Por: Antonio Gershenson | La Jornada
El domingo pasado pusimos ejemplos de desarrollo masivo de hidroelectricidad, electricidad con el viento y geotermia. Hoy, las muy necesitadas refinerías. Ya hemos hablado de que deben ser de Pemex, e insistimos.
El pasado gobierno panista habló de refinerías a transnacionales. Las cámaras lo echaron abajo y acordaron que fueran de la nación. En los hechos, ese gobierno no hizo nada de nada. Se empieza a notar que el actual gobierno, aunque habló de refinerías de trasnacionales, se va notando que en los hechos va también a ninguna refinería; ya lleva más de un año y ni siquiera se anuncia una rifa entre trasnacionales. Como con los anteriores gobiernos, prefieren el negocio de importar a lo loco gasolina, es mejor negocio para los funcionarios.
Sin embargo, se acordó en el Congreso e incluso en el entonces nuevo gobierno, un presupuesto para una nueva refinería. Claro, fue puro cuento, se rifó entre varios estados y no se construyó ni nada. Ahora, hasta la fecha, ni siquiera, como dijimos, de rifa.
Un antecedente está como principio de antecedente del libro que plantea la enorme obra:
Petróleos Mexicanos deberá elaborar y enviar a la Cámara de Diputados a más tardar el 30 de julio de 2008, un estudio de viabilidad y prefactibilidad para determinar la necesidad de construir una nueva refinería para el sistema nacional de refinación del organismo subsidiario Pemex-Refinación.
Hay una parte del escrito muy importante, de la que nos vamos a ocupar. El estudio se aboca a las dimensiones que deben tener las instalaciones de destilación de crudo y el tren de refinación. El tamaño máximo lo determinan el diámetro de la torre de vacío que se pueda construir y transportar y en general capacidad de proceso.
Se plantea como posible capacidad hasta 300 mbd (miles de barriles diarios), que corresponde a un tren de refinación plenamente utilizado. Se compara esto que se observa que el mayor valor se genera cuando se incrementa la capacidad de proceso hasta 600 mbd, en dos trenes de refinación.
“Destaca que una tercera refinería de la misma escala ya no genera valor adicional, sino que lo destruye. Esto indica que no existe suficiente mercado para una tercera refinería en un periodo de 20 años.
Además, el tamaño del mercado incide en la determinación del tamaño óptimo de las instalaciones. En el caso de México, las condiciones monopólicas permiten hacer un análisis sobre el total de las ventas internas esperadas. En este sentido, se considera deseable un incremento eventual en la capacidad de refinación de 600 mbd en dos trenes de refinación.
Este estudio se refiere al primer tren, con capacidad de 300 mbd de crudo tipo Maya, ya que es el que aporta mayor valor presente neto (de casi mil 900 millones de dólares).
Una vez que se determine el tamaño y configuración del primer tren de refinación, pueden iniciarse los estudios para definir el segundo tren. De acuerdo con los análisis realizados hasta el momento, existen ventajas en el costo de suministro al localizar el segundo tren de refinación.
Como es sabido, el pasado gobierno ni siquiera supo, o por lo menos ignoró, la capacidad de refinación de 600 mbd. Ni siquiera a la hora de los hechos puso un centavo para los 300 mpd ni para nada. No hubo refinería, ni para el gobierno actual lo está habiendo.
¿Y la cantidad de gasolina disponible durante por lo menos el resto del sexenio?
Entre las nuevas leyes está la del artículo transitorio 16 de la iniciativa de ley de hidrocarburos, la cual dice que la gasolina tendrá aumentos similares a los actuales durante el resto del sexenio, similarmente a otros servicios públicos.
Ésta es una de las consecuencias de dejarnos sin refinerías nuevas: gasolinas cada vez más caras. Aunque los discursos oficiales sean cada vez más falsos.
Tal vez, en las últimas décadas, que haya no sea coincidencia entre los aumentos sucesivos mensuales de gasolina, y que no haya nuevas refinerías.