La noticia del fallecimiento de Juan Gabriel cayó como una bomba expansiva. En menos de una hora su nombre se mencionó 99 mil veces en Twitter. Cuatro horas después, a las 6 de la tarde, el autor de Querida era trending tópic mundial.
POR JENARO VILLAMIL
“No te aferres, ay, no te aferres a un imposible”, cantaban en un bar del Centro Histórico decenas de jóvenes trajeados que irrumpieron en la noche del domingo 28 de agosto a despedir, a su manera, al Divo de Juárez.
En Iztapalapa y en Ciudad Neza, los karaokes domingueros repitieron al infinito el himno “No tengo dinero, ni nada que dar, lo único que tengo es amor para dar”.
La noticia del fallecimiento de Juan Gabriel cayó como una bomba expansiva. En menos de una hora su nombre se mencionó 99 mil veces en Twitter. Cuatro horas después, a las 6 de la tarde, el autor de Querida era trending tópic mundial.
Más de 550 mil veces se mencionó su nombre con los hashtags #JuanGabriel, #ElDivoDeJuárez, #RIPJuanGabriel, #SantaMonica. Nada similar había ocurrido con un cantante y compositor latinoamericano.
En Facebook se multiplicaron las referencias, los videos, los gifs, las citas, las fotos, las reflexiones, las canciones de Juan Gabriel. Ningún artista de música de habla hispana había inundado antes esta red social con su centralidad.
La conmoción no se quedó en las pantallas telefónicas o televisivas o en las grandes redes sociales.
Decenas de personas acudieron desde la tarde a la casona blanca de las calles 16 de Septiembre y Colombia, en Ciudad Juárez. Era el domicilio del hijo adoptivo más célebre de la vieja ciudad fronteriza.
Le llevaron flores, pancartas, globos, veladoras y música. Amor Eterno, su canción más citada este domingo 28 de agosto fue cantada a las puertas de su domicilio. El alcalde decretó el duelo, pero los juarenses no son de quedarse en casa.
A las 8 de la noche, frente al sitio donde estuvo el Noa Noa cientos de juarenses fueron a bailar en honor a Juan Gabriel. Fue el mítico centro nocturno donde Alberto Aguilera, originario de Michoacán, inició su carrera en los años setenta. En 1994 se incendió el bar y en el 2007 lo derrumbaron. La noche del 28 de agosto el fantasma del Noa Noa y la voz de Juan Gabriel volvieron a resonar.
A miles de kilómetros de distancia, en la Plaza Garibaldi, de la Ciudad de México, al pie de su estatua, los mariachis se reunieron junto con cientos de capitalinos y turistas para cantarle al autor de Siempre en mi Mente: “Vamos a bailar esta noche/ Vamos al Noa, Noa Noa Noa/ Noa Vamos a Bailar / Este es un lugar de ambiente donde todo es diferente”.
Los mariachis, símbolo del machismo mexicano, mueven las caderas como Juan Gabriel ante la multitud espontánea en Garibaldi.
Mientras se escuchan y se ven las imágenes en Periscope el pensamiento es que, quizá sin proponérselo, El Divo de Juárez creó el Mariachi Queer y en su despedida todos le rinden homenaje sin preguntar lo que se ve y no se juzga. Juan Gabriel es el gran clóset abierto adonde todos acuden con alegría y tristeza, las dos grandes pulsiones del melodrama nacional.
¿Cómo logró este cantautor sin gran voz ni preparación musical profunda convertirse en el más cantado, el más querido, el más respetado? Fue Juan Gabriel un fenómeno de la modernidad que rompió esquemas sin anunciarlo ni presumirlo. Fue una suave ruptura con la norma mexicana hasta transformarse en una celebridad en toda América Latina y, por supuesto, en Estados Unidos.
Fue también el gran cronista de los últimos 40 años de la vida emocional del mexicano y del latino, tan bohemio, tan lleno de amores difíciles, tan edípico y huérfano al mismo tiempo. Su música es un fenómeno transversal de gusto compartido entre generaciones, géneros y clases sociales.
La televisión mexicana, tan carente de nuevas figuras a la altura de Juan Gabriel, José José o Luis Miguel, se transforma en una pasarela de testimonios, anécdotas, videos y también de reiterados lugares comunes.
TV Azteca rompe el rating porque el súbito infarto que le provocó la muerte a Juan Gabriel coincidió con el final de la serie Hasta que te Conocí. La televisora del Ajustico tuvo el privilegio de transmitir el último testimonio con la estrella que trabajó hasta hace una década en exclusiva para Televisa, donde compuso canciones que se volvieron más famosas que las telenovelas que musicalizaron como Te Sigo Amando o Abrázame Fuerte.
En Televisa, la mítica María Victoria recordó en entrevista telefónica que el propio Raúl Velasco quiso censurar a Juan Gabriel porque “se veía muy maricón”. Juan Gabriel trascendió a Siempre en Domingo, al festival OTI y a las malas maneras de la empresa de los Azcárraga.
No sólo en México las calles, las redes y las pantallas le rindieron homenaje a Juan Gabriel. Su muerte le robó reflectores a la entrega de los premios MTV. La noticia en The New York Times fue replicada en Twitter 5 veces más que el galardón a Beyoncé.
Mark Antony, el boricua que grabó en dueto con Juan Gabriel, lloró al interpretar en su concierto Abrázame Fuerte. Y el video se replicó miles de veces en Facebook.
Juan Gabriel logró, finalmente, que se callara por un día Donald Trump y su ignorancia infinita sobre los mexicanos en Estados Unidos.