El papel que Fox ha adquirido se asemeja más a un comediante que se ridiculiza con su comportamiento, para obtener al menos la atención mediática.
Un Zócalo entregado a López Obrador; y un “Chente” Fox cada vez mas desolado
Por M.C. Javier Lozano Gamiño*
Twitter: @JAVIER65867641
Regeneración, 20 de septiembre del 2019. ¡Qué contrastes tiene la política! Apenas López Obrador comenzaba a esbozar el cambio del sistema en nuestro país, como jefe de gobierno del Distrito Federal, y ya demostraba claramente el arrastre y el clima que favorecía la tendencia al tabasqueño.
Esto fue el detonante de que Vicente Fox Quesada arremetiera contra él con el uso de toda la fuerza mediática- y sucia- para impedir lo que considerábamos en ese momento, un ascenso que consolidaba el candidato en ese entonces de la izquierda (AMLO).
Aunque no se consumó la acción de desafuero, si orquesto uno de los fraudes más desaseados de nuestro país, cuando las instituciones polarizaron la elección y, posteriormente entregando el triunfo a otra de las figuras espurias del país: Felipe Calderón.
La derrota para AMLO fue muy dura, sin embargo, logró recuperar su adhesión, porque ya había construido un amplio margen de apoyo, o lo que podemos llamar en términos políticos una estructura sólida.
El viraje de este proceso, se vio reflejado no solamente en las urnas de la elección pasada del 2018, sino, la enorme popularidad que cada vez es más creciente a la imagen de Andrés Manuel López Obrador.
EL GRITO DE AMLO
Asimismo, el pasado 15 de septiembre se desplazó una avalancha de personas, que abarrotaron el Zócalo de la Ciudad de México, para acompañar al tradicional grito de independencia desde Palacio Nacional.
Esas imágenes, han asumido lo que podemos llamar un fenómeno político y social en el perfil del presidente, que ha logrado cifras ya históricas de aceptación y legitimidad.
Eso lo podemos interpretar como una concepción impresionante.
EL CONTRASTE
A diferencia de López Obrador, observamos una imagen frustrada de Vicente Fox, que aumento el grado de cinismo y mentira que es predecible porque su comportamiento patológico, resalta la irritación, el odio, la desvergüenza fervorosa y su inclinación obsesiva que más bien radica en una patología mental que se ha vuelto reiterativa por el presidente.
Nunca pierde la oportunidad de desacreditar cada acción que golpee a Obrador; aprovecha cualquier coyuntura para penetrar y convocar a construir lo que él llama: un bloque opositor con miras al 2021.
FOX, RIDÍCULO Y SOLO
Sin embargo el papel que ha adquirido, se asemeja más aún comediante que ridiculiza su comportamiento, para obtener al menos la atención mediática. El fracaso de Vicente Fox, tiene un antecedente ya histórico donde ha predominado la espuria, la conspiración, el fraude, la corrupción y la demagogia que se fue desplazando con mayor fuerza en la administración de Felipe Calderón.
El papel que está asumiendo Fox, reina más en lo intransigente que refleja un desolado personaje; una imagen que produce una desconfianza con el simple hecho de aparecer emulando el perfil de un “Demócrata”.
Empero, el ex presidente se ha expuesto a una mala reputación por el sinnúmero de episodios bochornosos que demuestran la poca elocuencia y calidad moral que causo su desastrosa administración que tuvo en aquellos tiempos la esperanza de un cambio sustancial; sin embargo, fue el continuismo subsistente del modelo conservador; la cloaca que adopto de la malas prácticas del PRI
Imaginar este contexto tan desfavorable y penoso para Vicente Fox, no constituyó un hecho inaudito; el expresidente ya venía trazando una dirección desfavorable como consecuencia de la deslealtad a su partido; aunque en nuestro país, el comportamiento político a veces no extraña, este personaje ha rebasado un servilismo paulatino al proceso neoliberal del PAN, y posteriormente del PRI.
Ahora quiere ser un promotor doctrinario que vela por el interés del territorio; no me sorprende de un perfil que ha alcanzado niveles plagados de una voraz irritación; es innegable pensar que estos actos que nos lleven a entender el cataclismo que vivimos en el año 2000, una etapa que hipotéticamente cambiaria de forma sustancial, sin embargo, fue insuficiente y naufrago por la esencia del fracaso.
Fox vive una soledad que fue cosechando arduamente; no tiene estructura, arrastre, impacto, liderazgo, simpatía, elocuencia, credibilidad, vergüenza, objetividad; sus estrategias son banales, no impactan, ni mucho menos surte efecto. Es un personaje, desdibujado, desinflado, gris y opaco, y no figura políticamente ya en nuestro territorio.
AMLO sobrevuela con una popularidad avasalladora; Fox está solo, muy solo y produce riza, trama y un clima expansivo de tragicomedia. Qué triste.
Nos vemos pronto
*Maestro en Competencias Pedagógicas por la Universidad Virtual Del Estado de Michoacán, colabora en el Semanario Presencia de Michoacán como subdirector regional y escribe para Changoonga, Monitor Expreso, SDP Noticias y Así es la noticia en Michoacán.