De acuerdo con el estudio, el 85.3% de los entrevistados considera que los crímenes contra los periodistas han aumentado mucho, mientras que 84.2% piensa que ha subido la inseguridad pública en general.
Regeneración, 25 de marzo de 2017.- En México, casi la mitad de los periodistas dicen haber sido amenazados alguna vez por su trabajo, esto ha llevado a muchos de ellos a adoptar medidas propias de seguridad, como autocensurarse, ocultar información a colegas de su propio medio (por temor a que se trate de un infiltrado), limitar su vida personal y cambiar sus rutinas de traslado.
De acuerdo a una investigación realizada por las académicas universitarias Mireya Márquez y Sallie Hughes, esta explora la manera en que los periodistas mexicanos tratan de defenderse ante la ola de violencia que enfrenta el gremio, cuya víctima más reciente ha sido Miroslava Breach, corresponsal del diario La Jornada en Chihuahua.
En entrevista para La Jornada, Márquez quien es investigadora y profesora de la Universidad Iberoamericana, en el campus Ciudad de México, indicó que ella y su colega Sallie Hughes, de la Universidad de Miami, llevaron a cabo el estudio titulado Worlds of journalism, se basaron en 377 encuestas a periodistas de todo México, que fueron realizadas entre 2013 y 2015.
Los principales hallazgos de este análisis, son el hecho de que los comunicadores no recurren a las instituciones para protegerse cuando son amenazados, sino que prefieren adoptar medidas de seguridad de “naturaleza pragmática” , pero esto no necesariamente garantizan su integridad a largo plazo.
Según este estudio, se revela que el 85.3% de los entrevistados considera que los crímenes contra periodistas han aumentado mucho, mientras que el 84.2% piensa que ha subido la inseguridad pública en general.
El 40.4% de los encuestados admitió haber sido amenazado alguna vez. De este número, 75% dijo haber recibido intimidaciones más de dos veces.
Un dato importante con respecto a la autoría de los ataques, es que 42.8% de los periodistas le atribuyeron las amenazas a haber publicado notas sobre el crimen organizado, pero 35% consideran que fue por ventilar temas relacionados con políticos y funcionarios.
La especialista subraya que “esto significa que no siempre se le pueden atribuir las amenazas al crimen organizado, como ha sido el argumento endeble de las autoridades. Se ha mucho en la falacia de que la violencia contra periodistas está necesariamente vinculada a la delincuencia. Es más fácil atribuírselo a ello, porque pueden ser todos y nadie, en vez de responsabilizar a otros actores sociales y políticos específicos.
También se resaltó que sólo el 5.9% dijo tener confianza en la policía, frente al 73.5% que afirmo tener poca o ninguna confianza. De igual manera, únicamente el 10% confía en el sistema judicial. De los 377 encuestados, sólo 7 de ellos acudieron a las autoridades para denunciar las amenazas, lo cual habla de una gran desconfianza.
Los resultados de este estudio no son nada alentadores, pero lo bueno es que los periodistas pueden ver en ello una excelente oportunidad para organizarse, pedir capacitación en seguridad, vincularse con organizaciones de otros países y exigirle a las autoridades que actúen para frenar la violencia contra el gremio.
Con información de: La Jornada