Fotografías de Pablo Ernesto Piovano
Regeneración, 20 de enero de 2016.- El uso de glifosato como pesticida en Argentina ha dejado a su paso alrededor de 13.4 millones de personas afectadas.
El glifosato es el principal componente herbicida del mundo y ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud como probable cancerígeno para el ser humano. Se trata del principal componente del herbicida desarrollado por Monsanto: Roundup uno de los productos de mayores ventas para la compañía.
En el año 2012, 370 millones de litro de agrotóxicos fueron esparcidos sobre cerca de 1 millón de hectáreas, lo que representa el 60% del área de cultivo del territorio Argentino. Esto significa que en una década los casos de cáncer en infantes aumentaran tres veces más de lo normal y las malformaciones en bebés aumentaran un 400%. Hasta ahora, a pesar de las quejas formales que se han presentado al respecto del uso de los agrotóxicos aún se ha sistematizado ninguna información oficial.
En 1996, el gobierno aprobó la comercialización del frijol de soya transgénico y el uso del herbicida glifosato. Desde entonces, las tierras fértiles de cultivo se volvieron un campo de experimentación donde decenas de estudios científicos y pruebas médicas pueden comprobar el desastre sanitario.
Argentina aprobó el uso de OGM (organismos genéticamente modificados) sin realizar sus propias estudios, tomando como evidencia científica trabajos de investigación publicados por la propia compañía Monsanto. El cultivo de la soya transgénica fue autorizado e sólo tres meses gracias a un procedimiento administrativo.
El fotógrafo Pablo Piovano ha realizado un trabajo de documentación al respecto de los agrotóxicos en Argentina. “He realizado este trabajo llevado por mi amor y como un tributo a la Madre Naturaleza. Es una visión crítica del mal uso del conocimiento y la tecnología que a través del tiempo ha arrastrado a la civilización hasta hacerla perder su memoria sobre su nuestra relación con la naturaleza.”
“Las empresas de medios más importantes han escondido de manera perversa los números escandalosos de la población afectada, y se han vuelto cómplices de responsables directos como Monsanto, políticos, e importantes terratenientes”, comentó Pablo para la publicación BurnMagazine.
“Por estas razones decidí trabajar para evidenciar esta situación, pasando largos días a solas, viajando alrededor de 6,000 kilómetros en mi coche de hace veinte años, y con mi cámara, como contribución para detener este problema.”
El costo humano – por Pablo Ernesto Piovano from Pablo Ernesto Piovano on Vimeo.