Regeneración. Junio 28, 2014.- La mañana del domingo 28 de junio de 1914, un joven serbobosnio de 19 años que quería ser poeta se convirtió en un magnicida cuyo crimen es considerado por historiadores e internacionalistas como el detonante de la Primera Guerra Mundial. Gavrilo Princip, hijo de un cartero empobrecido, odiaba al imperio austro-húngaro que se había anexado en 1908 a su patria, Bosnia-Herzegovina. Princip asesinó ese día, que estaba espléndidamente soleado en Sarajevo, al heredero de la corona de ese imperio, el archiduque de Austria, Francisco Fernando, de 50 años, de un balazo que le destrozó la vena yugular.
También mató a la esposa del archiduque, Sofía, de 46 años, que estaba embarazada y quien recibió en el abdomen uno de los dos disparos que hizo Princip, cuando ésta se inclinó para abrazar a su esposo herido. La pareja murió desangrada antes del mediodía. El vehículo del archiduque y su casaca de general de caballería ensangrentada aún pueden verse en el Museo de Historia Militar de Viena. El archiduque volvía del Ayuntamiento de Sarajevo, a donde había llegado en una visita oficial para inspeccionar maniobras militares. La visita no ocurría precisamente en una fecha grata para los serbios: el 28 de junio recuerdan la batalla de Kosovo de 1389, en la que fueron derrotados por los turcos, que dominaron durante cuatro siglos a Serbia hasta principios del siglo XIX. La elección de la fecha era una afrenta de Viena a los serbios que temían que las maniobras militares fueran en realidad un ensayo de invasión austriaca de Serbia, en otra de las guerras balcánicas que sacudían la región disputada por los grandes imperios de la época.
Menos de dos horas antes, el archiduque había escapado ileso a un atentado con una bomba en la avenida principal de Sarajevo, Appep Quay, a la orilla del río Miljacka. La bomba, lanzada por Nedeljko Cabrinovic, explotó en otro vehículo del convoy imperial, hiriendo a oficiales de la comitiva y a una veintena de personas más. Cuando Cabrinovic intentaba suicidarse con una cápsula de cianuro, que sólo le causó un vómito, y arrojándose al río Miljacka, que tenía poca profundidad por la sequía del verano, fue detenido por la policía. Eran las 10:10 de la mañana.
Pese al bombazo, el archiduque mantuvo su plan de acudir al ayuntamiento de la ciudad, donde manifestó su enojo diciendo en un discurso: «Señor alcalde, vengo de visita a Sarajevo y me saludan con bombas. ¡Es ultrajante!», según el libro The Assassination of the Archduke, de Greg King y Sue Woolmans. En su camino de regreso, el archiduque quiso saludar en el hospital de Sarajevo a los heridos por el bombazo. El error del conductor del vehículo del archiduque que tomó una calle equivocada en Appel Quay, y detuvo el automóvil, un Gräf & Stift modelo 1911, sobre la calle Francisco José, había puesto a Francisco Fernando a menos de un metro y medio del asesino. Princip disparó su pistola semiautomática belga calibre .32 y encontró así su oportunidad de entrar en la historia, cuando todo parecía perdido para él.
Princip, Cabrinovic y los otros cinco miembros del comando asesino habían sido reclutados por la organización radical clandestina Mano Negra (Ujedinjenje ili smrt – unidad o muerte), de corte nacionalista, que buscaba la reunificación de Serbia. El grupo había sido fundado por oficiales del ejército serbio y uno de los más importantes, conocido como «Apis», era Dragutin Dimitrijevic. Todos los miembros del comando asesino fueron detenidos vivos. Princip fue enjuiciado y condenando a 20 años de cárcel. Murió de tuberculosis en prisión en 1918.
El fin a un largo periodo de paz
El asesinato del archiduque de Austria resultaba el incidente perfecto para desatar la peor tormenta bélica que había conocido el mundo hasta entonces. Ponía fin a un largo periodo de paz en el Viejo Continente y anticipaba una etapa sangrienta y oscura de disputas imperiales que costó la vida a millones de personas, en «la primera catástrofe» bélica mundial, según el calificativo que el escritor estadounidense John Dos Passos dio al conflicto en su novela del mismo nombre.
La guerra no estalló de inmediato -estaban a punto de comenzar las vacaciones del verano-, pero todos los ejércitos estaban preparados para entrar en la contienda desde años atrás, en un periodo conocido como la Paz Armada. Los líderes de las potencias imperiales de entonces, agrupados en dos coaliciones, la Triple Alianza y la Entente, aguardaban el momento de dar la orden para abrir las hostilidades. Integraban la Triple Alianza, el imperio austro-húngaro del que era heredero el archiduque de Austria; el imperio alemán que acrecentaba su poder tras salir victorioso en la guerra franco-prusiana (1870-1871), e Italia que luego cambiaría de bando. La Entente la integraban Francia, el Reino Unido y Rusia.
Tras el asesinato del archiduque de Austria, Europa pasó en cinco semanas de la paz a la guerra. Viena obtuvo el 5 de julio el apoyo de Alemania contra Serbia. El 23 de julio, Austria lanzó un ultimátum a Serbia exigiéndole suprimir todas las actividades antiaustríacas y paneslavistas, (grupos, publicaciones y propaganda); destituir a todos los oficiales antiaustríacos objetados por Austria y permitir a la policía austríaca intervenir en la policía serbia para eliminar las actividades antiaustríacas e investigar los magnicidios. Dos días después, Serbia aceptó las condiciones que violaban su soberanía, pero rechazó la intervención de la policía austríaca. Ante la amenaza austríaca, pidió apoyo a Rusia. El 28 de julio, Austria declaró la guerra a Serbia y un día después bombardeó Belgrado. Los siguientes días contemplaron la movilización general de Rusia, Austria, Alemania y Reino Unido.
Comenzaba la Gran Guerra, una guerra muy diferente a todo lo conocido porque por primera vez era una guerra de masas, implicaba combates por tierra, mar, aire y bajo el mar, y porque hicieron su aparición nuevos instrumentos bélicos: tanques, ametralladoras, aviones, submarinos, gases venenosos y las famosas trincheras que definieron una de las etapas más atroces del conflicto. La historiadora Margaret MacMillan dice en su libro 1914. De la paz a la guerra que fue una guerra mundial porque se libró en Europa, en los Balcanes, en Medio Oriente, en el Cáucaso, en el Lejano Oriente, en el Pacífico y en África, con soldados prevenientes de todo el mundo (India, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, China).
La Gran Guerra, que mató a 15 millones de personas, destruyó cuatro imperios, el austro-húngaro, el ruso; el turco-otomano y el alemán y tres dinastías (los Habsburgo, los Hohenzollern y los Romanov) y marcó el ascenso del poderío de Estados Unidos y de Japón. También abrió pasó a la revolución bolchevique que establecería en Rusia en 1917 el primer Estado comunista el mundo y marcaría el inicio de las batallas ideológicas que caracterizaron el siglo XX. Se pensaba que iba a ser una guerra corta y que para la Navidad de 1914 todo habría terminado.
Información http://www.telegraph.co.uk/history/world-war-one/10930863/First-World-War-centenary-the-assassination-of-Franz-Ferdinand-as-it-happened.html