Es muy común que algún vecino o visitante acceda a nuestra red wifi sin previo aviso. Aquí algunas recomendaciones básicas para proteger nuestra red.
Una primera pista puede ser cuando nuestra conexión de Internet se vuelve más lenta a ciertas horas concretas del día.
La segunda pista: la luz del router destinada al wifi (a veces se indica como WLAN) continúa parpadeando tras apagar completamente todos los dispositivos inalámbricos de casa
Segundo paso: confirmarlo
Para ello, se aconseja instalar en el ordenador, smartphone o tableta un programa que nos indique los dispositivos conectados a la red. Pueden encontrarse aplicaciones gratuitas para smartphone, tanto para Android (Fing, Network Discovery, Net Scan) como para teléfonos iPhone (Fing, IP Network Scanner, iNet). Y también para ordenadores de sobremesa: aplicaciones multiplataforma (Angry IP Scanner, Wireshark) o métodos específicos para Microsoft Windows (Wireless Network Watcher, Microsoft Network Monitor), Mac y Linux.
El programa indicará cuántos dispositivos están conectados a la red. Obviamente, si hay más de los que nosotros hemos conectados al WiFi, es muy probable que alguien esté usando nuestra conexión.
En la aplicación, cada dispositivo aparece identificado con una dirección IP (que normalmente le asigna el router al aparato) y una MAC (que la asigna el fabricante y difícilmente puede cambiarse).
En la aplicación, cada dispositivo aparece identificado con una dirección IP (que normalmente le asigna el router al aparato) y una MAC (que la asigna el fabricante y difícilmente puede cambiarse).
Tercer paso: averiguar si alguien se conectó antes
Con los programas anteriormente mencionados se descubre si alguien está usando la red en ese momento. Pero hay formas de conocer lo que ocurrió antes. Para ello, es necesario obtener la información del router a través de una página web.
La dirección del router (que será una serie de números separados de tres en tres por puntos) se obtiene en el manual del router o bien lo da el operador o bien con programas específicos para hacerlo
Una vez conocida la dirección, se escribe en la barra de direcciones del navegador de internet, de manera que accedemos a la web del router. En esa página, una vez introducida nuestra contraseña, habrá un registro en el que podemos ver las conexiones que se han realizado hasta ese momento.
Cuarto paso: proteger la red
Si ha habido accesos no deseados a nuestra red es porque no está bien protegida. Pues bien, la CNMC recomienda una serie de pasos para aumentar la protección
– Primero: cambiar la contraseña por defecto del wifi y escoger una larga y que combine letras (mayúsculas y minúsculas) con números y símbolos.
– Segundo: configurar el router para que solo permita que se conecten ciertos dispositivos con unas direcciones MAC concretas. Aunque también se puede falsear, se pone una traba más.
– Tercero: Asignar las direcciones IP manualmente, es decir, desactivar esta asignación automática (llamada DHCP).
– Cuarto: hacer invisible el wifi o cambiar el nombre (el SSID). Es decir, poner a la conexión otro nombre distinto del original (puede facilitar pistas sobre el operador y así es más fácil descubrir la contraseña) y además que no informe de su presencia cuando alguien busque redes inalámbrica. Para conectar uno de nuestros dispositivos habrá que introducir manualmente el nombre exacto.
Información: Cinco Días