característica es particularmente importante porque se pueden desarrollar cepas más resistentes a la variabilidad climática para usar en áreas propensas a inundaciones, a sequías y a otros eventos climáticos extremos.
Legumbres y agroforestería
Además de lo anterior, “los sistemas agroforestales que incluyen legumbres, como el guandú, con otros cultivos, ayudan a mantener la seguridad alimentaria de los agricultores, ayudándoles a diversificar sus fuentes de ingresos”, indica la FAO.
Y así, los “sistemas agroforestales soportan mejor las condiciones climáticas extremas porque las legumbres son más resistentes que la mayoría de los cultivos y ayudan a nutrir el suelo. Cuando se utilizan estos sistemas, los agricultores ven un aumento en la productividad de los cultivos que se extiende al rendimiento de cultivos subsiguientes.”
De hecho, es significativo que la Organización de las Naciones Unidas haya declarado 2016 Año Internacional de las Legumbres y haya organizado en abril la Conferencia Internacional sobre Legumbres para la Salud, la Nutrición y la Agricultura Sostenible en Zonas Áridas en la ciudad marroquí de Marrakech, de donde salió la Declaración sobre legumbres como solución a la alimentación, la seguridad nutricional, la agricultura sostenible y la adaptación al cambio climático.
El encuentro reunió a expertos científicos de todo el mundo para buscar la forma de impulsar la producción de legumbres en los países en desarrollo con medidas en el ámbito de la ciencia, de la investigación para la inversión en desarrollo, de políticas y de mercados.
La Declaración de Marruecos recomienda aumentar la producción de legumbres en 20 por ciento, respecto al volumen actual, para 2030, mejorando el rendimiento, expandiendo a nuevos nichos que incluyan intensificar los arrozales en barbecho con legumbres y otras posibilidades estacionales en los sistemas de cultivos intensivos ya existentes.
También reconoce que la producción de legumbres quedó bastante rezaga con respecto a la demanda creciente en los países en desarrollo, a pesar de los muchos beneficios “para la población y el ambiente, dejando suelos más sanos, menor huella de carbono y agua, mayor seguridad nutricional en los hogares y un ingreso adicional para los agricultores”.
¿Pero qué son las legumbres?
La FAO creó una lista de datos concretos: “Las legumbres son un tipo de leguminosas que se cosechan únicamente para obtener la semilla seca. Los frijoles secos, lentejas y guisantes son los tipos de legumbres más comúnmente conocidos y consumidos”.
“Las legumbres no incluyen los cultivos que se cosechan verdes (por ejemplo, guisantes verdes, judías verdes), ya que estos se clasifican como hortalizas. También se excluyen los cultivos utilizados principalmente para la extracción de aceites (como soja y maní) y legumbres que se utilizan exclusivamente con fines de siembra (semillas de trébol y alfalfa)”, detalla el documento.
“¡Es probable que coma ya más legumbres de las que es consciente! Entre las más populares figuran todas las variedades de frijoles secos, como alubias, habas de Lima, frijolillos y habas. Los garbanzos, caupís, judías de careta y guandules también son legumbres, como lo son todas las variedades de lentejas”, agrega.
“La gastronomía de todo el mundo utiliza legumbres, desde el humus en el Mediterráneo (hecho de garbanzos), a un tradicional desayuno completo inglés (con frijoles blancos) o el dal de la India (con guisantes o lentejas)”, añade la FAO.
¿Por qué son tan importantes las legumbres?
“Las legumbres están llenas de nutrientes y tienen un alto contenido proteico, por lo que son una fuente ideal de proteínas, en particular en regiones donde la carne y los lácteos no son física o económicamente accesibles”, destaca la FAO.
“Las legumbres son bajas en grasa y ricas en fibra soluble, capaces de reducir el colesterol y ayudar a controlar el azúcar en la sangre. Debido a estas cualidades, son recomendadas por las organizaciones sanitarias para hacer frente a enfermedades no transmisibles, como la diabetes y las dolencias cardíacas. También se ha demostrado que ayudan a combatir la obesidad”, precisa.
“Las legumbres son un cultivo importante para los agricultores, porque pueden venderlas y también consumirlas a nivel familiar. Tener la opción de comer y vender las legumbres que producen ayuda a los campesinos a mantener la seguridad alimentaria de sus hogares y genera estabilidad económica”, subraya el documento.
“Además, las propiedades fijadoras de nitrógeno de las legumbres mejoran la fertilidad del suelo, lo que aumenta la productividad de las tierras de cultivo. Usando legumbres para los cultivos intercalados y de cobertura, los agricultores también pueden promover la biodiversidad agrícola y del suelo, manteniendo a raya las plagas y las enfermedades nocivas”, añade.
Incluso, las legumbres contribuyen a mitigar el cambio climático porque reducen la dependencia de fertilizantes sintéticos, utilizados para aportar nitrógeno al suelo.
Durante la fabricación y la aplicación de esos fertilizantes se liberan gases contaminantes y su excesivo uso puede ser perjudicial para el ambiente.
Sin embargo, “las legumbres fijan el nitrógeno atmosférico en el suelo de forma natural y en algunos casos liberan fósforo, disminuyendo significativamente la necesidad de fertilizantes sintéticos”, explica la FAO.
Traducido por Verónica Firme