Más de 2 mil 600 pozos de la región de Chicontepec han requerido del fracking o fracturación hidráulica para extraer gas o petróleo no convencionales. método que contamina tierra, aire y agua, denuncia la Alianza Latinoamericana contra el Fracking.
Leticia Ánimas
Regeneración, 7 de noviembre de 2016. Huauchinango, Puebla.- Un 65 por ciento de los 4 mil 75 pozos petroleros abiertos en el Proyecto Aceite Terciario del Golfo del yacimiento Paleocanal de Chicontepec –que comprende entre otros a los municipios de Venustiano Carranza, Francisco Z. Mena y Pantepec-, debió ser perforado con fracturación hidráulica o fracking debido a la enorme complejidad geológica de la región.
Así lo considera la Alianza Latinoamericana frente al Fracking en su informe “Última Frontera: políticas públicas, impactos y resistencias al fracking en América Latina”, que analiza también las condiciones de la puesta en marcha de la cuestionada técnica para la extracción de hidrocarburos no convencionales en Chile, Colombia, Argentina, Bolivia y Brasil.
Según la presentación del caso México, elaborada por el Centro de Investigación y Análisis FUNDAR, aunque el ATG ha sido uno de los proyectos petroleros con mayor inversión, su producción diaria en este año por pozo es de apenas 17.5 barriles, es decir de unos 44 mil barriles diarios en esa región y de 144 millones de pies cúbicos de gas cada 24 horas.
“Ello implica que se tengan que perforar un número creciente de pozos para mantener la producción -con la consecuente- ocupación extensiva del territorio, y el desplazamiento de la población y de las actividades productivas de las zonas afectadas; así como el uso y contaminación intensivos de bienes como el suelo, el aire y el agua”, señala.
Además se ha afectado a la población, indígena y campesina en su mayoría, que desconoce de su uso y tampoco ha sido consultada sobre él, y ha dañado a los ecosistemas de estas regiones.
El ATG es también una zona de gran complejidad geológica y de baja permeabilidad por la existencia de arenas compactas, lo que implicó que unos 2 mil 648 de los 4 mil 75 pozos existentes, el 65 por ciento “han podido requerir fracturación hidráulica”, se asevera.
A CIEGAS
El fracking ha sido usado, además, violando las leyes ambientales, sin certeza en la cantidad de reservas probadas de hidrocarburos no convencionales y desestimando los riesgos sociales y ambientales que acarrea, es decir, “a ciegas” y a la fecha en México se han concesionado más de 8 mil kilómetros cuadrados para su instrumentación, apunta el documento.
El uso de la fracturación hidráulica, tampoco ha sido regulado. La Semarnat emitió una “Guía de Criterios Ambientales para la Exploración y Extracción de Hidrocarburos contenidos en lutitas”, que esboza algunas recomendaciones, pero no es de uso obligatorio.
Además “esta práctica es impulsada por el Estado mexicano sin cumplir con las obligaciones esenciales de informar a la población sobre las secuelas para los territorios, las personas, el medio ambiente y el futuro energético del país”. El fracking también favorece el despojo y el permiso para sus actividades es monopolizado por el presidente de la república, quien nombra al encargado de la agencia que otorga las licencias ambientales, señala.
La tierra entregada hasta el momento en México para la extracción de gas y petróleo de lutitas, representa menos de una cuarta parte de los de los 34 mil 830 kilómetros cuadrados que se piensan concesionar hasta el año 2019 en las cuencas Veracruz, Sabinas-Burro-Picacho, Burgos y Tampico-Misantla, que comprende, entre otros a los municipios poblanos de Venustiano Carranza, Francisco Z. Mena y Pantepec.
Según las estimaciones oficiales, en las áreas licitadas y ubicadas en los estados de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz y Puebla habría unos 5 mil 225 millones de barriles de petróleo crudo equivalente en las que, junto a las que se entregarán en los próximos cinco años, habría un total de 25 mil 275 millones de barriles. Sin embargo, la realidad de su existencia sólo podrá cuantificarse de manera efectiva con la perforación y fractura de los pozos, se establece.
En el documento se concluye además que con algunas variantes poco significativas, el uso del fracking avanza en América Latina a pesar del desconocimiento oficial y de la población sobre “sus riesgos y los alcances de los daños graves e irreversibles que puede ocasionar en el ambiente y la salud de las personas».