En 1990, antes de abandonar el Sistema Solar para siempre, la sonda espacial Voyager 1 hizo una última foto de la Tierra. Con esa imagen, el astrónomo y divulgador científico Carl Sagan, dejó un mensaje claro para la humanidad: “Eso es aquí. Es nuestro hogar. Somos nosotros.
Regeneración, 22 de abril de 2016,.-El 14 de febrero de 1990, la sonda espacial Voyager 1 se alejaba para abandonar para siempre el Sistema Solar. Entonces se giró por un momento e hizo la foto más lejana de la Tierra que se tiene hasta ahora, a una distancia de 6 mil millones de kilómetros. Esta imagen fue seleccionada en el 2001 como una de las diez mejores fotos científicas de la historia.
“La sonda tomó 60 fotos y las almacenó de manera digital en su cinta de grabado, luego lentamente, en marzo, abril y mayo envió la información de regreso a la tierra por radio. La nave se encontraba a 6 mil millones de kilómetros de la tierra, tan alejada que le tomó a cada pixel cinco horas y media, viajando a la velocidad de la luz, para alcanzarnos.
Las dos zonas Voyager han explorado más de 4 planetas y casi 60 lunas, son triunfos de la ingeniería humana, estas sondas tenían garantizado trabajar solamente hasta su encuentro con Saturno, y los astrónomos pensaron que sería una buena idea que se tomara una última fotografía de la vista hacia su hogar.
En 1994, el astrónomo Carl Sagan publicó el libro “Un punto azul pálido: una visión del futuro humano en el espacio”, la continuación de “Cosmos”, otra de sus obras, una de las publicaciones científicas más vendidas de la historia. En él plasma su reflexión acerca del sentido de la vida a partir del conocimiento científico, y la perspectiva que brindan herramientas como la astronomía para ubicarnos dentro del espacio estelar.
“En la escala de los mundos, sin mencionar las de las estrellas o las galaxias, los humanos son insignificantes.» dicen en la serie Cosmos.
Este es el texto transcrito que también puede escucharse en el video:
“Desde tan lejos, puede que la Tierra no parezca muy interesante. Pero para nosotros es diferente. Fíjate de nuevo en ese punto. Eso es aquí. Es nuestro hogar. Somos nosotros.
Ahí viven o han vivido todos tus seres queridos, todas las personas a las que conoces, todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido jamás. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos. Miles de religiones, ideologías y doctrinas económicas tan seguras de sí mismas, todos los cazadores y recolectores, todos los héroes y todos los cobardes, todos los creadores y destructores de civilizaciones. Todos los reyes y todos los campesinos, todas las parejas de jóvenes enamorados, todas las madres y padres, todos los niños esperanzados, todos los inventores y exploradores, todos los profesores de ética, todos los políticos corruptos, todas las superestrellas y todos los líderes supremos, todos los santos y todos los pecadores de la historia de nuestra especie vivieron allí. En la mota de polvo. Suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un escenario muy pequeño en la inmensidad del cosmos. Piensa en los ríos de sangre que han hecho correr todos esos generales y emperadores para que, entre el triunfo y la gloria, pudiesen proclamarse los amos fugaces de una pequeña parte de un punto. Piensa en las incontables crueldades cometidas por los habitantes de un rincón de este punto sobre los habitantes, apenas distinguibles, de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, con cuánto fervor odian. Nuestros “postureos”, nuestra supuesta importancia, el espejismo de que ocupamos una posición privilegiada en el universo, todo eso queda en entredicho ante ese punto de luz pálida.
Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. En nuestra oscuridad, en toda esa inmensidad, no hay ningún indicio de que nadie vaya a venir en nuestra ayuda para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. ¿Visitar? Sí. ¿Colonizar? Aún no. Tanto si nos gusta como si no, en este momento la Tierra es donde nos vamos a quedar.
Se dice que la astronomía es una experiencia de humildad, y que forja el carácter. Puede que no haya mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, recalca la responsabilidad que tenemos de tratarnos los unos a los otros con más amabilidad y compasión, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido, el punto azul pálido.”
Carl Sagan