Por Jenaro Villamil | Homozapping
Regeneración, 20 de junio del 2016.-Aurelio, el soberbio, el arrogante, se transformó en su verdadero rostro: el Represor. Desde la jornada del domingo 19 de junio tiene las manos manchadas de sangre tras la represión en Oaxaca. Es probable que no dure en el cargo más allá de esta semana, pero también es claro que responde al instinto de mano dura de su jefe, Enrique Peña Nieto.
Jamás en su vida conoció el sector magisterial. Aurelio ascendió como lo hacen los oportunistas con el poder del picaporte, la corrupción y los intereses. De oscuro asesor de la bancada del PRI en el Senado en 2006, a cargo de Enrique Jackson, este politólogo ascendió al primer circulo peñista de la mano de Luis Videgaray y de poderosos padrinos que donaron en la campaña de Peña.
Amaneció en diciembre de 2012 como jefe de la Oficina de la Presidencia. Dueño de la intriga y de las peores maneras para intimidar a quienes clasifica como “enemigos personales” del presidente de la República, Nuño aplicó la guadaña cuantas veces pudo.
Presionaba a medios de comunicación, nacionales y extranjeros. Regañaba al gabinete y a los gobernadores. Construyó la burbuja que llevó al deterioro del peñismo en menos de tres años. Era de los que creía que la tragedia de Ayotiznapa disminuiría con los meses. No conoce el país. Menosprecia el México profundo. Y ahora fue arrasado por el México bronco.
Aurelio Nuño, el Soberbio, amaneció como titular de la Secretaría de Educación Pública. Se dejó fotografiar en la oficina que perteneció a José Vasconcelos, sintiéndose un Ulises Criollo, cuando su inteligencia no sobrepasa de ser una reencarnación de Diaz Ordaz.
A golpe de dinero ganó primeras planas, muchos minutos de tiempo-aire en los noticieros electrónicos para mostrar su mirada sin vida, sus pequeños ojos que como alfileres lanzan el odio a sus interlocutores que no se le someten.
Dueño de un rencor tan grande como su ambición, Aurelio, el Soberbio, orientó su furia sexenal hacia la CNTE después de demostrar su gran incompetencia para resolver un conflicto como el del Instituto Politécnico Nacional.
Nuño, el Soberbio, se convirtió en la mano dura que el fascismo electrónico reclamaba de sus púlpitos mediáticos contra la CNTE.
Aurelio anunció que correría a miles de maestros que no acepten la evaluación, que acudan a las movilizaciones. Amenazó con la represión, como si fuera titular de Gobernación o jefe de la Policía Federal. Y ahora que hay, al menos, seis personas muertas y decenas de heridos en Oaxaca, esconde la cabeza como buen represor.
Los arrogantes como Nuño son vulnerables al elogio. Se fotografió en un publirreportaje de la revista Líderes, editada para quienes pagan por aparecer en ella. En su fotografía posada se regodeó en el autoengaño:
“En pocos meses, ha logrado la pronta resolución e implementación de la reforma educativa… Una primera etapa ha tenido éxito gracias, en gran medida, a su disposición al diálogo con los maestros”, describió el publirreportaje.
¿Pronta resolución? ¿Disposición al diálogo?
Ahí están las imágenes que ya dieron la vuelta al mundo con los enfrentamientos en Oaxaca.
Ahí está la portada de esta semana de la revista Proceso donde se anticipa lo que finalmente ocurrió: “Aurelio Nuño, la Arrogancia”.
Del Atenco peñista a la Antequera de Aurelio sólo existe una línea de continuidad: la soberbia del gobernante que se cree dueño de la vida y de la mano dura.
Reforma publica este lunes 20 de junio que tras el violento enfrentamiento entre la CNTE y la Policía Federal, “un fuerte debate se vivía anoche en Los Pinos”.
La disyuntiva era si se dialogaba o no con el movimiento de disidencia magisterial o si se continuaba con la línea de la confrontación.
Aurelio Puño –su nuevo sobrenombre entre la CNTE- insistió en que “nada de diálogo mientras sigan las protestas; descuentos y despidos a quienes falten por andar en la bola”.
Por otro lado, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong propuso hacer política y le pidió a Peña instalar una mesa de diálogo.
La situación no se ha resuelto. La decisión no se ha tomado.
Sin embargo, Aurelio el Represor ya perdió en estas horas su más delirante ambición: ser el candidato presidencial de Peña.