#Opinión Presentamos este análisis sobre el reciente desplegado que un grupo de intelectuales orgánicos y académicos publicaron en el periódico Reforma
En México no hubo fraude en 2006, pero ¿sí hay dictadura en 2020?
José René Rivas Ontiveros*
El pasado miércoles 15 de julio se publicó en el diario Reforma un desplegado titulado “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”, que tuvo como objetivo, entre otros, efectuar el obligado cuestionamiento al presidente de la República Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y por ende a la 4T, quien es presentado como un verdadero dictador, dizque por “ir concentrando en sus manos el poder del gobierno en detrimento de los demás poderes del Estado y los estados de la Federación […] ha destruido o deteriorado la administración pública y las instituciones constitucionales […] toma decisiones unipersonales, polariza a la sociedad en bandos artificiales, desacredita la autoridad de los órganos especializados como el INE a toda forma de expresión que no se identifique con su visión política”.
Estas afirmaciones que el grupo de “los abajo firmantes” maneja perversa, deshonesta e irresponsablemente, tras inventar una serie de mentiras de la misma forma en que siempre lo hace la ultraderecha cuando no tiene ninguna prueba para comprobar lo antes dicho, no existen más que solo en su maquiavélica imaginación.
El desplegado está suscrito por una treintena de conocidos personajes de la vida pública nacional, entre los cuales participan escritores, académicos, periodistas, exfuncionarios públicos de distinto nivel, exasesores en las diferentes instancias de la Administración pública federal, así como de los organismos descentralizados y “autónomos”, en por lo menos las administraciones de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto.
Pero si bien es cierto que entre “los abajo firmantes” se observa una gran heterogeneidad respecto a sus actividades cotidianas, lo es también que entre ellos existen por lo menos dos grandes coincidencias. Una de ellas es el hecho de haber sido beneficiados de muy diferente forma por los ya citados gobiernos de la etapa neoliberal, quienes además de cargos públicos, les otorgaron contratos millonarios, becas, inmerecidos reconocimientos, viajes al extranjero y otras concesiones del mismo tipo.
Otra de sus coincidencias ha sido su fobia, prácticamente enfermiza y gratuita, en contra de la persona del presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, a quien ya desde hace varios años cuestionan y calumnian independientemente de lo que haga o no haga, o de lo que diga o no diga, además de calificarlo de “populista” y de ser el “Mesías Tropical”. Así de absurdos y pueriles han sido siempre los argumentos de quienes se ufanan de ser científicos sociales y los creadores del pensamiento nacional.
Los personajes más activos y agresivos del grupo de los firmantes está liderado por Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze y Jorge G. Castañeda. En la actualidad, esto ya no es ninguna novedad, puesto que desde hace por lo menos 14 años todos ellos han estado estrechamente unidos en la defensa de los intereses más retrógrados de la sociedad mexicana, que no son otros más que los que ellos enarbolan. Así, la primera ocasión en la que aparecieron públicamente juntos fue el 3 de agosto de 2006, cuando ocurrió el fraude electoral en contra de AMLO. Ese día, “los abajo firmantes” publicaron un desplegado en los diarios El Universal y La Crónica, al que titularon “No hubo fraude”.
A partir de aquella ocasión y hasta ahora, Héctor Aguilar Camín, José Antonio Rivera, Roger Bartra, Humberto Beck, Jorge G. Castañeda, Christopher Domínguez, Enrique Krauze, Soledad Loaeza, Ángeles Mastretta, Jean Meyer, Federico Reyes Heroles, Guillermo Sheridan, Isabel Turrent y José Woldenberg han seguido marchando estrechamente unidos para preservar los privilegios que siempre habían tenido.
Así, y pese a las innumerables y documentadas violaciones a la Constitución y la legislación electoral —efectuadas por parte de Vicente Fox Quesada, el Instituto Federal Electoral (presidido por Luis Carlos Ugalde, que aún no había sido destituido), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el Partido Acción Nacional, Televisa y el Consejo Coordinador Empresarial—, ningun@ de los integrantes del grupo que hoy dice defender la democracia mexicana de la “terrible dictadura lopezobradorista” dijeron una sola palabra para condenar todas aquellas atrocidades en contra precisamente de la democracia.
Sin embargo, lo que sí dijeron en el citado desplegado fue que “Durante las campañas sobraron descalificaciones pero la jornada del 2 de julio fue ejemplar. […]. Todo ello transcurrió con normalidad. […] Celebramos que la pluralidad política del país quedó genuinamente expresada […]. Quienes firmamos este documento hemos seguido los argumentos y pruebas presentadas en el litigio. No encontramos evidencias firmes que permitan sostener la existencia de un fraude maquinado en contra o a favor de alguno de los candidatos. En una elección que cuentan los ciudadanos puede haber errores e irregularidades, pero no fraude”.
De esta manera, pues, “haiga sido como haiga sido”, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, con el apoyo y visto bueno de los “defensores de la democracia”, se convirtió en el presidente de la República. Desde entonces, todos ellos vivieron muy felices, mientras que el tejido social de un país gobernado por un usurpador quedaba hecho trizas.
* Politólogo, profesor e investigador de carrera en la UNAM y miembro del SNI.