Yucatán, instituto de Antropología explicó que se trata de una estructura de 55 metros, junto con otras cuatro edificaciones en Kulubá, Tizimín, Yucatán
Regeneración, 25 de diciembre del 2019. Yucatán: la zona arqueológica de Kulubá, en Yucatán, alberga un palacio de 55 metros de largo, según confirmó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La estructura, de 55 metros de largo, es investigada junto con cuatro edificaciones del Grupo C de la ciudad prehispánica maya, la cual recobra su esplendor gracias a expertos del INAH
Así mismo, se realizan labores de conservación en edificios de los Grupos A y B; mapeo y registro topográfico.
Además se se preserva el antiguo Rancho Kulubá, que data de mediados del siglo XX
Ubicada 35 kilómetros al sureste de Tizimín, Kulubá es una zona arqueológica de Yucatán en el municipio de Tizimín.
En el sitio se confirma la existencia de un palacio al oriente de la plaza principal del Grupo C, mediante la liberación y el reconocimiento del basamento.
Además de, las escalinatas y una crujía con pilastras, en la parte superior, que habría sido usada por la élite del lugar.
Se trata, menciona el arqueólogo Alfredo Barrera Rubio, de una voluminosa construcción de aproximadamente 55 metros de largo por 15 de ancho y 6 de altura.
Cuyos vestigios materiales apuntan a dos fases de ocupación: una en el periodo Clásico Tardío (600–900 d. C.) y otra en el Clásico Terminal (850–1050 d. C.).
“Fue en el Clásico Terminal cuando Chichén Itzá, al volverse una metrópoli destacada en el nororiente del actual Yucatán».
«Extendió su influencia sobre sitios como Kulubá, el cual, por los datos que tenemos y materiales de cerámica tipo Chichén y obsidiana de las mismas fuentes que proveían a esta urbe maya, podemos inferir que se convirtió en un enclave Itzá”.
Para el investigador del Centro INAH Yucatán, una cualidad de esta cuarta temporada de campo en Kulubá.
La cual inició en noviembre y llegará hasta marzo de 2020, es que las acciones arqueológicas están acompañadas por expertos en restauración.
Así, por ejemplo, un entierro secundario –es decir, se ubicó durante la liberación del palacio, fue excavado y recibió un tratamiento de conservación, para su estudio y preservación.
Futuros exámenes de antropología física permitirán determinar el sexo, la edad, las patologías e incluso los hábitos de aquellos individuos mayas del pasado.
Junto con este palacio los expertos exploran y consolidan otras cuatro estructuras en la citada plaza del Grupo C.
Se trata de un altar, dos vestigios de espacios de uso habitacional y una construcción redonda que, se cree, era un horno.
El sitio está ubicado en uno de los tres conjuntos arquitectónicos que se estima contemplará, a mediano plazo, la visita pública de Kulubá.
Un frente de trabajo adicional consiste en la rehabilitación del casco del antiguo Rancho Kulubá, Yucatán
Ya que esta construcción, ubicada dentro del área patrimonial protegida, es a su vez un vestigio histórico de la primera mitad del siglo XX.
Es una estructura con techumbre de palma de guano, mampostería tradicional y hamaqueros de madera.
Vinculado con este rescate está el énfasis que tiene el proyecto en priorizar la colaboración de ayudantes provenientes de comisarías cercanas a Kulubá.
Como son San Luis Tzuc Tuc, San Pedro y Tixcancal, así como albañiles con amplia experiencia en consolidación arqueológica, originarios del municipio de Oxkutzcab.
“Que Kulubá sea totalmente propiedad federal es muy importante al momento de planear que su paulatina habilitación tenga efectos sustentables y positivos para las comunidades circundantes”, declara el investigador.
Así mismo encomió la labor de los 55 jornaleros, 20 de ellos mujeres, que apoyan el rescate de la urbe prehispánica, conociendo con ello más acerca del patrimonio arqueológico de su lugar de origen.
Restaurar en la selva media de Yucatán
A lo largo del siglo XX, Tizimín cedió la mayor parte de su terreno selvático al uso agrícola y ganadero.
A a tal grado que Kulubá es uno de los últimos reductos de selva media en el municipio.
Esto hace que los expertos que hoy devuelven su esplendor a los edificios mayas no solo convivan con monos araña y otras especies de flora y fauna.
Sino que también prioricen que la zona arqueológica se distinga por su equilibrio natural y cultural.