El último mensaje de Rubén Espinosa: “Loco, te escribo llegando a casa”

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—Loco te escribo llegando a casa ya voy de salida a la calle— 14.13, su último mensaje.

—Ok va— termina el amigo—. Con cuidado

La Fiscalía anuncia la detención de un presunto implicado en el homicidio

5 de agosto de 2015. El jueves 30 de julio por la noche, Rubén Espinosa, Nadia Vera y un amigo salieron a tomar algo. Espinosa, periodista de 31 años y Vera, promotora cultural de 32, compañeros de activismo en Xalapa, Veracruz, de donde los dos se fueron en el último año para México DF, él huyendo de amenazas por su trabajo, decidieron irse con su amigo a casa de Vera en un barrio de clase media de la capital a las dos de la madrugada. En 13 horas estarían muertos.

Al llegar estaban las tres compañeras de piso de ella. La mexicana Yesenia Quiroz, estudiante de estética de 18 años; otra chica de 29 años, colombiana, cuyo nombre aún no se ha revelado y que según versiones extraoficiales era modelo y azafata; y la tercera, de nombre Esbeidy, que a las ocho del viernes se fue a trabajar y regresó por la noche para descubrir que su casa era una morgue. Ella llamó a la policía.

En una habitación, la joven colombiana y Yesenia. En otra Nadia y Rubén. En el baño la empleada doméstica, Alejandra Negrete, de 40 años. Todos con un tiro en la cabeza. En los medios circula la versión sin confirmar de que las dos primeras fueron violadas y estaban atadas de pies y manos. Espinosa tenía la cara golpeada. La vivienda fue saqueada. Todo ocurrió según la averiguación antes de las tres de la tarde, hora en la que cámaras de vigilancia captaron a tres sospechosos salir del edificio, y después de las 14.13 en que el periodista envío su último mensaje a un amigo.

Detenido un sospechoso

La Fiscalía de México DF ha informado este miércoles de que ha detenido a un sospechoso cuyas huellas dactilares, con antecedentes policiales, fueron recogidas en el apartamento del crimen. De momento no se han revelado detalles de su identidad ni tampoco si es uno de los tres inidviduos grabados por cámaras de vigilancia saliendo del edificio de las víctimas. Además, el fiscal Rodolfo Ríos ha confirmado que una de las asesinadas, de 29 años, es colombiana, detalle que había difundido anteriormente pero sin tener la certeza total, aludiendo a ella como «presuntamente colombiana», lo que ha sido criticado por transmitir una carga de valor negativa por su nacionalidad. El nombre de la joven no se ha dado a conocer.

De las dos de la mañana en adelante, a excepción de Esbeidy, los demás estuvieron allí pasando el rato. En algún momento de la madrugada Espinosa y el amigo que había empezado la noche con ellos salieron. El amigo se fue. El periodista regresó al apartamento. Esbeidy ha declarado que cuando salió a trabajar la gente estaba dormida. La empleada llegó a las nueve.

Sobre la una Espinosa se despierta. Alrededor de las dos se envía mensajes con un amigo. Dice cómo fue la noche: «Leve pero sí nos desvelamos». El amigo le cuenta que tampoco se acostó hasta las seis. «Jajaja yo igual como a esa hora no mames», responde Espinosa. «Hoy tengo guardia con AVC [una agencia de noticias]», continua el fotoperiodista. «Voy a eso a mi casa. Mañana salgo temprano a Puebla [a una hora de México DF]. Voy a acompañar a mi chava [novia] a una consulta y a ver a sus papás. Regreso el domingo».

—Loco te escribo llegando a casa ya voy de salida a la calle— 14.13, su último mensaje.

—Ok va— termina el amigo—. Con cuidado

La Fiscalía enseñó las imágenes del momento en que salen del edificio los tres sospechosos en torno a las tres de la tarde. No de cuándo ni cómo entraron. Dos salen con una maleta y se van en el coche deportivo rojo —de la joven colombiana según creen las autoridades—. Otro escapa a pie. El coche apareció el lunes. La Fiscalía de México DF no descarta ninguna línea de investigación. Pero de todos los indicios que han hallado hasta ahora ninguno apunta a una venganza por el trabajo de Espinosa o el activismo de Vera. Pudo ser un robo. Pudo ser un asesinato político. Pudo ser un feminicidio. ¿Pudo ser las tres cosas a la vez?