Ante el incremento de la delincuencia y la incapacidad de las autoridades para atender los reportes de inseguridad, la población ha decidido culpar al indigente y se ha desatado una fobia ante quienes, en la mayoría de los casos, son indefensos
Regeneración, 20 de julio de 2017.– En Hermosillo, Sonora, se está desatando una fobia contra las personas que viven en las calles.
En la colonia Modelo y otras zonas, se han pegado comunicados en las paredes, además de grupos de WhatsApp para alertar a los vecinos sobre el lugar donde hay algún indigente para que no pasen por ahí o lo reporten a las autoridades para que vayan por ellos.
De acuerdo con Datos del Observatorio Sonora por la Seguridad, destacan que en el caso de Hermosillo entre enero y octubre de 2016 el robo con violencia aumentó un 336% comparado con el mismo período de 2015 y ha habido toda una campaña para culpar al indigente por la creciente delincuencia.
Ante el incremento de la delincuencia, el incremento de las personas en situación de calle y la incapacidad de las autoridades para atender los reportes de inseguridad, Manuel Emilio Hoyos, responsable del Observatorio asegura que la población ha decidido culpar al indigente y esa, ha sido la salida más fácil, por ello se ha desatado entre los ciudadanos este miedo ante quienes, en la mayoría de los casos, son indefensos.
«Como Observatorio nos llegó información de que había personas que se decían indigentes para robar, pero los indigentes generalmente andan buscando comida en los botes de basura o pidiendo dinero, no robando. Aquí hubo un manejo de criminalización del indigente, como diciendo que eran culpables de muchas cosas. La misma autoridad quiso manipular [la situación] para hacer creer a los ciudadanos que así era», dijo.
En Hermosillo, la presencia de indigentes ha aumentado. Distintas organizaciones estiman que el número podría superar los 3 mil. Su presencia en la ciudad es más notoria, porque antes se concentraban en un solo punto al norte de la ciudad, cercano a las vías, donde muchos migrantes esperaban el paso del tren que los llevaría a la frontera con los Estados Unidos. En esa zona también hay comedores populares en los que reciben alimentos gratis.
Sin embargo, de repente se fueron dispersando hacia otras zonas de la ciudad hacia vecindarios de clase media alta ubicados al sur de la capital, como la colonia Bugambilias, donde ya es común ver que en las bancas de los parques amanece gente dormida.
En el mismo tenor, Ulises Gutiérrez, fundador del proyecto Habitante, dijo que sobre el aumento de indigentes en la ciudad existen muchas teorías, desde que son migrantes que fueron encontrando trabajo en campos agrícolas cercanos y cayeron en el alcoholismo o las drogas, ex reclusos que no pueden encontrar empleo, hasta que desde otras ciudades con el mismo problema los fueron a dejar en Hermosillo.
«En las mismas colonias vecinas hay gente buena y mala. La gente que los está robando a lo mejor no es indigente. Me ha tocado ver indigentes que andan armados con machetes, pero no son la mayoría».
Por su parte, el gobierno municipal lanzó el programa llamado Mano Amiga, que atiende a personas en situación de calle y los traslada a un lugar donde pueda asearse, recibir consulta médica y mental, ropa limpia, alimentación y corte de cabello.
Sin embargo, los especialistas alertan que existe un vacío por parte de la autoridad, por eso «la gente toma acciones, aunque sean las equivocadas. Si la gente se interesara más por estas personas habría un gran albergue para indigentes».
Exhortaron a la población a no criminalizar a los indigentes ante el aumento de la inseguridad en el país.
Con información de Infobae