Regeneración, 17 de octubre de 2014.-La sociedad civil mexicana sigue indignada por la desaparición de 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa y el asesinato de seis personas más, el 26 y 27 de septiembre pasado. La comunidad internacional debería respaldar las manifestaciones de protesta que se registran casi a diario en México, según el investigador y académico Edgardo Buscaglia, un reconocido analista sobre los fenómenos relacionados con el crimen organizado. En conversación con DW, Buscaglia, investigador principal en derecho y economía de la Universidad de Columbia, advierte que en México hay un pacto de impunidad entre los políticos mexicanos.
DW: ¿Qué clase de estrategia debería adoptar la sociedad civil mexicana para enfrentar al poderío de los cárteles?
Edgardo Buscaglia: Bueno, utilizar las mismas técnicas de activismo social, de resistencia civil pacífica que llevó a cabo la sociedad civil italiana después del asesinato del juez Giovanni Falcone y del juez Paolo Borsellino. La misma que utilizó la sociedad civil colombiana durante los peores años, en los 90s y previamente, después del asesinato del candidato presidencial Luis Carlos Galán. Las mismas técnicas de activismo pacífico, de resistencia civil pacífica, que aparecieron durante los años 50 y 60 en los Estados Unidos, ante el racismo de Estado que existía en ese momento. Las mismas técnicas que usó Gandhi en los años 30 y 40 para lograr la independencia de India.
¿Con manifestaciones masivas?
Los ciudadanos tienen que comenzar a salir a las calles y paralizar el sistema económico pacíficamente, obligándolos puntualmente a que comiencen a limpiar el Estado mexicano, que cuenta con políticos vinculados a diferentes grupos criminales legalizados como empresas legalmente constituidas y políticos ligados a grupos criminales.
¿Por qué la sociedad civil no ha actuado de manera masiva hasta ahora ?
Eso es algo que vengo anunciando desde hace ocho años en México y me causa mucha tristeza: que estas cosas no se aborden hasta que no comienza a correr un tsunami de sangre. Lamentablemente, la sociedad civil mexicana está muy disipada, muy fragmentada. Hay muchos valientes como el padre Solalinde, pero también hay una parte de la sociedad civil que está corrompida, que se beneficia a través de contratos con el Gobierno en los Estados y con el Gobierno Federal, a través de Sedesol (Secretaría de Desarrollo Social). No vemos a la sociedad civil puntualmente rodeando a los Congresos, a los Poderes Legislativos de los estados y el federal, presentándose con una lista puntual. Y si ésta no se cumple, la gente debería mantener rodeado el Congreso. Así se volvería un símbolo de resistencia que llamaría la atención pública internacional. Eso generaría presión hacia el cambio.
¿Qué medidas puntuales habría que adoptar?
En primer lugar habría que implementar en la práctica, a través de causas penales, los tipos penales relacionados con el conflicto de interés: tráfico de influencias, malversación y desvío de fondos, que son los tres tipos de corrupción política más frecuentes. Hay que reformar los códigos penales para que el conflicto de interés se tipifique como delito, como se define en Canadá, en Japón, en Francia, en Alemania. El tráfico de influencias de los políticos tiene que definirse mejor en el código penal. Esto es un trabajo del Poder Legislativo y tiene que hacerse de manera urgente. La malversación de fondos puede observarse por doquier en México, en donde se otorgan contratos públicos a empresas de familiares, de amigos. La tercera medida consiste en establecer y activar unidades de investigación patrimonial autónomas en cada estado mexicano para que comiencen a investigar a estos políticos y sus prácticas de desvío de fondos hacia empresas, muchas de ellas ligadas a la delincuencia organizada.
Para eso hay que recabar pruebas….
Eso lo tienen que hacer las instituciones mexicanas o las instituciones supranacionales ligadas a Naciones Unidas, como fue el caso de la CICIG (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala). Algo así podría establecerse en México para tratar esos temas si no se pueden procesar bajo el sistema judicial mexicano debido al pacto de impunidad que existe en México. Con estas cuatro medidas ya podríamos empezar a limpiar al Estado mexicano.
Que no es otra cosa que el combate a la corrupción política…
La corrupción política es el padre y la madre de la expansión de la violencia organizada en México. Le da un incentivo a grupos criminales de origen mexicano y de otros países: centroamericanos, peruanos, e incluso europeos, para ubicarse en México con impunidad e intentar capturar pedazos del Estado mexicano a fin de aumentar sus negocios y expandirse regionalmente. México es un paraíso patrimonial, es una cabeza de playa ideal para cualquier grupo criminal del planeta, dada la existencia de impunidad como la que hay ahí.
Usted mencionó que en México hay un pacto de impunidad…
Carlos Navarrete, presidente del PRD (Partido de la Revolución Democrática) reconoció hace unos días la existencia de un pacto de impunidad, como yo vengo anunciándolo desde hace años. Navarrete reconoció que no hay un contrato firmado, pero hay un pacto de impunidad tácito entre los políticos. Eso se enfrenta con un movimiento social pacífico masivo que paralice ese país por un buen tiempo rodeando los Congresos. Pero no se puede disipar; las demandas tienen que ser puntuales para comenzar a empezar a limpiar el Estado mexicano, tal como se hizo en Colombia, en Italia, en la India. Dos tercios del Parlamento italiano fue procesado penalmente por vínculos con grupos criminales. Un 63% del Congreso colombiano, con figuras de todos los partidos, fue limpiado.
Eso requiere una enorme presión de la sociedad civil…
Eso se hizo bajo presión. No fue una convicción bajo condiciones normales, que los políticos decidieran hacerlo un buen día. La corrupción política le da el incentivo a la delincuencia organizada a ser violenta. Porque grupos criminales intentan captar a diputados, a senadores, alcaldes, a gobernadores y los usan para aniquilar y neutralizar a sus grupos adversarios. La policía de un estado asesina a los políticos y a criminales pertenecientes a grupos adversarios. Cuando Sinaloa usa a la policía de Durango, por ejemplo, para asesinar a los Zetas. Y los Zetas utilizaban a la policía de Tamaulipas para asesinar en Sinaloa. Esa orgía de violencia está energizada por la corrupción política al más alto nivel. Si se acaba con la corrupción política y se comienza a atacar patrimonialmente a esos grupos criminales, se vuelven más pequeños, como sucedió en Colombia.
¿Cómo se traduciría esa situación en México?
Quedarían unos 300 o 400 grupos pequeños que ya no tendrían la capacidad de enfrentarse al Estado mexicano de igual a igual y de generar este tipo de masacres masivas, que son crímenes de lesa humanidad en donde políticos están involucrados. Eso tiene que generarse a través de un movimiento masivo en México, no quemando edificios de Gobierno. Esto no se soluciona con violencia porque así se le da la excusa a las autoridades corruptas para reprimir, para sacar el ejército a la calle y a matarlos. Esto se soluciona con un movimiento social pacífico, en donde medios internacionales como CNN y Deutsche Welle estén al lado viendo cómo la población presiona e intenta rescatar a su Estado, de limpiarlo de esta podredumbre que se tiene en México.
¿Cuál es el papel de la comunidad internacional?
Se tiene una complicidad pasiva, por omisión, de la Unión Europea, de gobiernos como el alemán, debido al hecho de que sus grandes oligopolios, sus grandes empresas están haciendo negocios cuantiosos en México. En mercados políticamente protegidos por las autoridades. Cuando esas grandes empresas vuelven a Alemania hablan maravillas de México. Y le insinúan a los políticos alemanes que nada debe cambiar. Que todo está bien en México. México no es como Venezuela, o como Sudán, porque en México están haciendo negocios cuantiosos. Hay que señalar que en México la comunidad internacional ha sido omisa. El dinero les ha callado las conciencias. Nadie dice que hay que cortar las relaciones con México. Simplemente hay que presionar a México de la misma manera que Alemania presionaba a Colombia en los años 80 o 90, cuando en Colombia aparecían fosas comunes de campesinos. Alemania era la primera, junto a la Unión Europea en presionar a Colombia. Existen las mismas masacres, decenas de miles de vidas humanas están siendo aniquiladas. La Unión Europea y el Gobierno alemán deben comenzar a ejercer mucha más presión. El dinero no puede callar conciencias en Europa. Tenemos que comenzar a presionar internacionalmente para que la sociedad civil mexicana no se sienta sola; si no, estas masacres van a continuar.
Entrevista realizada por DW.de