El Síndrome de Burnout es considerado un problema de salud pública en México, pues afecta a más de 40 por ciento de los trabajadores; por lo regular se detecta en etapas tardías, lo que provoca graves repercusiones físicas, emocionales y conductuales en el trabajador.
11 de julio 2014.-En su tratamiento no sólo están involucrados especialistas en psicología, sino en distintas áreas médicas, ya que es posible que las condiciones laborales tengan una participación importante en la aparición de enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, así como en distintos trastornos que generalmente se presentan en la etapa adulta y que representan un alto gasto en salud para nuestro país.
En la década de 1970, el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger originó el estudio sobre el Síndrome de Burnout cuando observó que la mayoría de los trabajadores de una clínica de adicciones sufría una pérdida progresiva de energía y desmotivación, volviéndose menos sensibles, poco comprensivos, con un trato distanciado con los pacientes, con falta de interés por el trabajo hasta llegar al agotamiento, además de que experimentaban síntomas de ansiedad inespecífica y cuadros depresivos.
En esa misma década, Christina Maslach, quien estudiaba las respuestas emocionales de los empleados de profesiones de ayuda a personas también eligió el término Burnout para describir el proceso paulatino de pérdida de compromiso, de desinterés y de desarrollo de un cinismo con los compañeros de trabajo.
Esta autora utilizó la palabra Burnout refiriéndose a una situación cada vez más frecuente entre los trabajadores de servicios humanos, quienes después de meses o años de dedicación terminaban quemándose.
Para ella, este síndrome tiene tres componentes: agotamiento físico y emocional (fatiga crónica causada por trabajar en exceso o por pensar todo el tiempo en el trabajo), despersonalización (tratar con desprecio e indiferencia a los clientes o compañeros de trabajo) e insatisfacción personal (sentimientos de baja realización y frustración).
La doctora Erika Villavicencio Ayub, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, explicó que en la actualidad este síndrome no sólo es propio de profesionistas que tratan con pacientes, como médicos, enfermeras y odontólogos, sino que se han incluido otras profesiones, pues se ha detectado que cualquier tipo de trabajador –siempre y cuando sus condiciones laborales lo lleven a una situación de estrés crónico por largos periodos– puede presentarlo.
Hoy en día el Síndrome de Burnout es considerado un fenómeno psicosocial que implica una respuesta prolongada a estresores interpersonales crónicos en el trabajo, la cual tiende a ser bastante estable con el tiempo.
Otra característica es que el trabajador presenta una intensificación de la sintomatología, un estrés crónico acumulado, producto de estar sometido a largas horas de trabajo, horarios inflexibles, condiciones laborables poco favorables, recorrer distancias muy largas para llegar a su trabajo, entre otros aspectos. Estos factores provocan que el trabajador presente estrés, ansiedad, irritabilidad o distintos problemas de salud por la situación laboral que vive.
Villavicencio Ayub, especialista en psicología de la salud ocupacional, explicó que la cultura laboral mexicana no facilita que los índices de personas que padecen de Burnout disminuya, porque en nuestro país se ha vuelto un hábito que cuando un trabajador sale a la hora que le corresponde sea mal visto por sus compañeros o jefes.
Además de que algunas empresas aumentan sus exigencias y presión, e inclusive, han empleado estrategias de hacer más con menos, es decir, menos personal tiene más carga laboral, aspectos que –dijo– finalmente terminan repercutiendo en el organismo.
El Síndrome de Burnout está compuesto por síntomas psicosomáticos, emocionales y conductuales. En los primeros se encuentran la fatiga crónica, los dolores de cabeza y musculares, el insomnio, la pérdida de peso, los desordenes gastrointestinales, la hipertensión, la crisis asmática, los resfriados frecuentes y la aparición de alergias.
“Muchos autores hacen referencia de que una de las principales fuentes para detectarlo es cuando en la mañana suena el despertador y la persona ya no se puede levantar, eso es señal de que tiene un agotamiento crónico y posiblemente tenga otros síntomas físicos, emocionales o conductuales”, explicó la investigadora.
Dentro de los síntomas emocionales se encuentran irritabilidad, ansiedad, depresión, frustración, distanciamiento, despersonalización, sentimientos de vacío, impotencia e impaciencia, entre otros. La universitaria explicó que se ha visto que las personas que ya lo padecen empiezan a ser más distantes o a evitar el trato con los clientes.
Los síntomas conductuales pueden ser cinismo, apatía, pesimismo, hostilidad, suspicacia, sarcasmo, ausentismo laboral, abuso de café, tabaco, alcohol o fármacos, incremento de conflicto con los compañeros, cambios bruscos de humor, agresividad, disminución de contacto con el público, los clientes o pacientes, entre otros.
Las empresas más preocupadas por sus trabajadores tratan de fomentar en ellos un equilibrio entre su vida personal y su vida laboral. Al respecto Villavicencio Ayub dijo que algunas empresas transnacionales tienen muy claro que el talento más importante es el recurso humano, por lo tanto lo cuidan y procuran que esté sano.
Dijo que cuentan con programas que fomentan valores asociados a la salud del trabajador y promueven el compromiso laboral. “Tienen muchas ventajas a diferencia de empresas más pequeñas y con otras culturas, en donde en ocasiones pareciera que si no eres el primero en llegar y el último en irte no puedes pertenecer a ella, además de que no tienes acceso a prestaciones sociales o a un estilo de vida más sano y equilibrado”, explicó la también directora de Capital Humano.
Agregó que en México la población económicamente activa está inmersa en un medioambiente laboral propenso a las enfermedades, por lo que es necesario educar e informar a las empresas y a los trabajadores que el camino para tener muchos años de servicio productivo es cuidar la salud y el bienestar, pues una persona enferma no puede ser tan productiva como alguien sano.
Información: Ciencia UNAM