La creación servirá para como una clase de injerto de piel para aquellas personas que sufrieron quemaduras de segundo y tercer grado.
Regeneración sábado 22 de julio de 2017.-Científicos mexicanos desarrollan una clase de bio piel a base de polisacáridos o azúcares obtenidos del bagazo de agave azul, debido a sus cualidades de permitir el crecimiento y la regeneración de células como en tejidos dañados. En forma de parches micro porosos, es como se injertaría sobre la piel quemada acelerando el proceso de sanación de la misma.
Por su parte, la empresa Bioimplants (quien encabeza este proyecto), ha destacado que durante la investigación pudieron comprobar que, para la elaboración de dichos parches se podría utilizar casi cualquier tipo de plantas, sin embargo, se eligió el agave debido a sus características como la resistencia a altas temperaturas al momento de someter el producto a esterilización y la facultad de sus azúcares para mantener la humedad en la planta, lo cual favorece la hidratación de la piel de los pacientes.
En tanto, Michael Sullivan Barrera, director comercial de Bioimplants, señaló que de un cuarto de piña de agave azul se pueden obtener cerca de mil implantes dérmicos de cinco por siete centímetros. Por otro lado, explicó el procedimiento de cómo operarían y los beneficios que traería utilizar este invento.
“Para pacientes con quemaduras se diseñan en forma de hojas de cinco por siete centímetros; sin embargo, según el tamaño de la herida pueden unirse una por una y ajustarse como se desea. El material simula una malla que al injertarse permite en ella el crecimiento de las células del paciente; al provenir del mismo ADN del individuo dañado, el tejido se regenera con un color similar al que siempre ha tenido”, detalló.
Cabe mencionar que este tipo de láminas se fijarían al cuerpo por medio de suturas o grapas para brindarles una clase de sostén. Otra de las ventajas del uso de estos parches, es que el silicón que desprende esta planta, se desprende automáticamente en el día 18 después de la colocación y posteriormente la malla se vuelve parte de la piel.
En cuanto a la función y las respuestas que genera en el organismo humano, Sullivan Barrera abundó: “cuando hay daño a profundidad en las diferentes capas de la piel como lo es la epidermis que es la más superficial, en la dermis que es la intermedia y la hipodermis que está cerca del músculo, el organismo no puede formar tejido de cicatrización, ya que no cuenta con una estructura para que las células crezcan y formen una piel nuevamente;, el cuerpo humano sólo requiere un tipo de “andamio” para que las células se peguen a él, nuestros implantes brindan ese soporte”.
Actualmente, los científicos han informado que el producto ha sido probado con animales y han mostrado en todos los casos una mejoría notable, es por eso que ahora buscarán el permiso de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios a fin de estudiar clínicamente con humanos el producto.
Con información de: La Jornada