La escritora Elena Poniatowska recibió de manos del rey Juan Carlos de España, el premio Cervantes de Literatura 2013
Regeneración, 23 de abril 2014.-Con el asombro ante el silencio y el olvido vivido por las mujeres y los más pobres y quienes deben migrar en busca de mejores oportunidades empezó Elena Poniatowska el discurso con en el acto donde recibió el Premio Cervantes.
«El silencio de los pobres es un silencio de siglos de olvido y marginación», afirmó
Poniatowska es la cuarta mujer en recoger el premio Cervantes, frente a 35 hombres ganadores del Cervantes, la primera mujer en recibir el reconocimiento fue Ana María Matute estaba en silla de ruedas, María Zambrano no pudo asistir y Dulce María Loynaz envió a una persona para que la representara. La autora es también la quinta ganadora del Cervantes mexicana, tras Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y José Emilio Pacheco.
Vestida con un traje tradicional de Juchitán, Oaxaca, Poniatowska recordó a García Márquez con estás palabras: “Antes de Gabo éramos los condenados de la Tierra. Pero con sus Cien años de soledad le dio alas a América Latina. Y es ese gran vuelo el que hoy nos envuelve y hace que nos crezcan flores en la cabeza”. Sus palabras y su tono daban fe de cómo aseguraba a Efe que se sentía, poco antes del discurso: «Nerviosísima».
La América indígena y desfavorecida representada por una mexicana culta de origen polaco. Eso ha sido Poniatowska en la entrega del Cervantes en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Recordó que el periodismo también puede ser literatura y, sobre todo, que la lectura y la cultura son esenciales para el ser humano, especialmente en un continente donde el índice de analfabetismo es muy alto, la pobreza aumenta y los gobiernos no prestan mucha atención a los pobres. «Antes de que los Estados Unidos pretendieran tragarse a todo el continente, la resistencia indígena alzó escudos de oro y penachos de plumas de quetzal y los levantó muy alto cuando las mujeres de Chiapas, antes humilladas y furtivas, declararon en 1994 que querían escoger ellas a su hombre, mirarlo a los ojos, tener los hijos que deseaban y no se cambiadas por una garrafa de alcohol».
Denunciado el eclipse que han vivido y viven aun las mujeres, la premio Cervantes evocó su alegre asombro por el idioma español que empezó a descubrir a los diez años cuando su familia se trasladó a México. Y de una niña que pasó de decir merci a divertirse pronunciando palabras como gracias y parangaricutirimicuaro.
En la tierra de Miguel de Cervantes está hoy una mujer tan sensible como combativa. Una periodista que empezó a darse cuenta de la realidad y a contarla hace 60 años cuando en 1954 la contrataron en el periódico mexicano Excelsior. Desde entonces, casi medio centenar de libros periodísticos, ensayos, novelas y biografías. Desde grandes reportajes y crónicas como La noche de Tlatelolco y Las soldaderas, hasta El universo o nada, la biografía novelada de su marido, Guillermo Haro; pasando por novelas como La piel del cielo o Hasta no verte, Jesús mío.
Poniatowska es creadora de una obra que conjuga diferentes registros para ver la vida. El resultado, según el jurado del Cervantes, es “una brillante trayectoria literaria en diversos géneros, de manera particular en la narrativa y en su dedicación ejemplar al periodismo. Su obra destaca por su firme compromiso con la historia contemporánea. Autora de obras emblemáticas que describen el siglo XX desde una proyección internacional e integradora. Elena Poniatowska constituye una de las voces más poderosas de la literatura en español de estos días».
Información: EL PAÍS