El investigador del Instituto de Fisiología de la UNAM señaló que se busca entender el genoma del ajolote para ayudar a afecciones por cáncer y envejecimiento
Regeneración, 2 de septiembre de 2019. El ajolote cuenta con un genoma de 32 mil millones de pares de bases de ADN, 10 veces más grande que el humano. Al descifrar toda su secuencia existe la posibilidad de que los científicos comprendan procesos moleculares que potencialmente sean empleados en medicina regenerativa, y para tratar afecciones asociadas al cáncer y también al envejecimiento.
Félix Recillas-Targa, el director del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, explicó sobre la reciente investigación con el ajolote, señaló que este hallazgo científico se trata de un logro a nivel técnico mayúsculo. Entre sus características encontraron una enorme cantidad de secuencias repetidas.
“Se trata de trechos de fragmentos de ADN idénticos repetidos cientos de miles de veces. Una composición de genoma muy particular en donde hay poca densidad de genes, y por ello, entender su organización fue todo un reto”, indicó el investigador.
Desde hace tiempo se ha planteado que las secuencias repetidas son importantes para la evolución de los genomas, aunque no ha quedado del todo claro. De hecho, el investigador universitario plantea que estas secuencias repetidas tendrían alguna influencia en la regeneración de tejidos, sobre todo, en casos como el ajolote y la salamandra.
El ajolote es un anfibio endémico del sistema lacustre del Valle de México, que tiene la capacidad de regenerar tanto el músculo como el hueso, e incluso, los nervios.
El genoma del ajolote
Recillas-Targa acotó que es imposible que el genoma del ajolote funcione para la regeneración de miembros humanos. No obstante, a través de su estudio, podría entenderse cómo ocurre esa regeneración y si tiene alguna explicación o aplicación en los tejidos de los seres humanos.
Esto debido a que las personas no tienen la capacidad de regeneración de extremidades, pero podría estudiarse el proceso curativo de una herida. “Creo que este modelo animal puede ayudar a la ciencia a abordar esas preguntas de perspectivas que no se habían entendido antes”.
El investigador también resaltó que este estudio contribuiría a conocer más sobre la fisiología de varios procesos celulares, por ejemplo, se sabe que el ajolote tiene una vida larga y que la tasa de formación de tumores cancerígenos es muy baja. Si nosotros entendemos su fisiología y biología molecular podríamos, tal vez, entender por qué tienen pocas probabilidades de desarrollar tumores.