PRI: La corrupción, el acarreo y la imposición, vicios que el partido lleva en su genética, disfrazados de una elección interna»limpia»
El PRI hunde al PRI; la simulación democrática, sumerge cada vez más su institucionalidad.
Javier Lozano*
Regeneración, 13 de agosto del 2019. Ni en los procesos “democráticos” de elección, el priismo ha salido avante ante la sociedad, por la sucesión que ha estado plagada de irregularidades desde su primera etapa.
El clima matizaba una serie de inconsistencias desde los padrones que estaban constituidos en el Instituto Nacional Electoral (INE).
Era inaudito pensar que este desarrollo sería trasparente ante la mirada de miles de mexicanos, que han vivido los grandes aprendizajes y vicios de un partido que en su genética trae implícita la corrupción, el acarreo y la imposición.
Esos hechos imborrables de aquel poderoso dinosaurio hegemónico que ganaba elecciones a mansalva, perece estar cada vez más fragmentado, por ese impulso antidemocrático que ha sido su afección desde hace muchas décadas, y que parece no encontrar antídoto que alimente o al menos oxigene las bases democráticas e institucionales; su patología se envuelve por ese trama hilado de la fabricación de sus procesos.
Esta elección para renovar la dirigencia Nacional, parecía ya planchada, porque la línea en la mayoría de los Estados, le daba la dirección a Alejandro Moreno “Alito”, al menos así se percibía el ambiente y la lógica que estaba cargada al gobernador con licencia; estas inexorables acciones, parecen revivir aquellos episodios orquestados para elegir candidatos u actores que competían en elecciones.
Pero esto no causa estupor, el PRI es pionero de ese semillero de irregularidades desde su génesis hasta los tiempos contemporáneos.
La trasparencia, siempre se ha ensombrecido por un cumulo de elementos que sinrazón proliferan ese andamiaje expansivo de la imposición, «el albazo», el acarreo, el dedazo y muchas más concepciones que robustecen aún partido que nunca ha sabido lo que constituye la base de la democracia.
Este ejercicio provoco una gran exacerbación de un puñado de militantes que veían sesgada la elección; entre ellas el prestigiado Dr. Narro, quien renuncio a la candidatura para competir por la presidencia Nacional del PRI.
Esa lógica evidentemente indica que el desarrollo de este proceso, fue fraguando por una dirección de jerarcas que aún tienen injerencia en el partido, y que han debilitado su institucionalidad, por la voraz aberración democrática que dicen tener, como legado histórico de ese presidencialismo que sentó las bases en teoría, de una promisoria etapa de trasformación social, educativa y económica.
ALITO, «EL SALVAVIDAS»
Ahora “Alito” tendrá la enorme tarea de sanar las heridas que producirán esta elección desde el seno del PRI; posteriormente, recuperar esa desconfianza que sembró su forma más autoritaria de hacer política, y el creciente malestar generalizado de una sociedad que fue testigo de ese abanico extenso plagado de elementos que adoptaron una cultura sociocultural demagógica, y ese afán acrítico y amorfo de las instituciones que solo aterrizaban el burocratismo, como mecanismos e instrumento político. Sin duda una tarea enigmática, casi imposible.
Los hechos han demostrado, que el PRI no he tenido la capacidad de avanzar a consolidar la democracia; su inflexible relación con las instituciones, solo disfraza esa simulación que ha sido explicita durante muchos años.
El choque extremadamente arrollador de las elecciones del 2018, tuvieron efectos acelerados en la perdida de sus principales bases y estructuras. Paulatinamente fueron perdiendo terreno, Estados, espacios en el congreso y el golpe fulminante fue esa derrota apabullante.
Habría que destacar que eso constituyo la perdida insostenible de la presidencia de la República, que en términos políticos, parecía evidente por la catastrófica y fallida gestión de EPN.
El PRI ha luchado contracorriente; pero su principal rival, ha sido el propio revolucionario institucional.
El control por la flaqueada estructura que aún sujeta esa cofradía de políticos, cuyo motor ha sido impulsado por el simplismo y el conservadurismo de su política neoliberal, que ha producido desigualdad y un gran porcentaje de pobreza extrema en nuestro país, enfrenta a una fracción disidente que muy probablemente se alineara porque no le conviene más divisionismo al partido, ahorita les van apostar a la unidad, como bandera democrática.
El PRI hundió al PRI… suena paradójico, pero es una realidad inminente.
El patrimonio que adquirió el PRI en esa escuela tradicional desde el hito de su creación, ha sido la palestra teatral de una cuasi democracia, que se apodero de una narrativa popular, pero que en los hechos, sigue produciendo esa formación indigna, cínica y sinvergüenza de un variopinto esquema de irregularidades, fraudes, nepotismo y cuanta más connotación banal.
La sinopsis de esta elección interna del PRI, solo deja más lagunas y vacíos a posteriori. El PRI difícilmente regresara al escenario político, porque esta estigmatizado por ser un partido corrupto.
Nos vemos pronto.
*Profesor de Nivel Superior desde hace 9 años. Originario de Morelia, Michoacán. Colaborador del seminario Presencia de Michoacan y los portales electrónicos Changonga.com y Metapolítica.