Egipto tras la absolución del antiguo dictador y sus allegados

 Por

Rafik Khalfaui*

Osni Mubarak (hoy con 86 años), fue declarado culpable en asuntos de corrupción, pero también y sobre todo de la muerte de unos 850 manifestantes en los 18 días del levantamiento popular que condujo a la caída de su dictadura en 2011. Condenable a pena de muerte, fue, finalmente, condenado a cadena perpetua.

 Un juicio inicuo

 Mubarak interpuso un recurso ante el tribunal supremo que ordenó un nuevo proceso. El veredicto, que era muy esperado ante todo por los heridos y las familias de los mártires, ha sido dictado. El tribunal de El Cairo le acaba de dejarle limpio, el 29 de noviembre, de esas dos acusaciones principales. Por el momento, Mubarak permanece en prisión debido a una precedente condena, ¡pero podría ser liberado en el marco de una reducción de su pena!.

 Sus hijos Alaa y Gamal Mubarak, acusados de haber desviado o facilitado la desviación de más de 125 millones de libras egipcias (alrededor de 14 millones de euros), han sido también absueltos. Las acusaciones que pesaban sobre siete altos responsables de la seguridad, entre ellos el ex-ministro del interior de Mubarak, Habib al-Adly, han sido abandonadas. Las cadenas de televisión han mostrado escenas de alegría de los pro-Mubarak que han comenzado ya en la sala de audiencias.

 Pero fuera la cólera era norme. Tales veredictos no podían sino atizar más aún el sentimiento de injusticia y las frustraciones de aquellas personas gracias a las cuales la revolución de 2011 había podido tener lugar. Varios centenares de personas se han reunido en El Cairo cerca de la plaza Tahrir para denunciar el veredicto. La manifestación ha sido rápidamente dispersada por las fuerzas del orden a base de bombas lacrimógenas, bolas de goma y reales así como por cañones de agua, con el resultado de tres muertos, entre ellos un joven de 14 años, varios heridos y decenas de detenciones. Acciones de protesta estudiantiles contra este veredicto han sido organizadas también en varias universidades (Alejandria, Mansurah, Zagazig,…) y han dado lugar a intervenciones policiales.

 Una enorme represión

 El mariscal Sissi, en el poder desde el 3 de julio de 2013, inauguró su reino con las sangrientas dispersiones de las concentraciones de los Hermanos Musulmanes, en agosto de 2013, en las plazas Rabaa al-Adawiya y Nahda. Los procesos masivos, expeditivos, que siguieron concluyeron entre otras cosas en la condena a muerte, el 24 de marzo de 2014, de 529 militantes supuestamente islamistas.

 Hay que añadir, entre una lista más larga:

 

  • ataques policiales brutales contra los trabajadores en huelga,

 

  • intervenciones brutales en las universidades -299 estudiantes muertos desde la llegada de Sissi al poder /1,

 

  • centenares de arrestos y decenas de desapariciones,

 

  • la condena el pasado 21 de mayo de unos 150 opositores entre ellos una mayoría de estudiantes a duras condenas, que van de 2 años de prisión a la cadena perpetua, por haber desafiado la ley que prohíbe las manifestaciones,

 

  • la condena el pasado 12 de junio, a 3 años de prisión firme con multa a manifestantes pacíficos que exigían la liberación de los detenidos y la supresión de la ley que prohíbe el derecho a manifestarse (entre ellos Yara Sellam, Sanaa Seif, Mohamed Yussef, Mohamed Anuar,…).

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Otro paso adelante de la contrarrevolución

 El poder se sitúa de lleno en continuidad con el régimen de Mubarak. La revolución de enero de 2011 no había, en efecto, derrocado el régimen, sino solo destituido su cabeza y expulsado a algunos de sus hombres fuertes. Pero lo esencial del aparato de estado siguió siendo el mismo de Mubarak: Sissi era el jefe de los servicios de información militar de Mubarak y su actual primer ministro Ibrahim Mahlab era un cuadro del partido de Mubarak, el Partido Nacional Democrático (PND).

 La contrarrevolución estima visiblemente que ha llegado el momento de intentar cerrar “el paréntesis democrático” abierto en 2011. Dispone para ello de varias bazas:

 1.- Tiene más que nunca el apoyo financiero y diplomático del imperialismo -sobre todo estadounidense- así como de los países del Golfo, en particular Arabia saudita.

 2.- En Egipto, las componentes de la contrarrevolución están más unidos que cuando la revolución de enero de 2011.

 3.- Tras haber sufrido desde 2011 la represión del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, luego la de los Hermanos Musulmanes, y ahora la del mariscal-presidente Sissi, el entusiasmo revolucionario inicial se ha debilitado en amplios sectores de la población debido a la decepción y la falta de perspectivas. Lo mismo ocurre en el conjunto de la región.

 4.- La absolución de Mubarak y de sus allegados es la coronación de la estrategia adoptada por la contrarrevolución desde la toma del control del país por el ejército y la puesta en pie de los dispositivos de seguridad (plena vuelta al estado policial, leyes que prohíben el derecho a manifestarse, milicias…). Nada de extraño en esta decisión político-judicial cuando estamos en presencia de una dictadura militar que golpea sin cesar para someter a toda la sociedad y ahogar toda voz de protesta.

 5.- La contrarrevolución ha estabilizado su poder dotándose de dispositivos de seguridad, legislativos e institucionales hasta tal punto que puede permitirse ciertas medidas de riesgo, aunque prefiera evitar enfrentarse a movilizaciones.

 Como bajo el régimen de Mubarak, el sistema judicial egipcio, cuyas estructuras y personas no han cambiado a favor del proceso revolucionario, continúa jugando su papel de órgano obediente, integrado en el poder político en el que se apoya la dictadura para aplastar e intimidar a sus adversarios. ¡Una justicia al servicio de la dictadura, que condena severamente a los opositores y perdona a los asesinos!

 La absolución de Mubarak y sus allegados constituye por tanto un golpe severo contra la revolución egipcia. Tras haber eliminado a los Hermanos Musulmanes del poder, haberles metido en la cárcel y desmantelar su organización, el poder de Sissi quiere vengarse de los revolucionarios que hicieron la revolución de enero de 2011. Intenta ahora rehabilitar los símbolos de la represión y del despotismo, como Mubarak y compañía. Intenta también arrinconar a lo que queda de la revolución reduciendo a la oposición a jugar un papel puramente defensivo.

 Las zonas frágiles del poder

 Pero el poder militar en pie desde el 3 de julio de 2103 debe probar que tiene realmente la capacidad de poner en marcha su proyecto político.

 ¿Qué hará el régimen del mariscal presidente Sissi contra esos miles de manifestantes dispersados hoy y que volverán mañana?

 ¿Qué propuestas es capaz de hacer frente a la recuperación de la combatividad en varios sectores obreros, como la huelga en la metalurgia de Helwan? /2.

 ¿Qué respuestas dará a las movilizaciones de estudiantes que se estructuran y se organizan con el nacimiento, el 18 de octubre pasado, de la Coalición de estudiantes de Egipto /3?

 ¿Qué hará frente a las numerosas campañas políticas iniciadas por militantes de la izquierda revolucionaria y militantes de los derechos humanos y sociales?

 El poder militar no tiene ni la intención ni la voluntad de responder a las expectativas y reivindicaciones de la población en materia de salarios, de vivienda, de paro, de lucha contra la vida cara.

 La huida hacia adelante represiva de Sissi no hará más que reavivar el fuego de la resistencia que mañana, bajo la presión de la crisis, retomará la ofensiva.

 1/12/2014

 

 http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article33692

Fuente:  VIENTO SUR,  Traducción: Faustino Eguberri  Jueves 4 de diciembre de 2014,

 

Notas

 

1/ Sobre la represión en la universidad, ver (en árabe) http://wikithawra.wordpress.com/2014/05/04/sisi-mansour-group-students/

 

2/ Ver el artículo de Jacques Chastaing http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article33693 (de próxima publicación en VIENTO SUR)

 

3/ La “Coalición de Estudiantes de Egipto” agrupa a partidos como el Partido Democrático Egipcio, Al-Dostour (liberal), el Movimiento de los Socialistas Revolucionarios (trotskysta), la Corriente Popular (nasseriano), el Partido Egipto-Libertad, el movimento del 6 de abril (que había jugado un papel motor en la revolución de 2011), el Grupo Resistencia, Egipto fuerte (islamistas disidentes de los Hermanos).