Leticia, habitante del pueblo de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, (uno de los más afectados por el sismo 19s), es una prueba más de lo que el amor de madre es capaz de lograr por un hijo. Este es su testimonio
Regeneración, 27 de septiembre de 2017.- Leticia regresaba de hacer el mandado en el mercado local de su pueblo (San Gregorio Atlapulco, Xochimilco), el pasado martes 19 de septiembre.
Leticia cuenta a REGENERACIÓN cómo el grito desgarrador de su hijo menor le hizo reaccionar en segundos para poder salvarle la vida.
En su casa la abuela cuidaba a sus dos hijos. Alan, su pequeño de 3 años, se encontraba jugando en su habitación, mientras que Leticia cruzaba el patio. En ese momento comenzó el movimiento telúrico, y se escuchó un grito aterrador: “¡Mamá, está temblando!”.
Al escuchar la voz de su vástago, Leticia reaccionó de inmediato y corrió desesperada hacia el interior de la habitación. “Bueno, lo que quedaba de la casa” –dice tristemente y con incredulidad–; en un parpadeo vio cómo se derrumbaba su patrimonio.
En ese momento, Leticia solo pensó en sacar al pequeño Alan de la casa, pues la barda amenazaba con caer.
A zancadas entró al cuarto de su hijo. Rápidamente lo tomó de su manita con la intención de dirigirse a un lugar donde estuviesen seguros.
“No llegamos ni a la mitad de la ventana, cuando se sintió el golpe más fuerte. Entonces a mí se me hizo más fácil caminarle otro poquito cuando se desprende la barda de la casa mi abuelito… golpea a mi niño y lo avienta a la otra barda”, relata Leticia.
La vida de Alan corría peligro, por lo que Leticia trató de detener la pesada barda con su brazo izquierdo, mientras que con el derecho jalaba a su hijo entre los escombros en el poco espacio que tenía entre una barda y otra que se vino abajo. Con una fuerza sobrehumana –la mujer no comprende cómo– pudo aventar la barda y cuando pudo abrazar a su hijo salió despavorida de su hogar.
Su suegra –que permanecía en el segundo nivel de la casa– sostenía a su otro nieto. En su desesperación gritó con fuerza a Leticia en busca de auxilio. En ese momento, Leticia volteó la vista y vio cómo se desplomaba la barda de sus vecinos sobre su hogar, destruyendo el cuarto donde se localizaban sus demás familiares.
“Se oían muchos gritos, me gritaban ‘¡Leti, ayúdame!’ y les respondía: ‘¡No puedo!’, –a esas alturas se dio cuenta de que no podía mover el brazo izquierdo porque estaba fracturado por el golpe de la barda que se le vino encima–; una vez que el sismo pasó, entré como pude, abrimos la ventana y le gritábamos a mi suegra que nos pasara al niño. Pero ella decía que no podía”, abundó Leticia.
Vecinos y familiares mientras ven su colonia en ruinas, describen lo ocurrido como “uno de los momentos más angustiosos” de su vida.
Afortunadamente, Leticia y sus vecinos pudieron rescatar con vida a sus familiares de los escombros. “Sé que esto es difícil, pero hay que seguir luchando. ¡Ánimo ‘Chihuahua’, que todavía tenemos vida”, dice Leticia esbozando una sonrisa a pesar de la tragedia.