El sacerdote wixárika Guadalupe López y su aprendiz Mario Bautista viajaban a un lugar sagrado en Baja California a depositar el ‘híkuri’ o ‘peyote’ como ofrenda, cuando la Policía federal los detuvo en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco, por portación de «droga», lo que demuestra la ignorancia de los agentes, ya que los rituales wirárikas estás reconocidos y protegidos por las leyes nacionales e internacionales
Regeneración, 6 de junio de 2015. Guadalajara, Jalisco. Un marakame wixárika y su aprendiz fueron detenidos en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara por portar una planta alucinógena conocida como «peyote».
Sucedió el pasado 29 de mayo. El maracate o sacerdote Guadalupe López y su aprendiz Mario Bautista viajarían a un lugar sagrado ubicado en Baja California a depositar el «xicuri» o «peyote» como ofrenda, cuando elementos de la policía federal establecidos en el aeropuerto los detuvieron por portación de droga.
Ambos son originarios de la comunidad wixárica de San Andrés Cohamiata en el municipio de Mezquitic, en la zona norte de Jalisco.
Para el Tercer Visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, sus rituales son ancestrales y se violaron sus garantías constitucionales y acuerdos internacionales de respeto a usos y costumbres, prácticas tradicionales y sentido de identidad de los pueblos indígenas.
«Y que desafortunadamente desde la cosmovisión mestiza no siempre se interpreta de forma adecuada. Y que desafortunadamente se les está dando el trato de delincuentes comunes lo cual desde luego es incorrecto», dijo Alfonso Hernández, de Derechos Humanos en Jalisco.
Desde su detención, los dos indígenas estuvieron recluidos en el penal preventivo de Puente Grande, como si de grande narcotraficantes se tratara. Así quienes aplican la justicia en México, son racistas y clasistas, además de ignorantes.
Aunque su detención se trató de un presunto delito federal, el caso también ha sido revisado por la Fiscalía de Reinserción Social de la Fiscalía del estado.
Para el visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, el agravio no termina en su detención y liberación, sino que el hecho hizo que los dos wixárikas sean señalados entre los suyos por no cumplir su misión.
«Sino también para ellos implica una estigmatización de su pueblo por no haber cumplido el mandato que ellos tenían», apuntó Alfonso Hernández.