Por: Alberto Pérez Schoelly
China ahora ha desplazado a Estados Unidos para convertirse en la economía más grande del mundo. Medido con un criterio más refinado para comparar a las economías nacionales, el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) muestra que la economía de China es una sexta parte más grande que la de Estados Unidos ($ 24.2 billones frente a los $ 20.8 billones de EE. UU.). ¿Por qué no se quiere admitir la realidad? ¿Qué significa esto?
En enero, el FMI presentó su Informe sobre las Perspectivas de la Economía Mundial 2020, que ofrece una descripción general de la economía mundial y los desafíos que se avecinan. El hecho más inconveniente del Informe es algo que los estadounidenses no quieren escuchar y que se niegan a aceptar: China, económicamente, es una sexta parte más grande que Estados Unidos ($ 24.2 billones frente a los $ 20.8 billones de EE. UU.).
No obstante este dato, la mayoría de la prensa convencional —con la excepción de The Economist— continúa informando que la economía estadounidense es la número uno del planeta. ¿Qué está pasando?
Medir el tamaño de la economía de una nación es más complicado de lo que parece. Además de recopilar datos, es necesario seleccionar un indicador que fije un criterio adecuado. Tradicionalmente, los economistas han utilizado una métrica llamada MER (tipos de cambio de mercado) para calcular el PIB.
Cuando se habla de la evolución de la economía mundial, lo primero que se hace es voltear hacia Estados Unidos, que es el primer referente para evaluar cómo le podría ir, en conjunto, al orbe. En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos aportó casi la mitad del PIB mundial. Un aspecto notorio es que a partir de ese periodo Estados Unidos es el único país que mide su producción con su propia moneda; las demás economías suman todos los bienes y servicios y los valorizan en dólares estadounidenses al «tipo de cambio de mercado» vigente. Para 2020, se prevé que el valor de todos los bienes y servicios producidos en China sea de 102 billones de yuanes. Convertido a dólares estadounidenses a una tasa de mercado de 7 yuanes por 1 dólar, China tendría un PIB MER de $ 14.6 billones estadounidenses frente al PIB estadounidense de $ 20.8 billones.
Esta comparación simple asume que con 7 yuanes se comprarían la misma cantidad de bienes tanto en China como en Estados Unidos; lo cual no es cierto. Para facilitar la comprensión de este punto, The Economist Magazine creó el “Índice Big Mac”, el cual considera los bienes que se pueden adquirir, tomando en cuenta los precios de cada una de las economías. Bajo este enfoque, los resultados son distintos, tal como se puede observar en los siguientes gráficos y que muestran el gran avance de la economía asiática:
Con 21 yuanes, un consumidor compraría un Big Mag completo en Beijing, dado los precios existentes en China. De convertir esos yuanes al tipo de cambio en dólares, el mismo sería de 3 dólares, por lo que un chino sólo podría comprar la mitad de un Big Mac en los Estados Unidos, cuyo valor es de 6 dólares. En otras palabras, al comparar la mayoría de productos desde hamburguesas y teléfonos inteligentes, hasta misiles y bases navales, los chinos utilizarían dos veces más yuanes por cada dólar, si compraran esos productos fuera de casa.
Reconociendo este fenómeno, durante la última década se ha desarrollado un criterio más apropiado para comparar a las economías nacionales, que se llama PPP (paridad del poder adquisitivo, por sus siglas en inglés). Como explica el Informe del FMI, la PPP “elimina las diferencias en los niveles de precios entre las economías” y, por lo tanto, compara a las economías nacionales en términos de cuánto puede comprar cada nación con su propia moneda al precio de venta de los artículos. Mientras que MER responde a cuánto obtendrían los chinos a precios estadounidenses, PPP responde a cuánto obtienen los chinos a precios chinos.
La conversión del tipo de cambio sólo refleja lo que vale un Big Mag en dólares o en yuanes, pero deja de lado las relaciones de intercambio; es decir, el diferencial de precios entre ambos países. Si el precio de la hamburguesa en Estados Unidos reflejara efectivamente la proporción del tipo de cambio (un tercio de lo que valdría en China), los chinos convertirían sus yuanes en dólares y volarían a Estados Unidos para comprar Big Mags. Esto que es una ironía, lógicamente se suscitaría si nos dejamos guiar solamente por el espejismo del MER. ¡No es así! Los chinos compran hamburguesas en los 3300 locales de McDonald’s de su país, en donde cuestan la mitad de lo que pagan los estadounidenses en Estados Unidos; por lo que no tienen necesidad alguna de tomar ningún vuelo transfronterizo.
Al explicar su decisión de cambiar de MER a PPP en su evaluación anual de las economías nacionales (misma que está disponible en línea en el CIA Factbook), organismos como la CIA, preocupados por la hegemonía estadounidense, han señalado que «el PIB al tipo de cambio oficial [MER GDP] subestima sustancialmente el nivel real de producción de China con el resto del mundo «. Por lo tanto, en su opinión, la PPP «proporciona el mejor punto de partida disponible para las comparaciones de la fortaleza económica y el bienestar entre economías». El FMI agrega además que «las tasas de mercado son más volátiles y su uso puede producir variaciones bastante grandes en las medidas agregadas de crecimiento, incluso cuando las tasas de crecimiento en países individuales son estables».
En resumen, con el criterio al que están acostumbrados la mayoría de los estadounidenses, la economía china es un tercio más pequeña que la estadounidense. Sin embargo, cuando se reconoce el hecho de que con 1 dólar se compra casi el doble en China que en los Estados Unidos, se llega a la conclusión de que la economía china, (dado ese diferencial de precios) es una sexta parte más grande que la economía estadounidense.
¿Y qué? Si esto fuera simplemente un concurso para fanfarronear cumpliría con su propósito, aun cuando sólo fuese un espejismo: se trata de elegir una vara de medir que permita a los estadounidenses sentirse mejor con ellos mismos. Pero en el mundo real, el PIB de una nación es la subestructura de su poder global. Durante la última generación China ha experimentado una gran propulsión, convirtiéndose en la economía más grande del mundo, por lo que ha desplazado a Estados Unidos como el socio comercial más importante de casi todas las naciones desarrolladas (el año pasado se agregó Alemania a esa lista). Se ha convertido en el taller de fabricación del mundo, incluso para mascarillas y otros equipos de protección, tal como estamos viendo ahora en la crisis del coronavirus. Gracias al crecimiento de dos dígitos en su presupuesto de defensa, sus fuerzas militares han cambiado constantemente el balancín de poder en posibles conflictos regionales, en particular sobre Taiwán… Y este año, China superará a Estados Unidos en gasto en I + D (investigación y desarrollo), lo que llevará a Estados Unidos a un “punto de inflexión en I + D” y de desventaja en la competitividad futura.
Para que Estados Unidos enfrente el desafío de China, los estadounidenses deben darse cuenta del hecho desagradable: China ya los ha superado en la carrera por ser la economía número uno del mundo. Además, en 2020, China será la única economía importante que registre un crecimiento positivo: la única economía que será más grande al final del año de lo que era cuando comenzó el año. Las consecuencias para la seguridad estadounidense no son difíciles de predecir. El crecimiento económico divergente envalentonará a un actor geopolítico cada vez más asertivo en el escenario mundial.
Texto publicado en Ekonosphera, un medio digital libre, plural y crítico; por lo tanto, es un foro abierto para todas las ideas en torno al desarrollo de México y el mundo.