Aunque hay presencia del EZLN desde el viernes pasado en el Caracol Oventic, será este martes cuando se haga el pronunciamiento del subcomandante Galeano
Regeneración, 30 de diciembre de 2018. Desde la madrugada del pasado viernes, unas 200 personas a bordo de 16 unidades estaquitas Nissan sin placas, con insignias del EZLN, además de una unidad Tortón, partieron de San Cristobal de las Casas con dirección al Caracol 1, en la ciudad de Las Margaritas (Madre de los caracoles del mar de nuestro sueños), zona de Selva Fronteriza para la participación de la celebración por el 25 aniversario del levantamiento zapatista.
Aunque la celebración del 25 aniversario del inicio de la guerra contra el olvido es este 31 de diciembre del 2018 y 1 de enero del 2019, a la comunidad zapatista de La Realidad han empezado a llegar desde el pasado viernes, a los diferentes caracoles, para registrarse y alistar la llegada del Subcomandante Galeano, antes Marcos, y miembros del Congreso Nacional Indígena (CNI) y al Concejo Indígena de Gobierno (CIG).
Según los organizadores, para llegar a la zona zapatista únicamente tendrán que seguir los grafitis, las grietas, y después encontrarán un letrero donde advierte: «Está usted en territorio zapatista, aquí el pueblo manda y el gobierno obedece”, Bienvenidos (as) a La Realidad».
El Caracol Oventic es un búnker en vísperas de las celebraciones del 25 aniversario del surgimiento del movimiento zapatista en los Altos de Chiapas.
Es el asentamiento indígena y rebelde más importante de la última década y se encuentra hermético ante la presencia de turistas extranjeros y periodistas que quieren cubrir el aniversario.
El acceso es restringido y solo entran y salen sus habitantes para realizar compras o trasladarse a otros puntos de la región.
Para los que se quedaron a cuidar su Caracol, la comida del último día de 2018 será sencilla; arroz, frijoles y pollo, todo extraído de las tierras que los mismos indígenas trabajan en el Larráinzar, El Bosque y Bochil.
De cada una de sus comunidades, cargará con alimentos y semillas para cenar, como habitualmente lo hacen para conservar el sitio que ha servido como escudo autónomo.